Testimonio: “El refugio salvó mi vida y ahora puedo salir adelante”
Con 60 días de impedimento, la cadera totalmente lesionada y un trauma psicológico que todavía le cuesta superar, así llegó Claudia, (nombre que protege su identidad) a un refugio de acogida en Cochabamba.
La mujer, de 32 años, fue víctima de violencia física durante varios años. Su agresor y padre de su hijo se encargó de agredirla psicológicamente y ejercer violencia sexual en su contra.
Claudia está viva de milagro, dicen las trabajadoras sociales y responsables del refugio donde llegó.
Su pareja la encerraba en un cuarto y no la dejaba salir y al mismo tiempo abusaba de ella sexualmente.
Pero, un día terminó arrojándola del balcón del primer piso de una casa hasta la planta baja. El hecho sucedió en Tarata donde la pareja que vivía al sur de la ciudad había acudido a un acontecimiento familiar.
El agresor, la creía muerta, la dejó sangrar en el piso y fue su hijo de siete años el que le salvó la vida.
Sin que su padre se diera cuenta, el menor de edad arrastró a su madre hasta una habitación y pidió auxilio para que le rescataran.
Actualmente, el agresor está detenido y Claudia logró recuperarse después de recibir atención médica que le facilitó mediante la ayuda que el Servicio Legal Integral Municipal (SLIM) le otorgó con centros médicos públicos de su jurisdicción.
“El refugió salvó mi vida”, dijo la víctima de violencia que logró salir de su casa y de la dependencia económica que tenía con su agresor.
La mujer que ya ha avanzado bastante en su recuperación decidió aprender peluquería, cursos que la Alcaldía le está financiando para que en un futuro pueda trabajar en un salón de belleza o abrir el propio.
La directora del SLIM, de la Alcaldía de Cochabamba, Jhaneth Vargas, indicó que la mujer vive ahora con su madre en su domicilio, pero permaneció un mes en refugio por miedo a que su agresor, que ahora se encuentra detenido y está acusado de intento de feminicidio, la busque.
Claudia, además acude a terapias semanales en el centro de acogida junto con su hijo que también fue víctima de violencia al observar todos los actos que su padre cometía en su contra.
Como el caso de Claudia hay varios testimonios de mujeres que llegaron con más de 10 días de impedimento, fracturas, golpes y de manera muy frecuente víctimas de violencia sexual y económica.
También atendió el caso de un mujer que huyó de Potosí de su agresor.
Con golpes en todo el cuerpo la mujer que tomó un bus para escapar de su agresor llegó sola a la casa de acogida.
Sus tres hijos que todavía estaban estudiando en el colegio esperaron a que termine la gestión escolar y también escaparon de su casa.
Pese a que el agresor se encuentra en otro departamento, el SLIM de Cochabamba hizo las gestiones para iniciar el proceso legal por intento de feminicidio.
Ya son ocho meses que la mujer está en el refugio aprendiendo repostería y panadería para emprender su propio negocio. Pero, todavía no se siente preparada para salir del refugio, por el daño psicológico que sufrió por lo que pidió un tiempo más de ayuda.
PROMOTORA
DE OTRAS MUJERES
Carla, nombre que protege su identidad, es una joven de 22 años que se ha convertido en promotora para que otras mujeres puedan salir del círculo de violencia del que son víctimas.
Muy joven, a los 15 años, Carla se embarazó de su pareja de casi 40 años.
Ahora tiene cuatro hijos, pero mientras enamoraba y estaba en estado de gestión, el hombre con quién había decidido formar una familia, la golpeaba constantemente.
La joven, oriunda de Oruro, vivía al sur de la ciudad y logró escapar de su agresor con el que tuvo cuatro hijos.
Lo denunció y logró que entrara a la cárcel, pero a los pocos meses salió para volverla a acosar.
Gracias a la ayuda legal que ha recibido consiguió que el hombre sea detenido nuevamente.
Después de estar dos meses en un centro de acogida, Carla decidió alquilar un cuarto cerca del refugio y comenzar a sustentarse junto a sus hijos, pero al mismo tiempo continuar recibiendo ayuda de parte del centro en el aspecto psicológico.
En el centro la ayudaron a capacitarse en administración de negocios.
La joven aprendió muy rápido cómo manejar un capital de inversión y sacar provecho del mismo.
Ahora tiene su puesto de venta de maní e incluso ha comprado un vehículo en el que se moviliza todos los días para llevar su mercadería y lo necesario para la venta.
Dos veces por mes acude al centro de acogida para realizar terapias con mujeres que han sido víctimas de violencia. De recibir ayuda, pasó a ayudar a otras mujeres que al igual que ella fueron maltratadas y no se daban cuenta que podrían morir en cualquier momento en manos de su propia pareja.
Junto a otra joven cuenta su testimonio y trata de ayudar a otras mujeres con las que se identifica para que salgan adelante y busquen una vida libre de todo tipo de agresiones.
Vargas manifestó que en muchos casos las casas de acogida ayudan a las mujeres a conseguir un trabajo digno para salir adelante y mantener sus familias.
Trabajo
Las casas de acogida, además de capacitar a las mujeres les ayudan a conseguir trabajo en instituciones públicas o privadas donde puedan ganar al menos un suelo mínimo que les permita mantener
a sus hijos.
Independencia
En varios casos, las mujeres que deciden retomar su vida buscan su independencia alquilando un ambiente cerca de las casas de acogida para continuar recibiendo apoyo psicológico.