En la Llajta hay 98 especies arbóreas que están en peligro de extinción
Descansar bajo la sombra de los “imponentes” chillijchis, en la zona norte de Cochabamba, era un deleite para Elba Mendoza y sus cinco hermanos, una actividad casi “rutinaria” de los fines de semana.
Elba, quien ya ronda los 78 años, recuerda con mucha “nostalgia y pena” esos tiempos en los que el clima prodigioso de la Llajta permitía tener una variedad de árboles nativos, que elevaban sus tupidos follajes hacia el cielo.
“Ahora, prácticamente ya no veo chilijchis y los que hay están muy descuidados, afirma esta jubilada que decidió vender la casa que tenía en la avenida América para mudarse a Tiquipaya.
El chilijchi es una de las 98 especies arbóreas que se encuentran en la categoría de amenaza en Cochabamba, en sus diferentes pisos ecológicos, advierte la docente investigadora del Centro de Biodiversidad y Genética de la Facultad de Ciencias y Tecnología de la Universidad Mayor de San Simón, Susana Arrázola.
En la misma línea, el investigador asociado del museo Alcide d´Orbigny Rodrigo Quiroga asegura que, según las investigaciones que se han realizado en San Simón, “la vegetación de Cochabamba está casi destruida”.
Estos 98 árboles, que están contemplados en el Libro Rojo de la Flora Amenazada de Bolivia, volumen I, son las especies nativas arbóreas más representativas de la región.
De las 98 especies arbóreas que están amenazadas, 44 se encuentran en una categoría alta y 47 en el nivel de vulnerable.
Otras siete están casi amenazadas.
Una de estas especies es la kewiña, planta bastante particular porque crece a una altura superior a los 3.200 metros sobre el nivel del mar.
Otra especie similar a la kewiña, según Arrázola, se encuentra en el Himalaya. “Y, por lo general, en las partes altas se halla solo pastos o arbustos”.
Los bosques de kewiña resisten las inclemencias del tiempo en el Parque Tunari, pero son devastados por los frecuentes incendios que ocurren en esta reserva natural, donde se queman, además, pinos y eucaliptos.
Arrázola puntualiza que en Cochabamba hay nueve especies de kewiñas, pero la del Parque Tunari es endémica.
Los chilijchis, árboles representativos del valle cochabambino, se encuentran también en amenaza y, en la actualidad, se puede observar pocos ejemplares.
La investigadora subraya que también están desapareciendo el soto y el aliso, que eran característicos de la serranía de San Pedro. Otra especie arbórea que está en peligro de extinción es el naranjillo que se utiliza para fabricar charangos.
SIETE ZONAS
A decir de la especialista en Ciencias Ambientales Karen Córdova, algunos árboles se han prácticamente extinguido y otros se encuentran en la categoría de especies amenazadas o vulnerables.
En el municipio de Cochabamba se elaboró una zonificación geoecológica, con siete niveles, desde el Parque Tunari, hasta la parte sur.
En la zona más alta de la ciudad se encuentra la kewiña, entre los 3.200 y 4.000 metros sobre el nivel del mar. Esta especie, que es hogar de la monterita (ave) es afectada por los incendios y la presencia de especies exóticas como el pino.
Un árbol, que según las investigaciones de Córdova está casi extinto, es el lloque, especie que “los biólogos no han visto en los últimos años en la zona urbana de Cochabamba, pero sí en provincias”.
Esta especie tenía su hábitat natural entre los 2.750 y 3.200 metros sobre el nivel del mar.
El lloque está, según el Libro Rojo de la Flora en Bolivia, en la categoría de vulnerable. Es una especie de los valles secos interandinos y sirve, como todas las plantas nativas, para la nidificación de las aves.
En la misma zona geoecológica se encuentra la tipa, especialmente en el municipio de Quillacollo.
Este árbol está en la categoría de amenaza, pero se encuentra todavía presente en Cercado, aunque por su gran tamaño los talan en la ciudad.
Córdova señala que se debería colocar tipas en los parques de Cochabamba porque atraen aves.
Las tipas pueden llegar a medir un poco más de 30 metros, así como los jacarandás que se desarrollan en lugares donde hay abundante agua.
Un poco más abajo, a la altura de la avenida América y Circunvalación, se encuentra la serie del chilijchi, que tiene una flor roja de la cual se elaboran fritos para el plato tradicional denominado uchuco.
Y como este árbol, de gran envergadura, está casi extinto (en la categoría vulnerable), el uchuco se cocina muy poco.
El chilijchi requiere bastante agua y por eso se lo puede encontrar también por la zona del aeropuerto y el río Rocha.
