2 ofrendas humanas denunciadas, una sobrevivió y otra desapareció
El albañil Isidro Quispe y el niño Joel Condori, de ocho años de edad, protagonizaron los dos casos de presuntos sacrificios humanos más amplificados en Bolivia.
Ambos sucesos ocurrieron en La Paz. El albañil, supuestamente, logró escapar de un ritual en el que sería sepultado vivo para consagrar un puente en ese departamento occidental. Pero, el menor de edad aún está desaparecido y sus padres insisten en que fue tomado por mineros para ser entregado a “El Tío”.
El primer hecho data de hace 11 años. En noviembre de 2007, Isidro desapareció luego de asistir a un desfile y "tomar con unos amigos".
Lo poco que recordó es que, tras ser emborrachado y aturdido, intentaron sepultarlo vivo, como parte de una ofrenda para la construcción de un puente. “Es una tradición aymara que todos conocen y ocultan”.
Dijo que le ofrecieron trabajar en la edificación de esa infraestructura, pero se resistió, pues "cualquier cosa podía pasar". Y, así fue. “Tres personas me habían hecho tomar (beber) para luego enterrarme debajo del puente, pero me escapé", contó ese entonces Isidro desde un hospital de La Paz, donde convalecía debido a las numerosas heridas que le provocó la paliza que recibió cuando casi acabó enterrado.
La desaparición del albañil movilizó a su esposa Agustina Noa, quién, inicialmente, reportó el caso a la Policía, pero no la ayudó a buscar a Isidro.
Afligida, la mujer pidió colaboración a todo el pueblo de Puerto Acosta (La Paz). En criterio del cuñado de Isidro, Félix Noa, el hecho de que todos los vecinos estén alerta obligó a que los autores del intento de sacrificio liberen a su víctima. "Lo tenían encerrado en un cuarto y cuando vieron al pueblo movilizado lo echaron al cerro".
TRADICIÓN
La historia de este campesino, supuestamente, es parte de una de las “más oscuras tradiciones de los aymaras”, que ante cualquier construcción obliga a hacer una ofrenda a la Pachamama.
En las pequeñas obras, la Madre Tierra se conforma con la muerte de una llama, pero en las mayores exige algo más: un ser humano. "Costumbre es", reconoció Isidro, padre de nueve hijos.
MINAS
Pero, la Madre Tierra no es la única deidad a la que se le rinde culto con seres vivos en Bolivia, “El Tío” también lo es.
El médico tradicional kallawaya Abelino Paucar y el curandero Raúl Ayma coincidieron que los mineros entregan llamas a “El Tío”, esto “para que el mineral no falte”.
Ayma detalló el “sanguinario acto que ejecutan. “Meten al animalito dentro la mina, ahí lo matan, le sacan el corazón y los mineros comen su carne, haciéndola cocer a la brasa. Luego, los huesos son quemados y las cenizas entregadas a ‘El Tío”.
Ambos expertos afirmaron que no atestiguaron sacrificios humanos, pero, cuando estuvieron en regiones mineras, “era común escuchar”.
Lo que ambos dicen que oían, presumiblemente, se materializó el pasado 14 de septiembre de 2018, otra vez en La Paz. Joel Colque de 8 años de edad desapareció y su padres denunciaron que fue enterrado vivo en una mina de Aucapata de ese departamento.
Los comunarios les contaron que los mineros le ofrecieron dulces para convencerlo de ingresar al socavón y ahí lo mataron. Según los progenitores, no es la primera vez que un niño se pierde en ese sitio.
La Policía, hasta ahora, está enfocada en esclarecer el hecho, pues ya intervino la mina en la que supuestamente ocurrió el ritual y no halló el cadáver. Esta semana, una comisión multidisciplinaria ingresó al lugar donde el niño Joel desapareció para continuar con las investigaciones.
¿QUÉ SUCEDIÓ?
Ayma opinó que los sacrificios humanos no son frecuentes en las minas. Sobre el caso de Joel, presumió que algún trabajador tuvo un sueño en el que “El Tío’ le pidió un ser y a cambio no cobraría la vida de alguno de sus compañero o la de él mismo”.
Explicó cómo pudo haber sido la entrega. “Es muy diferente al sacrificio de una llama, solo lo llevan (al niño) hasta donde está ‘El Tío’ y ahí aparece como un maligno y se lo lleva”.
La Policía aún no emitió ninguna hipótesis respecto al caso de Joel, pero el ministro de Gobierno, Carlos Romero, exigió la pena máxima para los autores de ese hecho.
OPINIÓN se contactó con el presidente de la Federación Nacional de Cooperativas Mineras de Bolivia, Feliciano Mamani, para conocer la posición de ese sector respecto al reciente suceso, pero él no devolvió la llamada, como aseguró hacerlo.
Pérdida
Joel Condori desapareció cuando sus papás lo enviaron a ver su vehículo, que estaba estacionado bastante cerca de la familia.
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“Este tipo de crímenes en pleno siglo XXI deben ser profundamente investigados y los autores sancionados con la pena máxima que señala la Constitución para delito de asesinato”, así escribió en Twitter el ministro de Justicia, Héctor Arce.