Rebeca ingresó sana a una cirugía estética y por poco pierde la vida
“Me sometí a una cirugía estética, que se supone iba a terminar mejor de lo que me encontraba.Quería mejorar mi apariencia. El sueño de verme mejor se convirtió en la peor decisión que he tomado en mi vida”, reflexiona Rebeca, que pide reserva de su identidad.
La joven profesional, madre de dos niños, enfrenta un proceso penal contra los responsables de poner en riesgo su vida. La demanda es por lesiones graves, ejercicio ilegal de la medicina, falsificación y uso de documento falsificado.
“Sigo con esta demanda porque quiero que se establezca la verdad”, dice.
La cirugía estética de abdominoplastia “terminó con mi trabajo, porque estuve más de 70 días con el abdomen abierto. Afectó a mi familia y a mi vida. Lo que se suponía iba a levantar mi autoestima, terminó destruyendo mis sueños. Quedé con una cicatriz que no va a desaparecer nunca, de cadera a cadera y la parte más fea es de 20 centímetros”, lamenta.
Rebeca considera que el médico que no tuvo el cuidado suficiente. “Cuando salí de la clínica, le dije estoy mal, la zona estaba caliente, roja, pero según el doctor era parte del proceso. Tienes que tener paciencia, es normal, parte del proceso”, le tranquilizó el médico.
Para el primer control, unos cuatro o cinco días después de la cirugía, el médico quita el vendaje y la herida estaba abierta, con bordes negros.
Pese a ello, el médico insistió en que eso era “normal”, que quizás la cinta micropor dañó la piel, o que era alérgica.
“La línea de mi cesárea es un hilo, lo que quedó de la cirugía estética es una marca gigante, horrible, que no la quiero ver”, dice Rebeca, sin poder contener las lágrimas que ruedan por sus mejillas.
Después de la cirugía, la joven madre retiró todos los espejos de su casa porque no quería ver la herida abierta.
“Cada vez que tengo que mirar las fotos, me acuerdo de todo lo que tuvimos que pasar, el sufrimiento de ver a mis hijos pequeños, el miedo de que yo podía morir. El menor acaba de cumplir tres años”, dice.
El médico operó a Rebeca se fue de vacaciones y dejó a cargo de la paciente a otro, que no es especialista. “Cuando la herida empezó a abrirse más sentía dolor, estaba caliente y todo me picaba. Me asusté. Fui a un laboratorio y me hice un cultivo y salió que tenía una bacteria intrahospitalaria”. La joven fue con el resultado a donde el médico para que le explique cómo había entrado esa bacteria y el médico dijo que no tenía idea. Que no confiaba en ese laboratorio. Entonces, tomaron un nuevo cultivo para confirmar, en el laboratorio de la clínica, que era una bacteria multirresistente.
La clínica no tenía un infectólogo y Rebeca tuvo que buscar esos servicios en otro centro médico.
“Yo entré sana a una cirugía programada. No tenía la bacteria. Me hice varias pruebas. La infección se manifestó en los primeros 10 días después de la cirugía. La bacteria que salió en el cultivo era multirresistente y estuve postrada 70 días. Con la ayuda que me dieron y el tratamiento de la infectóloga pude salir”, dice la joven.
El médico que operó a Rebeca no tiene registro de especialista en Bolivia.
“ Lo único que les importa a algunos médicos solo es cobrar, irse de vacaciones y olvidarse de los pacientes”, comenta la joven, que sufrió abandono del médico tratante. Además, fue acosada y humillada por el médico y la clínica. Sufrió maltrato.
“El médico falsificó mi forma en el expediente. La denuncia está en la Fiscalía por las lesiones y la falsificación. Dos de los médicos están con imputación. Con relación a la falsificación de un consentimiento informado, se tiene documentación pruebas de testigos, una pericia grafológica y un informe policial que indica que la firma no corresponde a Rebeca y que la falsificaron.
“Hicieron muchas cosas por tratar de esconder lo que pasó, pero las pruebas están allí. Lo que falta es la conciencia y el valor de los médicos para aceptar el daño ocasionado”, agrega
La cirugía de Rebeca fue en junio de 2017 y la denuncia fue presentada en septiembre de ese año. En diciembre de 2018, salió la imputación.
“No sé si los fiscales, tienen poco conocimiento de medicina, pero ante tanta prueba que se ha presentado, el caso no están avanzando como debería”, agrega.
Seguir un proceso penal contra médicos por una infección intrahospitalaria implica pérdida de tiempo, dice Rebeca. La aparición de otras víctimas de malas prácticas médicas, de presunta negligencia y de infección intrahospitalaria, dieron un nuevo impulso a Rebeca y esperanza de en contra justicia. “Dios se ha compadecido y me ha dado una nueva oportunidad”, agradece la joven madre.
Se pregunta qué habría pasado si no tenía los medios para hacer el tratamiento con los antibióticos de alta gama. No obstante, aún no supera las secuelas de la infección intrahospitalaria, pues sigue con fisioterapia y no puede trabajar por las mañanas, porque tiene que dedicarse a los procesos contra los médicos.
Las víctimas de negligencia médica de una clínica en Cochabamba se dan ánimos para no rendirse a las adversidades. Los primeros días de enero, tuvieron que hacer un bloqueo en la avenida Aniceto Arce para acceder a una audiencia con el director del Servicio Departamental de Salud (SEDES), Rodolfo Mena. Hace unos días recién hubo una inspección del SEDES a la clínica y el resonsable de la Gestión de Hospitales, Juan José Zapata Villegas dijo que el caso de la clínica está a cargo del Ministerio de Salud. La clínica aludida afirmó que, como el caso está en la justicia, allí se demostrará la verdad de los hechos.
Milagro
Rebeca considera que su supervivencia a una infección con bacterias de hospital es un milagro, porque acertó al hacerse un cultivo .
2017 Fue la cirugía
Rebeca se sometió a una cirugía estética en junio de 2017. El proceso penal empezó en septiembre de ese año y recién en diciembre pasado la Fiscalía imputó a los dos médicos acusados de lesiones graves