El biólogo Gonzalo Navarro lamenta que instancias como la Gobernación, Alcaldía o la Universidad Mayor de San Simón no tomen medidas para proteger el chilijchi, “una especie que tiene un alto valor cultural y tradicional en el valle, que constituía grandes bosques en la época final republicana”.
“El chilijchi es, sin duda, el árbol nativo más amenazado y se lo encuentra mayormente en jardines o espacios privados”.
Otro árbol que está en peligro de desaparecer es, según Navarro, el cedro “que era compañero del chilijchi, en los bosques de la zona norte, de la Circunvalación hacia el pie de la cordillera”
En la planicie del valle está presente el algarrobo, que también se está perdiendo. Este árbol espinoso se adapta a los suelos salinos, en la zona sur, por el aeropuerto, el cementerio y camino al Valle Alto, por La Angostura.
La vaina de esta planta es dulce y es consumida por algunas personas.
En la planicie del valle central están también los sauces, nativos y exóticos. Los que se encuentran, por ejemplo, en el río Rocha, son los criollos que pertenecen a Cochabamba. Las dos especies crecen en las riberas de los ríos y en las vertientes de la zona norte, donde están los aguateros.
A los sauces criollos los quieren sacar del río Rocha y no toman en cuenta que estos árboles evitan la erosión de los suelos, en caso de una riada, por ejemplo, advierte Córdova.
La última serie es la del soto, que pertenece a las serranías de Cochabamba, en San Pedro, La Coronilla y Cuturipa al sur.
LOS FACTORES
La disminución y posible extinción de especies forestales nativas se debe a varios factores. Uno de ellos es la impermeabilización del suelo, coinciden los especialistas en Biología y Ciencias Ambientales.
Córdova señala que debido al crecimiento de la mancha urbana se han ido cementando los suelos y se ha subido el nivel de la cota del Parque Nacional Tunari, que era clave para la recarga de agua.
Y como una gran parte de la ciudad está con cemento, el agua ya no se infiltra, el número de plantas disminuye y los pocos ejemplares que subsisten son talados, ya no se conservan ni en los jardines.
Las personas construyen viviendas, se amplía la mancha urbana y se va tumbando los árboles, reemplazando los nativos por plantas exóticas como el pino y el eucalipto que son fáciles de manejar, afirma Quiroga
Otro factor es la mala planificación. Las organizaciones territoriales de base deciden ahora sobre sus jurisdicciones, pero han entendido mal el concepto de área verde, que consideran que es mejor colocar equipamiento, una cancha deportiva, pero con cemento o pasto sintético, y encima talan los árboles para colocar un tinglado. El agua no ingresa al subsuelo y la tierra se vuelve más árida, señala Córdova.
ENFERMEDADES
Córdova advierte que en la zona urbana no se puede plantar un solo tipo de árbol, sino que deben colocarse diferentes.
Actualmente, se está plantando en muchos sectores de la ciudad una especie de hojas brillosas, de Asia, el ficus.
“La gente prefiere este árbol porque tiene una buena apariencia y no desprende muchas hojas, pero no se han puesto a pensar que puede afectar el ecosistema de la ciudad”, señala Córdova.
Estudios realizados en otros países concluyeron que cuando se coloca el mismo árbol en una ciudad, se enferma y se convierte en una plaga, porque se propaga sin control y empieza a matar todo lo que es nativo.
Un problema con el ficus es la mosca blanca, que propaga esta enfermedad a los árboles nativos de Cochabamba.
En algunos países como Argentina y Chile se han erradicado los ficus, por todos los problemas que han causado, y en Colombia ya han comenzado con esta tarea. La tendencia es volver a lo nativo porque se han dado cuenta de que esta planta trae muchas dificultades.
En algunos casos, a las plantas exóticas les va bastante bien, como al fresno, por ejemplo, pero eso no significa que se lo plante en todas partes, afirma Córdova.
Arrázola señala, además, que las especies introducidas compiten con las nativas por el espacio y el agua, creando un situación desfavorable para las locales.
Puntualiza que en la base de los pinos y eucaliptos no crecen otras plantas porque el suelo está acidificado.
ESPECIES AMENAZADAS
La docente investigadora del Centro de Biodiversidad y Genética de la Facultad de Ciencias y Tecnología de la Universidad Mayor de San Simón, Susana Arrázola, señala algunas de las especies arbóreas más importantes por su categoría de amenaza y endemismo.
Entre los árboles de la puna húmeda están:
- Tres especies de Kewiña (dos endémicas), una en categoría vulnerable y dos en peligro, que se utilizan para leña y cercos, además de forraje.
