Si la urbanización en la zona continúa, los agropecuarios desaparecerán
16 de abril de 2017 (18:44 h.)
En 1997, como parte de un proceso de nuevo participación ciudadana e implementación de la Participación Popular, el Cercado es el primer municipio en Bolivia que cuenta con un Plan Municipal de Desarrollo con una fuerte visión de desarrollo agrícola formulado desde el ámbito local para el Distrito 9, respetando las características histórico productivas de este territorio de esencia agropecuaria y fuerte producción lechera por naturaleza.
El Plan define como prioritaria la promoción y fortalecimiento de las actividades agropecuarias orientadas a la obtención de mayor rentabilidad.
La propuesta establece un conjunto de programas, actividades con base en el diagnóstico que establece como factores limitantes cuantitativos a: la tierra, áreas bajo riego, fuerza de trabajo, capital, mercado, productividad y cualitativamente la : receptividad al cambio, sistema de soporte y comercialización.
Todo el marco económico productivo sustenta directrices generales basadas en un conjunto de acciones y estrategias que permitirían soportar a los pobladores de ese Distrito la presión inmobiliaria y la demanda de suelo urbano, como acción directa del crecimiento de la ciudad y del mercado inmobiliario.
De las 14.710 hectáreas (Has), 5.210 eran denominadas como áreas de valle vinculadas a la producción agropecuaria y 9.500 Has como áreas de serranía, con dificultades en la producción y más bien orientadas en el largo pazo a satisfacer la demanda de suelo urbano o de residencia.
Muy poco de ello sucedió a la fecha, ya que aproximadamente desde el año 2001, la atención del Plan en su verdadera dimensión se fue diluyendo por falta de comprensión, formación y visión en la planificación del desarrollo territorial; los crecientes intereses de la urbanización, la especulación del suelo agrícola en urbano; promoción e incentivo desde esferas gubernamentales locales, departamentales y nacionales; la falta de atención en el desarrollo de los programas propuestos en el plan vinculados al desarrollo agropecuario; una sesgada y miope visión urbanística del crecimiento.
Se caminó y aún se camina sobre el lindero de atender lo agrícola de manera discursiva, mientras que por delante está la acción política y prebendal de atender intereses especulativos que recaen en el uso agrícola, quedando una superficie de uso productivo de no más de 3500 Has, de las 5.210 Has.
Este proceso de deterioro y consumo de suelos, viene afectando prácticamente a todas las Subcentrales como la Maica (la más importante en producción lechera); Azirumarca; Valle Hermoso y Pucara Grande.
A la fecha, técnica y legalmente, no se ha efectuado ningún cambio de uso del suelo de agrícola a urbano, sino que se pone en marcha la vieja práctica por razones clientelares y prebendales de “dejar hacer y dejar pasar”.
De continuar este proceso absolutamente irresponsable, dentro de no más de 10 años, la vocación y producción agrícola del Distrito 9, junto a la producción lechera habrá desaparecido, esos pocos canales de riego, no tendrán la función primigenia con la que fueron construidos, las áreas de cultivo de maíz, se convertirán en terrenos de función residencial, las aguas de Misicuni no podrán ser utilizadas para el riego.
El Plan define como prioritaria la promoción y fortalecimiento de las actividades agropecuarias orientadas a la obtención de mayor rentabilidad.
La propuesta establece un conjunto de programas, actividades con base en el diagnóstico que establece como factores limitantes cuantitativos a: la tierra, áreas bajo riego, fuerza de trabajo, capital, mercado, productividad y cualitativamente la : receptividad al cambio, sistema de soporte y comercialización.
Todo el marco económico productivo sustenta directrices generales basadas en un conjunto de acciones y estrategias que permitirían soportar a los pobladores de ese Distrito la presión inmobiliaria y la demanda de suelo urbano, como acción directa del crecimiento de la ciudad y del mercado inmobiliario.
De las 14.710 hectáreas (Has), 5.210 eran denominadas como áreas de valle vinculadas a la producción agropecuaria y 9.500 Has como áreas de serranía, con dificultades en la producción y más bien orientadas en el largo pazo a satisfacer la demanda de suelo urbano o de residencia.
Muy poco de ello sucedió a la fecha, ya que aproximadamente desde el año 2001, la atención del Plan en su verdadera dimensión se fue diluyendo por falta de comprensión, formación y visión en la planificación del desarrollo territorial; los crecientes intereses de la urbanización, la especulación del suelo agrícola en urbano; promoción e incentivo desde esferas gubernamentales locales, departamentales y nacionales; la falta de atención en el desarrollo de los programas propuestos en el plan vinculados al desarrollo agropecuario; una sesgada y miope visión urbanística del crecimiento.
Se caminó y aún se camina sobre el lindero de atender lo agrícola de manera discursiva, mientras que por delante está la acción política y prebendal de atender intereses especulativos que recaen en el uso agrícola, quedando una superficie de uso productivo de no más de 3500 Has, de las 5.210 Has.
Este proceso de deterioro y consumo de suelos, viene afectando prácticamente a todas las Subcentrales como la Maica (la más importante en producción lechera); Azirumarca; Valle Hermoso y Pucara Grande.
A la fecha, técnica y legalmente, no se ha efectuado ningún cambio de uso del suelo de agrícola a urbano, sino que se pone en marcha la vieja práctica por razones clientelares y prebendales de “dejar hacer y dejar pasar”.
De continuar este proceso absolutamente irresponsable, dentro de no más de 10 años, la vocación y producción agrícola del Distrito 9, junto a la producción lechera habrá desaparecido, esos pocos canales de riego, no tendrán la función primigenia con la que fueron construidos, las áreas de cultivo de maíz, se convertirán en terrenos de función residencial, las aguas de Misicuni no podrán ser utilizadas para el riego.