Juan Siles buscó al Che durante cinco meses
Alrededor de 2.300 hombres fueron movilizados al oriente boliviano para ir tras los guerrilleros. En la actualidad, los beneméritos se sienten olvidados.
08 de octubre de 2017 (18:43 h.)
LOS RECUERDOS
Sobre una tela blanca tendida sobre el verde de una mesa de billar, Siles, quien es el presidente de la Federación Departamental de Beneméritos Ñancahuazú de Cochabamba, acomoda fotografías, antiguas publicaciones de periódicos, sus documentos de “dragoneante” y de benemérito de la guerrilla de Ñancahuazú, además de una edición del diario del Che y un par de fotos grandes, una de antes de ir al oriente y otra de los días de incursión en esa región.
Ahora tiene 68 años, expone algunas canas y en su pecho cuelga un par de lentes. Es propietario y administrador de una sala de billar que está situada en el centro de la ciudad de Cochabamba.
Asegura que su historia es la real del soldado boliviano durante la guerrilla.
Con algunas fotocopias y un resaltador en las manos combina su relato mientras expone las coincidencias de su historia con los registros escritos por el Che en su diario.
Como él, alrededor de 2.300 bolivianos fueron llevados a la zona y participaron de la guerrilla.
A los 17 años, con menos de 50 kilos de peso, insistió en ser parte de las Fuerzas Armadas (FFAA) y cumplir el servicio militar. Vivía en Llallagua (Potosí) y se presentó en el Centro de Instrucción de Tropas Especiales (CITE) en Cochabamba.
De ahí fue destinado al Regimiento Ingavi, 4 de Caballería, en el Estado Mayor en La Paz.
Entonces, ahí “se rumoreaba que había gente extraña, extranjera en el oriente”, pero todavía no se decía nada del Che.
Luego de la primera emboscada, registrada el 23 de marzo, en la que murieron siete soldados, el Congreso Nacional de Bolivia ordenó a las FFAA movilizar militares a la zona de operaciones. Entre ellos estaba el Escuadrón B, el de Siles, conformado por 81 hombres.
Siles expone una foto en Mallasa (La Paz), donde su escuadrón fue preparado para ir a la Guerra de Guerrillas.
“Nos dieron unos cursos, pero en un montecillo que no tiene comparación alguna con los lugares donde hemos pernoctado en la misma guerrilla. Allá, no había agua ni alimentos. ¿Qué íbamos a comer? Hacíamos supervivencia”.
SEGUNDA EMBOSCADA Tras la segunda emboscada, el 10 de abril, también hubo muertes y fue cuando se enteraron de que los extranjeros en Bolivia eran cubanos y estaban a la cabeza del denominado Che.
“Nuestros comandantes nos dijeron que existía la presencia del Che. Eran cubanos expertos”.
Entonces, el objetivo era encontrar al Che. Siles nunca lo vio.
“Todos patrullábamos por todo lado (…) Hemos estado cinco meses en el monte. Salíamos a algunos pueblos, pero era por dos o tres días, no más”.
Los soldados bolivianos habían recorrido el monte por lugares como Tatarenda, Ipitá, Gutiérrez y Lagunillas, entre otros.
La primera pelea “era contra los insectos”.
Buena parte de los soldados era del occidente del país, de un clima diferente, y fue preparado en condiciones distintas.
Recuerda que sufrieron afecciones estomacales porque ante la falta de comida consumían lo que encontraban en el monte. Luego, aprendieron “de los cambitas” a elegir qué comer de la zona.
Según narra, hubo meses enteros en los que ni siquiera se cambiaban de ropa. “Ya no teníamos ni ropa interior. Y de las medias solo quedaban las canillas”.
Algunas de las fotografías exponen a los soldados con los uniformes avejentados y rotos.
En esas circunstancias, se desarrolló la guerrilla.
“¿Qué quería el Che? Quería tomar Bolivia e irradiar desde aquí a Perú, Argentina. Vino a Bolivia por circunstancias que solamente él conocía. Pensaba irradiar con focos guerrilleros a todo lado, a nuestros países vecinos”.
Siles recuerda que las diferencias con sus contrincantes eran evidentes, tanto en la experiencia como en edad, porque había “casi niños”, citando al mismo Che en uno de sus escritos.
Expresa que morían tenientes, soldados y oficiales bolivianos que tenían muy poca experiencia. “Eran cadetes recién egresados, jovencitos. junto con nosotros. Frente a don Ernesto Che Guevara, quien tenía 37 años, yo tenía 17 o 18. Por otro lado estaba la experiencia en el manejo de armas. Ellos eran expertos. Entre nosotros, muchos, en algunas compañías, aprendieron a disparar en la misma zona de operaciones . La compañía Trinidad ha entrado con machetes. Después, recién les han proveído de armamento, fusil máuser, que no es nada efectivo en el monte”.
El escuadrón de Siles permaneció en la región donde se desarrolló la guerrilla hasta el 24 septiembre. Luego, se quedó hasta noviembre en la Octava División, en Santa Cruz. El 26 de septiembre ingresaron los Rangers a la zona de la guerrilla.
NUNCA VIO AL CHE
Guevara fue capturado cuando el escuadrón de Siles ya estaba fuera.
“El 8 de octubre nos enteramos de que lo agarraron al Che herido y el 9 lo ejecutaron. Nosotros ya no estábamos en la zona (…) A mí ya no me impresionaba mucho. Lo que queríamos era salir y, como sea, irnos a La Paz, a nuestras unidades, si era posible a nuestras casas. Pero, nos han tenido hasta el mes de mayo todavía”.
Los cuadros militares estuvieron pendientes ante la posibilidad de que las guerrillas vuelvan a activarse.
Contrariamente a las adjetivaciones de “enemigos”, como se menciona en el mismo Diario del Che, Siles resalta que no podrían estar en contra de su propio país.
“Sabemos que Barrientos Ortuño estaba como un Gobierno de facto, pero después se sometió a las elecciones y salió presidente democráticamente. Además, nosotros no hemos ido a defender a Barrientos, hemos ido a defender el país, nuestro suelo patrio, de esa invasión que hizo gente armada".
En la actualidad, los beneméritos de Ñancahuazú, quienes en Cochabamba son alrededor de 90, no pudieron más que avanzar hasta el reconocimiento que les hizo el Estado como a “beneméritos”, mediante Ley de 2006.
Sin embargo, se sienten “olvidados y despreciados por las autoridades”. Ninguna norma se logró aprobar para que este grupo tenga beneficios similares a los de los beneméritos de la Guerra del Chaco.
Siles derrama algunas lágrimas por el desinterés de los gobernantes y porque entre los muertos de la guerrilla estaban sus amigos. A uno de ellos solo pudo visitarlo en la tumba, luego de que a los 17 años fueron juntos al cuartel.
Morían tenientes, soldados y oficiales (bolivianos) que tenían muy poca experiencia. Eran cadetes recién egresados, jovencitos, junto a nosotros”
Juan Siles
BENEMÉRITO DE ÑANCAHUAZÚ
El olvido
Los beneméritos de la guerrilla de Ñan-cahuazú reclaman la atención de las autoridades nacionales en el país.