“Ya ni los hijos nos respetan”
Una mezcla de sentimientos invaden a Teresa Ayoroa Ferrufino cuando habla de sus cinco hijos y de lo que está pasando en su hogar. La ama de casa dedicó lo mejor de su vida a su familia, pero, ahora que tiene 66 años, siente que no recibe el trato, dedicación, paciencia, pero, sobre todo, el amor que, en su momento, ella les dio.
Si bien físicamente parece estar en buenas condiciones, la amargura se refleja en sus ojos y su rostro cuando se refiere a sus vástagos.
“Ya ni los hijos nos respetan. Con un grito nos hacen callar. No tienen el mínimo respeto por lo que opinamos sobre determinados temas”, dijo.
Lamentó que esas personas que en algún momento fueron criadas con valores y principios, ahora, se hayan “olvidado” de todo lo bueno que recibieron de sus padres y que, “por comodidad o por facilidad”, hayan decidido dejar de lado a sus padres, ignorarlos y, en muchos casos, hasta abandonarlos a su suerte.
“Varios adultos mayores me han comentado que sus hijos los tratan peor que a un animal. Los tienen encerrados. No les dejan comer con ellos en la mesa de su casa. Les dejan los alimentos en sus cuartos. Es increíble el maltrato que soportan esos ancianos”, indicó.
Añadió que, por ahora, ella todavía comparte con su familia, pero, se siente víctima de violencia sicológica por las agresiones verbales que a veces recibe.
IDIOMA
Un aspecto que llamó la atención de Teresa es que los funcionarios públicos no hablan quechua y, por esa razón, maltratan a los adultos mayores del campo.
Ese grupo de personas que llega a la ciudad en busca de ayuda financiera o que necesitan sus documentos personales no son atendidos porque solo hablan quechua.
“Nadie los orienta. Los tienen horas parados y, al final, esos adultos mayores no encuentran soluciones a sus problemas y tienen que volver a sus pueblos sin nada”.
Ese mismo problema pasa en los centros de salud, los médicos y enfermeras solo hablan castellano. No encuentran formas para comunicarse con los adultos mayores. Cuando por fin logran ser atendidos, se genera otro problema al momento de indicarles cómo tomar los medicamentos.
El artículo 234 de la Constitución señala que uno de los requisitos para permanecer y acceder a un puesto de trabajo en la administración pública es "hablar al menos dos idiomas oficiales del país”.
La Ley 269 General de Derechos y Políticas Lingüísticas del 2 de agosto de 2012 estableció un plazo de tres años para que los funcionarios aprendan un idioma indígena según el principio de territorialidad.
“Los hijos no deben olvidarse que algún día serán adultos mayores. Por lo tanto, deben dar el trato que esperan recibir”.
Consideración
La ama de casa pide a los hijos, familia y autoridades que sean considerados con los adultos mayores y que respeten sus derechos.