LOS AFECTADOS SIENTEN QUE TODAVÍA PERSISTE LA DISCRIMINACIÓN CONTRA ELLOS EN DIFERENTES ÁMBITOS DE LA SOCIEDAD. SEGÚN UN INFORME DE LA ASEGURADORA ALIANZA, HASTA EL 23 DE SEPTIEMBRE SE ATENDIERON 994 SINIESTROS.
El 6 por ciento de personas con discapacidad es producto de accidentes de tránsito
Carlos Suárez Camacho repite insistentemente que hubiese preferido morir en el accidente de tránsito que sufrió porque considera que ahora es “el hazmerreír” de la sociedad, por su discapacidad.
Todos los que entran o salen por la puerta ubicada en la calle 16 de Julio, se acercan a su puesto donde vende refrescos, lo saludan con mucha familiaridad.
Carlitos, como le llaman sus colegas de trabajo, es parte de las miles de personas que tienen algún tipo de discapacidad en Cochabamba.
La responsable del Registro y Carnetización de las Personas con Discapacidad del Sedeges, Aleida Vera, señala que en Cochabamba hay 8.621 personas registradas que tienen algún tipo de discapacidad.
De todas ellas, el 6 por ciento (517) es producto de accidentes de tránsito, según el Sistema de Información del Programa de Registro Único Nacional de la Persona con Discapacidad, dependiente del Ministerio de Salud.
Las personas con discapacidad física conforman el grupo más grande con un 37 por ciento , seguido por personas con discapacidad intelectual, 33 por ciento .
No obstante, la jefa interina del Departamento de Discapacidad de la Alcaldía de Cochabamba, Ninoska Luján, asevera que la mayor parte de las personas con discapacidad física es resultado de accidentes de tránsito, según un estudio que se hizo en el año 2013.
Refuerza que quienes forman parte de las asociaciones de personas con discapacidad física les confirman que muchos de los que están en sillas de ruedas han sufrido algún accidente de tránsito.
Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) da cuenta de que cada día mueren en el mundo al menos 3.500 personas por accidentes de tránsito y millones quedan con algún grado de discapacidad.
Una de esas personas es Carlos Suárez Camacho, quien sufrió un accidente de tránsito el 27 de julio de 1988 en la carretera que une a Ivirgarzama con Yapacaní, en el trópico de Cochabamba.
Asegura que las personas con discapacidad son mal vistas por la sociedad. “No por todos, sino por el 95 por ciento , solo el 5 por ciento nos aprecia y entiende”.
Carlos tenía 26 años y se dirigía a Ivirgarzama en motocicleta con un pasajero. En la carretera vio a su amigo Rafael que había tenido un percance con su vehículo. Se bajó para ayudar. Cuando se disponía a ver cuál era el desperfecto, se dio cuenta de que un vehículo Chevrolet estaba a pocos metros de él. Trató de saltar por encima de la moto, pero sintió el impacto. El motorizado pasó sobre él y le partió la pierna en tres. Sangraba profusamente de su pie izquierdo.
Su amigo Rodolfo lo arrastró hasta un costado de la carretera y después de pedir ayuda a la esposa de Carlos lograron llevarlo hasta Cochabamba en una camioneta que habían contratado.
PRIMERO EL DINERO
En una clínica de Cochabamba, los médicos le exigieron que primero cancelara 500 dólares para la operación. Su esposa tuvo que viajar hasta Ivirgarzama al día siguiente para traer el dinero que tenían ahorrado.
“Ahí fue cuando conocí la muerte. Tenía anemia aguda, mi piel estaba blanca como un papel, pero logré recuperarme”.
Carlos tuvo un segundo accidente en 1997, también en moto, cuando se encontraba en la final Heroínas y Rubén Darío. Se había detenido en un semáforo. Cuando le dio luz verde arrancó su vehículo y solo sintió un fuerte golpe. Despertó en el hospital. El médico les había pedido 6.000 dólares para la operación y una prótesis para su cadera, pero su esposa no aceptó pagar.
Carlos sospecha que su esposa transó con el chofer que lo embistió y habría cobrado en esa época 6.000 bolivianos.
El año 2000 empezó a caminar con muletas e ingresó a trabajar al Sedeges como portero y permanece ahí hasta la fecha.
