Fieles afirman que el Señor del Buen Viaje obra milagros
Motivados por su “profunda devoción”, Gabriel Arancibia y su esposa, Carla Fuentes, han llegado hasta el templo Santiago Apóstol, de El Paso, sin fallar, en los últimos cinco años. Esta pareja de esposos asegura estar “eternamente agradecida”, con el Señor del Buen Viaje, porque les bendijo con lo que ellos consideran un milagro.
A finales del año 2012, Gabriel fue diagnosticado con diabetes, y el solo hecho de conocer esta noticia le afectó tanto, que empezó a adelgazar hasta quedar “irreconocible”.
Un compañero de trabajo le recomendó encomendarse al Señor del Buen Viaje y, si tenía la convicción suficiente, pedirle por su salud.
Así lo hizo, y a los cuatro meses, contra todo pronóstico de los médicos, empezó a mejorar hasta recuperar su peso y su buen semblante.
“La fe mueve montañas”, asegura con una profunda convicción Gabriel Arancibia, quien actualmente lidera un pequeño negocio de comida en el municipio de Colcapirhua.
Al igual que Gabriel y su esposa, otros fieles que asisten el segundo domingo de cada mes a El Paso afirman haber sido bendecidos con algún milagro, en lo que se refiere a su salud, también con un buen empleo, unidad familiar o bienes materiales.
Algunos devotos asisten a El Paso desde hace un par de años, mientras que otros lo hacen por décadas, pero el común denominador de todos ellos es su perseverancia.
UN PRIVILEGIO Ser pasante en El Paso es un privilegio que conlleva la espera de hasta siete o más años. Ese fue el caso, por ejemplo, de la familia Escalera, encargada de pasar la fiesta principal hoy, segundo domingo de noviembre.
Los pasantes de la fiesta del Señor del Buen Viaje se encargan de contratar a los mariachis que amenizarán la misa principal a las 11 de la mañana y la banda de música que se encuentra afuera del templo.
Además, debe ocuparse de adornar el templo y colocar las flores.
Juan Carlos Escalera, uno de los pasantes de esta fiesta mayor, afirma que sus padres fueron quienes les inculcaron su devoción por el Señor del Buen Viaje y ahora él, como padre de familia, hace lo mismo con sus hijos.
“Nuestros padres, especialmente mi mamita, que falleció hace nueve años, nos inculcaron la fe, la devoción y el respeto por el Señor del Buen Viaje. Es ya una tradición dentro de la familia Escalera”.
Asegura que su familia ha vivido “en carne propia” las bendiciones del Señor del Buen Viaje, por lo que una forma de retribuir estos favores es organizando esta fiesta en su honor.
Escalera comentó que su madre fue diagnosticada hace unos 25 años con cáncer, y después de someterse a una serie de operaciones los médicos le aseguraron que le quedaban cinco años de vida, como máximo.
Ella empezó a asistir a El Paso para participar de la misa y la procesión del segundo domingo de cada mes, donde pedía por su salud.
“Pasaron hasta 20 años y mi madre seguía con buena salud. En ese tiempo fue sometida a quimioterapias. La única explicación que encontramos es que su devoción al Señor del Buen Viaje nos ha bendecido con ese milagro de vida”.
La matriarca de la familia Escalera pasó la fiesta principal de noviembre en tres oportunidades y esta es la primera vez que lo hacen sus hijos.
Escalera señala que sus padres fueron quienes le dieron un nuevo impulso a la fiesta, hace 20 años, cuando estaba declinando.
El pasante de noviembre da testimonio de que la fiesta del Señor del Buen Viaje ha crecido en número de personas que participan, y lo que le llama la atención, en forma grata, es que entre los asistentes se puede ver a jóvenes que acompañan a sus padres o, en algunos casos, solos.
Otro de los pasantes, David Escalera, afirma que es importante dar testimonio de las bendiciones del Señor del Buen Viaje.
Una de las más jóvenes de la familia Escalera, Dana, asegura que al Señor del Buen Viaje le piden, con prioridad, unidad y salud.
Recuerda que sus abuelos le inculcaron el cariño hacia el Señor del Buen Viaje, desde pequeños.
BIENESTAR Ángel Peña es otro devoto que asiste en forma continua a la fiesta del Señor del Buen Viaje desde hace ocho años.
Destaca que llega hasta El Paso por devoción y aprovecha, después de la fiesta, para compartir un plato de comida con su familia. Como la mayoría de los fieles, Peña le pide al Señor del Buen Viaje salud. Considera que a sus 81 años ha sido bendecido por él, porque todavía se siente fuerte.
El pasante es una figura que llegó con la Colonia
Melby Mojica
Investigadora sociocultural
El pasante de las fiestas religiosas es una costumbre que llegó con la Colonia cuando los españoles arribaron a América. Ellos impusieron las figuras del mayordomo, el pasante y el alférez, mediante la Iglesia, y de esa forma demostraban su poder sobre los fieles y lograban que estos se comprometan con esta clase de actividades.
El pasante, que es el encargado de organizar la fiesta religiosa según sus posibilidades, busca demostrar que es un devoto comprometido y que quiere retribuir las bendiciones que, en este caso, ha recibido del Señor del Buen Viaje.
Esta persona invierte en la fiesta para que el templo esté bien adornado, contrata mariachis y organiza la recepción social en la que participan sus invitados. Su objetivo es que la celebración sea notoria.
Es importante que el pasante, además de organizar la parte material, exprese su fe sincera como agradecimiento a las bendiciones que haya podido recibir.
Recuerdo que hace unas dos décadas, los matarifes de Cochabamba eran los encargados de pasar la fiesta del Señor del Buen Viaje, que se realiza el segundo domingo de cada mes.
Se debe recomendar que en estas fiestas religiosas no se exagere con la comida ni la bebida, porque a veces la fiesta termina en gula y mucho consumo de alcohol.
Esta costumbre del pasante ha generado una influencia fuerte en nuestro medio.
Por ejemplo, en el Valle Alto, las familias se encargan de organizar las fiestas religiosas como pasantes, por rotación, mediante un rol.
Algunos pasantes demuestran ostentación cuando organizan una fiesta, porque quieren evidenciar que tienen dinero. Lo que preocupa es que algunos pasantes mayores están pensando más en qué invitarán en la fiesta y se olvidan de la devoción.