Un privado de libertad necesita apoyo espiritual
01 de julio de 2017 (20:05 h.)
Considero que el apoyo espiritual que puedan recibir las personas que están en los penales, los internos, es muy importante, porque no cabe duda que vivir en la cárcel es ya de por sí una situación muy especial y traumática, es decir, verse privados de libertad.
Claro que habrá que distinguir a las personas sin proceso, o que sus trámites no están claros, o los que están con sentencia. Lógicamente, aquí influye también que en nuestras cárceles, lamentablemente, hay mucho hacinamiento y se nota que hay manejos turbios por parte de algunas personas que influyen más dentro de los penales.
Además, vivir en una cárcel implica no tener ni una cama para dormir, por lo que uno debe buscar un espacio en cualquier rincón para descansar, al margen de los problemas jurídicos que enfrentan estas personas en los penales.
Los privados de libertad sufren un derrumbe espiritual, están desesperados y dejan de creer en Dios, pierden su fe. Atender a estas personas es sumamente importante. Ofrecerles por lo menos lo mínimo, los domingos, mediante la santa misa que se celebra. En el caso de los jesuitas, el padre Antonio Menacho celebra la eucaristía en el penal de San Pablo de Quillacollo.
Es importante la celebración de la misa en los penales de Cochabamba, porque es una manera de atender espiritualmente a esta población. Seguramente habrá también presos que están en los penales en forma injusta, por falsas denuncias. Por eso, reitero, la Iglesia cumple una labor de misericordia muy importante, además de todo el apoyo jurídico que se les debe brindar.
La situación de los internos en las cárceles no es buena, por el hacinamiento y otros problemas, por lo que estas personas merecen una atención especial, debido a que, en definitiva, son hermanos nuestros, a quienes se les debe atender, dentro de nuestras posibilidades.
Y este apoyo se hace más importante, toda vez que en algunos casos los familiares de los privados de libertad se ausentan, por lo que se debe tomar en cuenta la soledad en la que están sumidas estas personas, sobre todo si no tienen familia o la familia ya no quiere saber nada de esta persona que está encerrada en la cárcel.
Además, en el penal hay todavía corrupción, y por esa razón es importante la atención espiritual, no solo de los sacerdotes, sino también de personas preparadas que saben atender, llevar la sagrada comunión, es decir, es una pastoral de la Iglesia católica que debe ser atendida y que ojalá no la dejemos.
Hay otras iglesias y denominaciones religiosas que asisten a los penales, pero eso es también un motivo de discusión, debido a que algunas van a las cárceles en plan de solamente hacer propaganda, de ganar adeptos. Creo que es mucho más humano y cristiano atender a estas personas y no simplemente atraer a esta pequeña comunidad con ánimos que sean proselitistas.
Pero si la intención es ayudar a estas personas, eso sería correcto.
Claro que habrá que distinguir a las personas sin proceso, o que sus trámites no están claros, o los que están con sentencia. Lógicamente, aquí influye también que en nuestras cárceles, lamentablemente, hay mucho hacinamiento y se nota que hay manejos turbios por parte de algunas personas que influyen más dentro de los penales.
Además, vivir en una cárcel implica no tener ni una cama para dormir, por lo que uno debe buscar un espacio en cualquier rincón para descansar, al margen de los problemas jurídicos que enfrentan estas personas en los penales.
Los privados de libertad sufren un derrumbe espiritual, están desesperados y dejan de creer en Dios, pierden su fe. Atender a estas personas es sumamente importante. Ofrecerles por lo menos lo mínimo, los domingos, mediante la santa misa que se celebra. En el caso de los jesuitas, el padre Antonio Menacho celebra la eucaristía en el penal de San Pablo de Quillacollo.
Es importante la celebración de la misa en los penales de Cochabamba, porque es una manera de atender espiritualmente a esta población. Seguramente habrá también presos que están en los penales en forma injusta, por falsas denuncias. Por eso, reitero, la Iglesia cumple una labor de misericordia muy importante, además de todo el apoyo jurídico que se les debe brindar.
La situación de los internos en las cárceles no es buena, por el hacinamiento y otros problemas, por lo que estas personas merecen una atención especial, debido a que, en definitiva, son hermanos nuestros, a quienes se les debe atender, dentro de nuestras posibilidades.
Y este apoyo se hace más importante, toda vez que en algunos casos los familiares de los privados de libertad se ausentan, por lo que se debe tomar en cuenta la soledad en la que están sumidas estas personas, sobre todo si no tienen familia o la familia ya no quiere saber nada de esta persona que está encerrada en la cárcel.
Además, en el penal hay todavía corrupción, y por esa razón es importante la atención espiritual, no solo de los sacerdotes, sino también de personas preparadas que saben atender, llevar la sagrada comunión, es decir, es una pastoral de la Iglesia católica que debe ser atendida y que ojalá no la dejemos.
Hay otras iglesias y denominaciones religiosas que asisten a los penales, pero eso es también un motivo de discusión, debido a que algunas van a las cárceles en plan de solamente hacer propaganda, de ganar adeptos. Creo que es mucho más humano y cristiano atender a estas personas y no simplemente atraer a esta pequeña comunidad con ánimos que sean proselitistas.
Pero si la intención es ayudar a estas personas, eso sería correcto.