Se alimentan con lo que otros botan
Cuando las primeras sombras de la noche empiezan a ganar las calles de La Cancha, en la zona sur de la ciudad, Martín Salazar llega hasta los contenedores de la avenida Barrientos para buscar entre los desperdicios fruta que haya sido botada por los comerciantes y que a él le pueda servir como alimento.
“Generalmente encuentro plátano, naranja, mandarina y papaya que me sirven para comer y, en algunos casos, hasta para invitar a mis amigos”, señala.
Asegura que él y su compañero de correrías Lucas son inseparables y casi siempre caminan por diferentes sectores de la ciudad en busca de comida.
Observa que hay muchos hombres y mujeres de la tercera edad que llegan hasta los promontorios de basura y a los pocos contenedores que todavía quedan en la ciudad.
Otros, a los que no les gusta escarbar la basura, prefieren pedir limosna y aceptan también alimentos.