SON DECENAS DE BARRIOS Y MILES DE HABITANTES QUE SE ENCUENTRAN EN LADERAS, TANTO EN EL NORTE Y SUR DE LA CIUDAD DE COCHABAMBA, ALGUNOS EN EL MUNICIPIO DE ARBIETO. NO CUENTAN CON AGUA POTABLE Y MENOS ALCANTARILLADO.
La vida en los cerros de la ciudad, sin agua y en el limbo de la pobreza
La esposa de Édgar Condori acaba de dar a luz y debe ir a verla al hospital. Para ir “presentable” al maternológico Germán Urquidi quiere bañarse y vestirse con sus “mejores ropas”. Sin embargo, el joven padre, de 22 años, asegura que no puede darse el lujo de gastar mucha agua, por lo que se conforma con lavarse la cara y los brazos.
Así como sucede con Édgar, otras 5.000 personas que viven en la Organización Territorial de Base (OTB) 20 de Octubre, en el municipio de Arbieto, se encuentran en la misma situación. No tienen agua potable por cañería y la poca cantidad que consiguen de los carros cisterna debe ser administrada rigurosamente para ser utilizada en sus necesidades más urgentes: cocinar, lavar ropa y bañarse.
Cientos de familias que viven en los sectores periféricos de Cochabamba, en las serranías de la zona sur (distritos 8, 9 y 14) y del sector norte (Parque Tunari, Distrito 13) viven sin servicios básicos y en la pobreza, debido a que sus ingresos son insuficientes, afirma el presidente de la Federación Departamental de Juntas Vecinales, Eliseo Alejandro Colque.
En esta situación están, según Colque, pobladores de Uspha Uspha, Alto Arrumani, Serena Calicanto, Lomas de Santa Bárbara, Villa Israel, Pampa San Miguel y Villa San Andrés, en la zona sur.
En el otro extremo de la ciudad, en el Distrito 13 de la zona norte se encuentran las OTB Maca, Prefectural, Portales y Alto Candelaria, entre algunas.
El dirigente puntualiza que la pobreza de estas familias se ve reflejada también en la falta de unidades educativas, centros de salud y fuentes de trabajo para los adultos.
La mayor parte de los progenitores que viven en la zona sur se dedica al comercio (venden en carretillas), son choferes o están en la construcción, como albañiles. “Si no trabajan un día, o les va mal, dejan de comer”.
El dirigente vecinal apunta que muchos de los niños se quedan solos en sus hogares, debido a que sus padres salen a trabajar durante toda la jornada.
LA DÉCIMA PARTE
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que cada persona debe utilizar como promedio unos 100 litros de agua cada día para satisfacer sus necesidades de consumo e higiene.
Sin embargo, en el sector sur de la ciudad, especialmente en las serranías, los vecinos acceden a 10 litros de agua, o menos, según el secretario de Servicios Básicos, del Distrito 8, Pedro Luna.
Una familia de cinco miembros compra un turril de 200 litros y debe hacer los máximos esfuerzos para que le dure una semana. Cada miembro utiliza como promedio seis litros por día. Luna apunta que a causa de la escasez de agua los niños se enferman con diarreas y se incrementa la mortalidad en estos sectores.
SIN AGUA
La OTB 20 de Octubre se encuentra en Arbieto, en el límite con el municipio de Cochabamba, lado sur de la carretera Petrolera, a unos 15 kilómetros de la ciudad.
La mayor parte de la gente que vive en esta OTB, según Édgar y otros vecinos consultados por este medio, son originarios del norte de Potosí, de la provincia Charcas.
En el otro extremo, en la zona norte de Cercado, por encima de la Cota 2.750, la familia de Teófila Arispe debe caminar varias cuadras cerro arriba para conseguir agua.
No tienen este servicio básico por cañería y, por el momento, tampoco cuentan con un tanque para almacenar agua.
Teófila, de 48 años, tiene cuatro hijos, una vivienda en la comunidad de Tirani del Parque Tunari, tres baldes para acarrear el agua, dos bañadores y una batea en la que lava su ropa y platos.
Uno de sus cuatro hijos, o dos de ellos, deben movilizarse cada día para traer agua en baldes de plástico. Cuando llueve, almacenan toda el agua que les es posible, pero como no tienen tanque se les termina rápido, en apenas días.
DOS REALIDADES
Las calles asfaltadas de los barrios de K’ara K’ara y Arrumani, que son parte de la jurisdicción de Cercado, dan lugar a vías pedregosas, zigzagueantes, y con menos vegetación de la OTB 20 de Octubre, en Arbieto.
