El 25 por ciento de la comida que se echa puede alimentar a todos los pobres
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que con tan solo disminuir el desperdicio de comida en un 25 por ciento se puede acabar con el hambre en el mundo, según un reportaje publicado por BBCMundo.
Estas cifras son alentadoras, sin embargo, se requiere de un arduo trabajo para lograr que se reduzca el desperdicio de comida en el mundo y se pueda canalizar estos alimentos a la gente que los necesitan.
Según datos que maneja la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cada año se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos. La cifra de personas que pasa hambre es también elevada, al menos 1.000 millones.
Las pérdidas por los desperdicios de alimentos, sin contar pescados, alcanzan anualmente 750 millones de dólares, según el informe de la FAO.
Los alimentos producidos, pero no consumidos utilizan un volumen equivalente al caudal del río Volga y son responsables de añadir 3.300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera del planeta.
"No podemos permitir que un tercio de todos los alimentos que producimos se pierda o desperdicie debido a prácticas inadecuadas, cuando millones de personas en el mundo pasan hambre todos los días", afirmó el brasileño José Graziano da Silva, de la FAO.
El desperdicio de alimentos es un problema global cada vez más grande, en el que tienen una cuota de responsabilidad agricultores, distribuidores, vendedores, restaurantes y hogares.
Para tener una idea cabal de la comida que se desperdicia cada año en el mundo, “los países en desarrollo botan el equivalente a los alimentos que se producen en toda África Subsahariana”, resume BBCMundo.
La FAO también divulgó un manual con recomendaciones concretas para reducir la pérdida. La organización afirmó que "los consumidores no logran planificar sus compras, compran en exceso, o reaccionan exageradamente a las fechas de caducidad y consumo preferente de los productos".
Por otra parte, "las normas estéticas y de calidad llevan a los minoristas a rechazar grandes cantidades de alimentos perfectamente comestibles". El 54 por ciento de desperdicio de alimentos en el mundo se produce en las etapas iniciales de la producción, manipulación y almacenamiento postcosecha, según el estudio de la FAO.
EN LA REGIÓN
En el caso de América Latina y el Caribe se desperdicia más comida de la que se necesita para alimentar a los 47 millones de personas que se calcula sufren de hambre en la región, según la FAO.
Un informe presentado por la oficina regional del organismo ubicada en Santiago de Chile, señala que cada año la región pierde o desperdicia alrededor del 15 por ciento de sus alimentos disponibles
Raúl Benítez, representante regional de la FAO, explicó que las pérdidas y desperdicios ocurren a lo largo de la cadena alimentaria: el 28 por ciento ocurre a nivel del consumidor, 28 por ciento en la etapa de producción, 17 por ciento durante la distribución, el 22 por ciento durante manejo y almacenamiento y el resto durante el procesamiento.
Entre las recomendaciones para atacar el problema, en su informe la FAO recomienda mejorar las inversiones en infraestructura para la distribución y almacenaje de los alimentos, entre otros puntos.
NEVERA PÚBLICA
En diferentes países del mundo se han planteado diversas soluciones para acabar con el hambre de millones de personas y, al mismo tiempo, evitar el desperdicio de comida.
Una de estas iniciativas, en Londres, se denomina la Nevera Pública, que consiste en la instalación de un refrigerador comunal, donde la gente puede dejar alimentos que no les hacen falta para que otros los puedan tomar gratis, de acuerdo a lo que necesitan, refleja un artículo del diario BBCMundo.
Este programa permite a restaurantes tiendas y miembros del público donar comida.
Este proyecto que se inició en Londres, Inglaterra, apunta a reducir el desperdicio de comida que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), alcanza a un tercio de todo lo que se produce.
Otra idea apunta a que se pueda resolver el desperdicio de la comida con el uso de aplicaciones, una de ellas ideada por Tessa Cook, OLIO.
Esta persona explica que los usuarios solo deben entrar a la app, subir una foto, una descripción, el precio y los detalles sobre dónde y cuándo está disponible la comida.
"Soy la hija de un granjero, así que siempre odié tirar comida que todavía estaba buena, porque sé por experiencia el trabajo que lleva producirla", señaló Cook, cofundadora de Olio junto con Saasha Celestia-One.
"La idea de Olio salió del día que me iba de viaje a otro país y me encontré con que teníamos una cantidad de alimentos que no habíamos podido consumir, pero tampoco me animaba a tirar".
Así que decidió buscar alguien que quisiera recibir esa comida, pero no encontró a nadie.
Desde que lanzaron, la aplicación se ha bajado unas 50.000 veces y ha facilitado al menos 250.000 transacciones.
En Francia, a mediados del año 2015, el concejal Arash Derambarsh logró algo que pocos creían posible: que el Parlamento de su país aprobara una ley que obliga a los supermercados a donar alimentos a las organizaciones de caridad.
Para conseguir su objetivo lanzó una petición en internet que recogió más de 200.000 firmas.
La regulación aprobada por el Parlamento prohíbe a los supermercados botar alimentos con fechas de vencimiento inminentes.
También hace ilegal la práctica usada por algunas cadenas de estropear deliberadamente con lejía los alimentos que tiran para impedir que sean extraídos de los contenedores de basura.
Los supermercados tienen ahora un período por ley para identificar a qué organización de caridad donarán sus alimentos con fechas no vencidas y aún comestibles.
Distribución
A pesar de los avances en almacenamiento y refrigeración, otro punto en la cadena de producción donde se desperdicia mucha comida es en la distribución del campo a los supermercados y restaurantes.