Las fiestas marianas, más allá de la tradición
En Brasil, especialmente en Sao Paulo, los bolivianos celebran ch’allas, novenas, prestes y mantienen su devoción por los santos y vírgenes.
10 de septiembre de 2017 (18:56 h.)
Son las 12:00 de un sábado en la ciudad de Sao Paulo. El sol está radiante y se puede observar a bolivianos residentes en esta ciudad que llegan a la iglesia Nossa Senhora de La Paz, en la calle Glicerio, ubicada en uno de los barrios históricos, el barrio de Liberdade. A pesar del calor, los varones visten elegantes ternos y las mujeres bellísimas polleras y joyas.
Sin embargo, en la época colonial y antes de la presencia de los inmigrantes japoneses, el barrio de Liberdade era un lugar donde se practicaban ejecuciones de criminales y esclavos negros, que se extendieron hasta 1981 cuando recibe el nombre de Libertad (Liberdade).
Pero en una ciudad como Sao Paulo, que tiene unos 12 millones de habitantes, un barrio puede albergar a 300 mil personas o más, y al igual que en otros barrios, en el caso de Liberdade, la diversidad de culturas convive cotidianamente en sus calles.
La Iglesia Nossa Senhora de La Paz es un ejemplo, ya que la presencia de bolivianos, latinoamericanos, africanos y de otras partes del mundo transitan todos los días por sus instalaciones, que pertenece a la arquidiócesis scalabriniana de la Missao Paz.
La Missao Paz fue fundada en Sao Paulo, en 1940, con los objetivos de rescatar la identidad de los italianos en el exterior y renovar la misión scalabriniana. En la actualidad, su ayuda es fundamental para que inmigrantes y refugiados recién llegados puedan establecerse de la mejor manera en esta ciudad.
También posee la casa del migrante que acoge a inmigrantes o refugiados con dificultades, a quienes ofrece cursos de capacitación, y presta asistencia para la regularización de documentos, servicio de salud y jurídico.
Pero más allá de todo lo expuesto, la Missao Paz, para los bolivianos que residen en Sao Paulo es un espacio de regocijo, donde se realizan todas las celebraciones, bautizos, casamientos, ch’allas, novenas, prestes, es decir, la Missao Paz ha construido una relación especial con la Comunidad Boliviana en el transcurso de los años.
Y una de las tradiciones festivo religiosas que más se vive en este espacio son las novenas, celebraciones devocionales a las vírgenes de Copacabana y Urcupiña, principalmente, pero también a la del Socavón y Cotoca, o al Tata Santiago.
Según Sidney Silva, antropólogo, y en años pasados párroco de la Pastoral del Inmigrante, fue el primero en interesarse en estudiar el proceso migratorio boliviano, realizando una tesis que posteriormente sería publicada como el libro titulado Costurando Sonhos.
Según Silva, el origen de las fiestas marianas se remonta a finales de los años 80, a partir de una promesa hecha por la cochabambina Juanita Trigo, a la Virgen de Urcupiña. Su familia trajo de Cochabamba a la Virgen, en 1984. Desde entonces, las fiestas se realizaban en las casas de los pasantes, de los prestes que eran elegidos, y el padre de la Pastoral del Migrante era invitado para ofrecer la misa.
En 1994, cambiaría el escenario cuando trajeron la imagen de la Virgen de Copacabana que fue colocada en una pequeña capilla construida en la Iglesia Nossa Senhora de La Paz. En esa ocasión, fue elegido el primer pasante de la fiesta, Roberto Fernández. En 1995, se hizo la primera fiesta en los salones de la iglesia, de la Virgen de Copacabana, organizada por Félix Flores, y la segunda de la Virgen de Urcupiña, por Gloria Giménez.
Un hecho importante se daría el año 2001 cuando el paceño Germán Poma fue nombrando preste de la Virgen de Copacabana, porque las características de la fiesta adquirieron dimensiones superiores tanto en lo material como en lo simbólico.
Silva explica que ese año varios aspectos del ritual festivo cambiaron, mostrando la preponderancia de lo regional entre las personas que migraron de la ciudad de La Paz y las personas que migraron de Cochabamba.
Otro cambio fundamental fue el hecho de que la fiesta trascendió los predios de la iglesia donde se realizaba originalmente a otros espacios más amplios, con la posibilidad de actuar de forma autónoma bajo propias formas de organización, de ritualidad.
Ese año, la fiesta se extendió al local de la escuela de samba Camisa 12 en el barrio de Belenzinho. A partir de entonces adquirió las características que tiene hasta la actualidad. En el nuevo espacio, la fiesta adquiere un carácter masivo motivado por los grupos que los organizadores traen del exterior.
El sábado 27 de agosto se llevó a cabo la fiesta por la Virgen de Copacabana, con los prestes Héctor Laura Padilla y su esposa Lourdes Borda, quienes fundaron la fraternidad Señorial Illimani filial Sao Paulo.
En aquella ocasión, la misa fue celebrada con el acompañamiento musical del grupo folclórico cochabambino Semilla, que compuso una canción especial para la filial y que interpretaron en el patio de la iglesia después de que los prestes salieron con la imagen de la Virgen y recibieran las felicitaciones, de la misma forma como se realiza en la populosa zona del Gran Poder en La Paz.
“Señorial Illimani, Sao Paulo Brasil–Brasil, de Bolivia para el mundo la morenada”, dice el estribillo que sería cantado por un millar de personas que se encontraban en el lugar.
Después de danzar por un par de horas se trasladarían al local de fiestas en la ciudad vecina de Guarulhos. Aquella vez se contrató el local en esa ciudad porque se esperaba que la cantidad de gente que asistiría - ya que la entrada para las fiestas es libre - sería masiva, y principalmente porque los artistas que amenizarían en esa noche serían Semilla, la cantante de música chicha peruana Dina Paucar y el cantante Chileno Américo, tres géneros musicales que siempre están presentes en todas las fiestas de estas características.
Con esta fiesta se cerraría un ciclo que comenzaría nuevamente dos meses después con la primera novena.