Es más, la frontera entre los dos municipios está delimitada por una vía pavimentada. Los vecinos de esta OTB tienen un sistema de red para distribuir agua, construido hace poco más de un año, el cual, sin embargo, no es utilizado porque el servicio tenía un costo elevado, 200 bolivianos.
ESCASEZ
Édgar Condori es oriundo de Potosí, provincia Charcas, y vive con su familia desde hace cuatro años en la OTB 20 de Octubre. Su vivienda, como casi todas las casas que pertenecen a este barrio, está emplazada en una pendiente, no tiene muro perimetral y sus cuartos (un dormitorio y una cocina) son de una sola planta, con muros de ladrillo y techo de calamina. En su patio se destacan un par de turriles en los que la familia guarda celosamente el agua que les deja el carro cisterna.
Este joven padre explica que los aguateros llegan a la zona día por medio, les venden el turril a ocho bolivianos, pero cuando llueve “desaparecen”.
Édgar y sus familiares se bañan en el patio de su casa en una ducha improvisada. No pueden utilizar más de 10 litros para el aseo completo y se echan el agua con una tutuma para aprovechar hasta la última gota.
El agua que usan para bañarse o lavar ropa la reutilizan en la limpieza del piso o el regado de las plantas, las pocas que sobreviven, un par de tunas y un minúsculo molle. El piso del patio está sembrado con piedras filudas que emergen de la tierra.
Las familias de este barrio que se encuentran en una colina empinada no cuentan con el servicio de alcantarillado y habilitan pozos sépticos.
ESTÁN IGUAL O PEOR
Hasta hace tres años, Valerio Román debía hacer un viaje de casi dos horas para traer bidones con agua desde una vertiente que había cerca de la avenida Petrolera.
En esa época, cuando debía caminar un poco más de tres kilómetros desde su vivienda hasta la vertiente, al llegar se encontraba con una larga fila.
Valerio tiene en su vivienda un medidor que sirvió para controlar el consumo por solo un mes, cuando funcionó la red que instalaron en el barrio, pero que se dejó de usar por el precio prohibitivo, 200 bolivianos por mes.
El agua que los carros cisterna dejaban en el tanque de almacenamiento no abastecía a todos los vecinos, por lo que muchos recibían solamente aire en sus pilas.
La caja en la que se encuentra el medidor de agua de Valerio está llena de telarañas y las tuberías han empezado a oxidarse.
Su vivienda está emplazada en un lote de 400 metros cuadrados, con un frente que no tiene más de 10 metros. Compró este terreno hace siete años en unos 800 dólares.
Una planta de uva, de un metro y medio de alto, domina la parte central de su patio y, pese a que está totalmente verde, no da frutos, afirma Valerio, quien agrega que casi nada crece en este lugar por la excesiva cantidad de piedras que hay.
Para que no les falte agua, él y su familia deben racionar al máximo. A sus pequeños les recomienda no ensuciar su ropa ni jugar en la tierra y bañarse con 5 o 10 litros como máximo.
Tiene cuatro turriles y en el que guarda el agua para cocinar sus alimentos lo asegura con una tela, de modo que no se contamine con tierra o basura.
Valerio señala que la mayor parte de sus vecinos sufre las mismas vicisitudes por no tener agua potable ni alcantarillado para satisfacer sus principales necesidades.
Las calles de este barrio, a diferencia de los que se encuentran en Cercado, a pocos metros, no están pavimentadas y cuentan con apenas un centro de salud medianamente equipado.
En cuanto a transporte público, hasta la zona sube el trufi 52, pero solo hasta ciertas horas de la noche.
El carro basurero no llega a esta zona, motivo por el cual los vecinos aseguran que se ven obligados a quemar sus desperdicios o botarlos a las torrenteras.
TRABAJO TEMPORAL
Valerio es albañil y trabaja eventualmente cuando sus “conocidos” le llaman para alguna obra.
Como promedio está ocupado dos días a la semana, o tres como máximo, y recibe 140 bolivianos por jornada.
Con este dinero, que es el único ingreso de su familia, debe cubrir todos los gastos, desde el agua que recibe de los carros cisterna, la ropa para sus hijos, los alimentos, material escolar y el pago de la energía eléctrica. No pueden darse otros lujos: ir a pasear o comer afuera.