La lista contempla también los denominados árboles tucumano boliviano y entre algunos están:
- El naranjillo, que está en peligro, se utiliza para la construcción de charangos. Esta madera es preferida por el color atractivo y su resistencia a las termitas.
- La mara valluna, en categoría vulnerable, es endémica. Su madera se usa como tablones y vigas para la construcción de mesas y sillas. Se extrae también en grandes cantidades para leña con fines comerciales para la elaboración de carbón vegetal, de chicha y la preparación de la melaza de caña.
- El cedro rosado, en peligro, es una especie valiosa por su madera, resistente a la descomposición y fácil de trabajar. Se utiliza para la fabricación de puertas, ventanas y muebles y utensilios domésticos. Sirve como desinflamante muscular y para curar el paludismo.
- El chilijchi, en peligro. Se utiliza como árbol ornamental. Sus flores son usadas para elaborar frituras y guisos.
- El tarko (en quechua) o jacarandá se encuentra en categoría vulnerable. Es ornamental, se utiliza como combustible y su madera para la construcción de utensilios domésticos y el yugo timón de herramienta de arado.
- El nogal (vulnerable). Especie valiosa por su madera comercial. Se usa en construcción de muebles, postes y horcones de viviendas. La corteza se emplea en el techado de casas rústicas, las ramas y tallos como leña de cocina y horno (no producen mucho humo) y de los frutos maduros y secos se extrae su nuez que es comestible.
- El lloque (vulnerable). Se usa como leña el tronco principal y las ramas de rebrote, también para construir cercos para el ganado. Empleada como medicinal, las ramitas en infusiones sirven para el reumatismo, chiri pasasqas (escalofríos por pasar la noche mojados).
- Dos especies de quina quina (en peligro), una de ellas endémica. Su madera se usa en la construcción de carrocerías, su resina en medicina y perfumería.
- La j’arka, endémica y en peligro. Se utiliza en la construcción de cercos, elaboración de mangos de azadones. Árbol frecuentemente ramoneado y frutos de uso forrajero.
- El algarrobo (vulnerable). Sus frutos son usados para consumo humano y del ganado. Las flores, visitadas por abejas melíferas. También son utilizadas como colirio por la gente. Combustible importante (leña). Madera para construcciones rurales e instrumentos de uso agrícola rural.
- Soto o quebracho (vulnerable). Su madera se usa para durmientes, construcción (horcones, postes para cercos y machones de trapiches), leña y para carbón vegetal.
- La tipa (vulnerable). Usada como leña, madera, construcción de casas, ornamental. Su follaje, brotes y frutos usados como forraje para ganado vacuno ovino y equino. También utilizada como rompevientos y sombra para el ganado y el hombre.
YUNGAS
Entre los árboles de los Yungas se pueden citar:
- Pacay, en peligro de extinción y endémica.
- Cuatro especies de kewiña, en peligro, y dos son endémicas. Se utilizan para leña y hacer carbón vegetal.
Los árboles amenazados de la tierras bajas de Cochabamba son:
- Palo María (vulnerable). Madera comercial, empleada en construcción y mangos para herramientas. Es considerada como una madera fina, por ello también se la emplea en muebles, parquet, artesanías y ebanistería.
- El cedro blanco (vulnerable). Madera muy apreciada para trabajos de carpintería, mueblería, revestimientos. También es medicinal.
- Dos especies de almendrillo (en peligro). Se encuentran entre las principales maderas de exportación. Semilla tostada es comestible.
- El bibosi colorado (en peligro). Uso industrial para madera, frutos alimento para marimonos y otros mamíferos.
- La tarara amarilla (en peligro). Es una especie maderable, comercial, con valor ecológico intermedio y alto.
20 mil especies
Bolivia se caracteriza por ser un país megadiverso, porque tiene muchas especies y una gran diversidad de hábitats. Se calcula que en el país hay alrededor de 20.000 plantas, pero muchas de esas no están todavía registradas.
2 libros rojos
En el país se han elaborado dos libros sobre la flora que está en amenaza de extinción, uno de la parte andina (tierras altas) y otro del oriente (tierras bajas).
El Libro Rojo de la Flora Amenazada de Bolivia, volumen II, se encuentra en etapa de edición.
El algarrobo
“En la zona sur de la ciudad, el árbol emblemático que constituía la vegetación nativa original era el algarrobo. Ahora está reducido a individuos aislados. Hay también en zonas del Valle Alto”.
Gonzalo Navarro
Biólogo