Jairo: “Pensaba que la cárcel era injusta, pero sé que erré”
Jairo tiene 34 años y es carpintero. Estuvo detenido preventivamente en una cárcel por el delito de violencia física y psicológica contra su esposa.
“Cuando llegué al penal estaba muy enojado. Creía que la orden de la jueza, de enviarme acá, era muy injusta y no quería admitir que lo que hice estaba muy mal. Mi rabia solo crecía”, recuerda.
Los profesionales del proyecto del Centro Terapéutico Hombres de Paz van hasta los recintos penitenciarios de San Sebastián y San Antonio para realizar sesiones con los detenidos preventivos, con la intención de que puedan cambiar sus pensamientos y actitudes al salir.
Jairo asistió a 18 sesiones, y él mismo habla del cambio que experimentó en su forma de ver el mundo y en su propio corazón. “Con cada una de las sesiones me fui dando cuenta de que no era mi esposa la que estaba equivocada, sino que yo había cometido graves errores. He ejercido violencia contra ella, y eso me trajo consecuencias porque es un delito”, declaró.
Las consecuencias fueron más allá de un encierro temporal. Existe en curso una orden de alejamiento que le prohíbe acercarse a sus hijos y a su esposa. Pero, no solo es la instrucción judicial la que lo separa de su familia. “Me he dado cuenta de que mi esposa, que ya es mi exesposa, no quiere volver conmigo. Eso me hace sentir muy mal, pero quiero cambiar, mejorar mis ingresos económicos y hacer todo diferente, para poder ver a mis hijos. Con sangre he entendido que la violencia no resuelve nada, conversar sí. Viví en un hogar violento, pero pensaba que yo no era así. Pero me equivoqué”.