Cuando una persona sale de su patria, valora más sus orígenes
En términos filosóficos, cuando una persona sale de su país valora más sus orígenes, cultura, tradiciones y toda la riqueza de su pueblo.
Y algunos autores han pintado esto como un personaje con su q’epi, con su bulto de cultura, tradiciones y costumbres, con el cual se desplaza por el mundo entero.
Por esta razón, los bolivianos que salen de nuestras fronteras empiezan a valorar más nuestras tradiciones, que incluso en algún momento habían despreciado.
Y esta valorización se muestra, totalmente, en las comunidades bolivianas que se encuentran establecidas en otros países del mundo, donde se replican con mucha fuerza rituales como la q’oa, el uma ruthuku, la ch’alla y el sentido de la mesa común o apthapi.
Este es un fenómeno importante que no solo se da con la cultura boliviana sino con otros países del mundo. Pero, hay una particularidad en el caso del cochabambino, quien tiene mucho que mostrar, recuperar y promover en cuanto a música, patrimonio tangible e intangible, tradiciones, costumbres y gastronomía, entre otros.
Mostrar todo esto tiene un objetivo, que el mundo entero vea y conozca nuestras tradiciones, y que la población de otros países pueda apreciar la riqueza cultural de la que estamos orgullosos.
Y a partir de eso, todos los residentes bolivianos en el mundo entero son incluso más orgullosos de nuestra cultura que los que estamos en Bolivia.
En algunos casos, nuestras tradiciones se enriquecen y fortalecen con las costumbres de otros países, pero no debe perder su esencia. Eso es un fenómeno lógico y hasta necesario. La única manera que las culturas permanezcan, dentro y fuera de nuestras fronteras, es siendo parte de la convivencia mundial.
Algunos rituales como el uma ruthuku y el t’ipanaku, entre algunos, son más visibles en países como Estados Unidos o España, donde hay residentes bolivianos, porque las comunidades son numerosas, pero lo más importante es que nuestras costumbres y tradiciones tienen un fuerte sentido humanitario, lo cual es muy bien visto por los pobladores de esas naciones, quienes se sienten atraídos por nuestra cultura.
Por otra parte, se nota que en el medio, especialmente en Cochabamba, se necesita revalorizar estas prácticas culturales.
Es importante que se puedan recuperar estas prácticas como un componente más de nuestra vida festiva.
El t’ipanaku, por ejemplo, es una forma de retribución, de ayni (reciprocidad), entre familiares, amigos, vecinos e invitados de las fiestas en general, y se puede dar en cumpleaños, bautizos o en los actos sociales más importantes.