El albañil asegura que se animó a migrar a Cochabamba porque en su comunidad, en el norte de Potosí, sus hijos no tenían la posibilidad de estudiar, debido a que no había escuela ni caminos.
Pese a las dificultades que tienen en Cochabamba, considera que en esta ciudad sus hijos tienen más posibilidades de estudiar y progresar.
Pensó en algún momento migrar a otro punto de Cochabamba, más cerca de los centros urbanos de Cercado, sin embargo, la falta de dinero para adquirir un terreno o pagar por un alquiler le frustraron su deseo.
DIARREAS
Muchos de los niños que van con sus madres al centro de salud de la zona llegan enfermos con diarrea, debido a que consumen agua sin hervir, afirma Elsa Crespo, una las médicos que trabaja en este lugar.
Señala que constantemente les recomienda a los padres hacer hervir el agua, por lo menos 10 minutos, para consumirla con más garantía, pero muchos hacen caso omiso de este consejo, motivo por el cual sus niños se enferman con enfermedades diarreicas agudas (EDA).
Cada semana, como promedio, este centro de salud atiende unos 15 casos de diarreas.
Muchos de los padres de los niños son comerciantes y dejan a sus pequeños al cuidado de sus hijos o de adultos mayores que no tienen energía ni paciencia para atenderlos.
Los médicos de este centro de salud atienden a niños, adultos mayores, y alguna vez partos, cuando son de emergencia, caso contrario los derivan al hospital de Arbieto, porque en este lugar no cuentan con las condiciones adecuadas.
Crespo señala que a este centro de salud le hace falta equipamiento y una ampliación de su infraestructura porque ha quedado pequeño para atender a una población de 5.000 personas.
Marisol Tapia, madre de dos niños, señala que sus hijos sufren de dolores estomacales y considera que puede ser debido a la calidad del agua que reciben de los carros cisterna.
Esta madre, de 22 años, reconoce que ella toma agua cruda, pese a que el médico le recomendó hacer hervir siempre para consumir y así evitar la fiebre tifoidea.
Lamenta que los aguateros no lleguen más seguido a su barrio y cuando les falta agua para cocinar o bañarse tienen que prestarse de otras personas. Para ahorrar, ella y su familia reutilizan el agua.
Para bañarse utilizan un balde de 10 litros y tratan de hacerlo pasados dos días, ante la escasez de este líquido elemento.
Semapa
El Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Semapa) abastece a 200 OTB de 12 distritos en el municipio de Cochabamba. El 99 por ciento de los habitantes de los distritos 10 y 11 son usuarios de esta empresa.
Otro distrito que tiene un porcentaje importante de usuarios de Semapa es el 12, con el 80 por ciento de su población.
En cuando a la distribución de agua, el estudio “Situación del Agua para Consumo Humano en el Municipio de Cochabamba”, concluye que la mayor parte de los usuarios, el 44 por ciento , recibe pasado un día y el 22 por ciento dos veces por semana.
La estructura tarifaria aplicada por Semapa tiene un costo diferenciado por metro cúbico, de acuerdo a la zona en la que se encuentra la vivienda, el material de construcción y el número de grifos que tiene.
Carros aguateros
La población del municipio de Cochabamba, según el estudio realizado por el Instituto de Estudios Sociales y Económicos de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), tiene como último recurso el abastecimiento por medio de carros cisterna o carros aguateros.
En general, los distritos que más dependen de estos sistemas de distribución son el 5, 7, 8, 9 y 14, con un total de 90 organizaciones territoriales de base.
Los carros cisterna se abastecen de 49 fuentes de agua, de las cuales 9 corresponden a vertientes y 40 a pozos.
El costo de un turril de 200 litros de los carros aguateros varía de 5 a 8 bolivianos, según la distancia de recorrido y la accesibilidad vial a la zona de distribución.
Pozos comunales
Los sistemas de pozos comunales se encuentran en siete distritos del municipio de Cochabamba (1, 2, 3, 4, 7, 8 y 9). Algunas OTB tienen más de tres pozos perforados.
En cuanto al abastecimiento de agua de estos sistemas, se concluyó que tienen una dotación continua, en especial en los distritos 3, y 9, donde la mayoría de sus OTB reciben agua cada día, las 24 horas.
Las tarifas de agua de estos sistemas son variadas, pero la mayoría cobra el consumo por metro cúbico. Los precios varían entre 1 y 8 bolivianos, según el volumen.
En el caso de las OTB que no tienen medidores, los precios varían entre 10 y 20 bolivianos. También reciben agua las 24 horas del día.