COBERTURA
De acuerdo con los datos presentados por una de las dos empresas aseguradoras que administran el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT), Alianza, entre enero y septiembre de este año se produjeron 994 siniestros en las calles y carreteras de Cochabamba, que dejaron 1.587 personas afectadas.
De este total, 1.441 resultaron heridas y 146 perdieron la vida, informó el encargado de Siniestros SOAT de Alianza, Boris Tapia.
De los 994 siniestros que atendió Alianza, al menos en el 40 por ciento se vieron motocicletas involucradas.
Las empresas aseguradoras que se adjudicaron el SOAT este año pagan tres tipos de coberturas: gastos médicos, indemnización por fallecimiento y por invalidez, que puede ser parcial o permanente.
En los gastos médicos e indemnización, la cobertura alcanza hasta 24 mil y 22 mil bolivianos, respectivamente, como máximo.
Si una persona queda parapléjica, con una invalidez total, recibe 22 mil bolivianos, como máximo, tras la certificación de la Autoridad de Fiscalización y Control de Pensiones y Seguros (APS).
Por atención médica el SOAT cubre como hasta 24 mil bolivianos. Si los gastos exceden este monto, los afectados o involucrados en el accidente son los que se hacen cargo.
Tapia señaló que la cobertura alcanza a cualquier hecho de tránsito en el que los involucrados cuenten con este seguro, incluso si la persona que ha causado el hecho se encuentra en estado de ebriedad.
Pero en caso de que la persona esté bajo la influencia del alcohol o las drogas, la aseguradora puede iniciar una acción para recuperar el gasto.
Esta acción de recuperación se inicia también cuando el conductor del vehículo que ha causado el accidente no tiene SOAT.
Tapia explicó que este seguro no es solidario entre vehículos, es decir, si un motorizado no tiene SOAT y llega a colisionar con otro, el seguro no cubre los daños causados a las personas que van en este primer vehículo.
El SOAT cubre los daños ocasionados a las personas del vehículo siniestrado que tiene el seguro o a los peatones.
PERDIÓ UNA PIERNA
Celia López es comerciante y nació en Cochabamba hace 47 años.
Se divorció de su esposo hace 11 años porque este se fue con otra mujer.
Habla con la voz entrecortada cuando se refiere al accidente de tránsito que sufrió en 2003, en la localidad cruceña de Warnes, cuando viajaba en un ómnibus.
El 11 de agosto es una fecha fatal para Celia. Recuerda que ese día la flota avanzaba con bastante velocidad y chocó contra la esquina de un tráiler que venía de frente.
A ella la auxiliaron y la llevaron al hospital en una camioneta que era usada para transportar chanchos.
Despertó al día siguiente y se dio cuenta que le habían amputado la pierna derecha, desde la altura del muslo. La explicación de los médicos fue que estaba totalmente destrozada. “Lo único que hice fue llorar cuando vi que estaba sin una pierna. Pensaba en mis hijos”.
Incluso el médico quería amputarle la otra pierna, pero sus familiares se opusieron, argumentando que era el único sostén de sus hijos.
En ese accidente murieron el ayudante del chofer y una comerciante que era amiga de Celia.
Cuando empezó a recuperarse y volvió a caminar con muletas, Celia continuó vendiendo todo lo que podía, desde masitas para Todos Santos hasta material escolar.
Actualmente, Celia mantiene todavía a sus tres hijos y ayuda a sus cinco nietos.
ESTRÉS POSTRAUMÁTICO
Celia López siente un gran temor cada vez que sube a una flota. Cierra sus ojos y cree que el vehículo se va a chocar. Por eso, durante todo el trayecto no logra conciliar el sueño por los nervios.
La psicóloga Carmen Rosa Barrón Torrico explica que, además de las secuelas físicas que deja un accidente, los afectados pueden sufrir un trastorno de estrés postraumático (de ansiedad) que se genera a partir de un hecho de tránsito.
Si los síntomas indican que una persona sufre de estrés postraumático, esta debe buscar apoyo profesional, caso contrario puede terminar con una condición de discapacidad psíquica que le imposibilitará realizar sus tareas cotidianas como asistir a su trabajo o ir a la escuela o a la universidad.
