Nueva bacteria puso en apuros al Hospital Belga, pero se la aniquiló
“Cada vez aparecen bacterias más graves que nos ponen en apuros”, afirma el jefe médico del Hospital Belga, Jose Manuel Arrieta.
El año pasado se atendió a tres pacientes con esterotrofomona, bacteria que ”nos ha costado mucho hacerla desaparecer”.
Arrieta explica que se trata de un germen desarrollado en otro hospital de Cochabamba y que los cultivos dieron positivo, al hacer investigaciones para descubrir el antibiótico adecuado.
Estas cepas más avanzadas necesitan antibióticos muy caros que deben ser administrados a los pacientes dos a tres veces por día. “Es la única opción”, de lo contrario, el futuro del paciente es trágico.
Los médicos del Hospital Belga tienen que combatir toda la gama de los estreptococos, estafilococos, bacterias grampositivas y gramnegativas. “Son bacterias que son controlables, prevenibles, pero de tiempo en tiempo aparecen cepas difíciles”, agrega el Jefe Médico.
En los últimos dos años, no se ha presentado una Fournier, que es una contaminación muy grave por bacterias anaeróbicas, que ponen en emergencia a todo el sistema hospitalario. Esa bacteria entra al cuerpo mediante una lesión en la piel, y las personas con un sistema inmunológico débil tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad que se propaga rápidamente. La fuerte infección destruye los tejidos. “Estamos preparados, porque cualquier rato nos puede llegar”, asegura Arrieta.
Para prevenir las infecciones, el Hospital Belga cuenta con un Comité de Infecciones conformado por un equipo multidisciplinario de internistas, infectólogo, bioquímicos, farmacéuticos , médicos, enfermeras y personal de limpieza para seguir normativas a fin de detectar, controlar cualquier brote epidémico y minimizar las posibilidades de diseminación de la enfermedad.
En cuanto llega un paciente con infección o proveniente de otro centro médico, se hacen multicultivos de las secreciones saliva, orina, cultivos hemáticos y de piel, con distintos métodos. De entrada se hace un tratamiento de antibiótico empírico, de acuerdo a la posibilidad de infección, hasta que el laboratorio informa de qué bacteria se trata.
En quirófano se tiene un sistema de flujo laminar, con aire filtrado y puro, con lo que se evita la diseminación de cualquier bacteria. “Son controles muy cautelosos en la detección de cualquier infección, porque en el Hospital se realizan cirugías de alto nivel cardiológico y trasplantes”, dice Arrieta. Además, al Hospital acuden pacientes con enfermedades coronarias, con diabetes avanzada, lo que significa que su estado inmunológico está deprimido y se los debe proteger de la mejor forma posible.
En la calificación anual del Servicio Departamental de Salud, sobre de la forma de esterilización de quirófano y el manejo del material en sala, el Belga obtuvo la calificación “diamante” , con 100 puntos.
El Hospital Belga usa otro quirófano bien equipado para abscesos graves y pacientes sospechosos de gérmenes muy agresivos, para no mezclar nada con el resto del hospital.
Se usa todo desechable: batas, material de tela que no se esteriliza, va al incinerador.
EMSA recolecta basura y vienen contenedores especiales que van a su centro crematorio.
El comité para prevenir infecciones hace estadísticas para ver posibilidades de infección y dicta cursos de bacteriología y de antibioticoterapia. Se trata de estar listos antes que llegue una epidemia en el hospital. Se adoptan medidas de barrera para evitar infecciones y sobreinfectarse.
Lavado de manos
Antes y después de atender un paciente, los médicos deben lavarse las manos, con técnica depurada, para no llevar la infección a otros.
20
Trasplantes
El hospital Belga realiza un promedio de 20 trasplantes renales al año. Tiene una capacidad de 45 camas y atención en diferentes especialidades.
Todo paciente que proviene de otro hospital es aislado.