Barrón señala que si bien no existen estadísticas sobre la cantidad de gente accidentada que sufre trastorno de estrés postraumático, de manera general, después de un evento traumático el 50 por ciento desarrolla este mal.
Este trastorno se manifiesta en una persona cuando recuerda de nuevo el accidente de tránsito, siente el mismo dolor, en el presente.
La persona puede tener también pesadillas y en su sueño vive de nuevo el siniestro u otras situaciones relacionadas con el hecho.
Un segundo aspecto para reconocer el estrés postraumático es cuando la persona evita, por ejemplo, acercarse al lugar donde ocurrió el accidente, subirse al transporte público e incluso salir a la calle porque teme que le pase de nuevo el siniestro.
Esta persona puede terminar aislándose totalmente de su contexto y dejar de ir al trabajo o a la escuela.
La persona afectada trata también de evitar los pensamientos que le recuerden su accidente, pero eso le causa mucho sufrimiento, afirma.
Algunas personas que han sufrido un accidente se mantienen hiperalertas, en guardia, porque consideran que en cualquier momento les puede pasar algo. Están siempre en una situación de sobresalto, nerviosismo constante y tendrán muchas dificultades para concentrarse en su vida cotidiana.
Hay personas que para evitar las pesadillas sobre su accidente evitan dormir y empiezan a tener insomnio, por lo que en algún momento necesitarán ayuda farmacológica.
Las personas que han sufrido un accidente y no han recibido ayuda pueden llegar a tener una discapacidad psíquica y depender de otras personas.
LA TERAPIA
Para que la persona pueda superar el trastorno de estrés postraumático se puede aplicar la terapia cognitiva conductual (de exposición prolongada). Se trabaja con el paciente para enseñarle a controlar sus pensamientos y sentimientos relacionados con el trauma que vuelve a experimentarlos.
Se le enseña a recordar lo que le ha pasado, pero sin que este sienta miedo, terror o ansiedad, se le ayuda a controlar esta situación. Y para ello se expone al paciente, de manera imaginaria, al evento traumático, con acompañamiento del terapeuta.
Se orienta al paciente para que pueda desarrollar conductas de confrontación que le ayuden a enfrentar las situaciones que está evitando.
Mientras la persona evite más ciertas situaciones o eventos, la ansiedad crece y se refuerza más. Lo que se hace para cortar este circuito de ansiedad es exponer al paciente de manera imaginaria y vivencial al hecho relacionado con el trauma.
“El paciente debe darse cuenta que tiene el poder para controlar su situación y puede cambiar su forma de pensar”.
Para cobrar el SOAT
* Para cobrar el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT), una vez que ha ocurrido un accidente, se debe llevar inmediatamente a la persona herida al centro médico más cercano para su atención. Ningún establecimiento se puede negar a recibirla y atenderla. El siguiente paso es dar parte a Tránsito.
* Para la notificación a la empresa aseguradora hay un plazo de 15 días después de suscitado el hecho. Si se vence este tiempo, la cobertura es extemporánea. En algunos casos se puede alegar la lejanía de un lugar.
* La compañía Alianza tiene asegurados en Cochabamba 154.122 vehículos y en todo el país el número alcanza a 618.525.
* Esta compañía aseguradora pagó este año, hasta la fecha, 3.569.824 bolivianos por los siniestros ocurridos. Se tiene previsto llegar a pagar hasta 7.5 millones de bolivianos.
Cobertura del FISO
* El Fondo de Indemnizaciones SOAT (FISO) cubre los siniestros cuando los vehículos que causan accidentes de tránsito dejan personas heridas y las abandonan, normalmente peatones. Para estos casos en los que los vehículos no ha sido identificados se ha creado el FISO que debe dar cobertura a los afectados.
* Las compañías aseguradoras aportan al FISO de acuerdo con el porcentaje de participación que tienen en el mercado. Los requerimientos para beneficiarse con el FISO son los mismos que para cualquier otro accidente.
* El SOAT se puede seguir comprando durante todo el año, y el costo es el mismo sin importar que queden solo unos meses, pero protege a los peatones y conductores.
* Algunas personas por ahorrar unos pesos terminan gastando más cuando hay algún accidente, más de 3.000 dólares. Por una caída en motocicleta, por ejemplo, la atención puede llegar a costar 700 dólares como mínimo.