PSICÓLOGOS ADVIERTEN QUE LOS BIENES MATERIALES NO PUEDEN SUSTITUIR AL AFECTO DE LOS PADRES
El exceso de dinero daña a los hijos de los migrantes
Los padres migrantes “disimulan” su ausencia con la satisfacción de casi todos los deseos materiales de sus hijos, sin embargo, desde el punto de vista psicológico, a la larga, esto puede generar efectos adversos.
“(...) Ningún exceso es bueno y mucho menos para un menor de edad que, por no tener a sus padres a su lado, está en un proceso de superación de un desequilibrio emocional (...)”, asevera el psicólogo Marco Antonio Tapia.
Detalla que gran parte de los niños, adolescentes o jóvenes que tienen padres migrantes, ostentan montos elevados de dinero en el recreo (en comparación al resto de sus compañeros), portan objetos codiciables por gente de su edad, entre otros lujos. No obstante, con el transcurso del tiempo se dan cuenta que esto es insuficiente para amortiguar la falta de cariño.
Es así que optan por experimentar “nuevos rumbos”, desde la incorporación a pandillas hasta la inclinación por alguna sustancia narcótica.
Lo primero, según Tapia, es más común, puesto que el menor de edad equipara a este grupo social (pandilla) con una familia, por tanto, ahí halla aquellos vínculos afectivos que para él dejaron de existir desde que sus padres se marcharon. Respecto a lo segundo, las drogas, es un vicio que les da la posibilidad de evadir su triste realidad.
Por su parte, la psicóloga clínica Maribel Franic coincide en que la abundancia de objetos materiales corroe a los hijos de los migrantes, sin embargo, dice que esto se puede evitar si los tutores o apoderados de los pequeños les dan solo lo necesario para sus gastos.
“Los niños tienen que vivir en un entorno cómodo pero no excesivamente lujoso”, acota.
SIN AUTORIDAD EN CASA Ahondando aún más en la situación que enfrentan los hijos de los migrantes, Tapia señala que uno de los factores que propicia su inclinación a las dos acciones negativas señaladas previamente es la falta de una figura paterna o materna.
Habitualmente, explica el psicólogo, los menores de edad se quedan bajo el cuidado de algún familiar que muestra un notable interés por recibir opulentas remesas, más que por dar un poco de afecto a los pequeños. Entonces para el niño es complicado, y a veces hasta imposible, ver a esta persona (aunque sea temporalmente) como una figura paterna o materna.
“Como el familiar no es un personaje que represente autoridad, el menor simplemente no le obedece”, dice Tapia y agrega que el hijo del migrante opta por tomar sus propias decisiones.
Franic dice que los niños, adolescentes o jóvenes pocas veces hablan con sus padres de las experiencias negativas que les toca vivir, ya sea en el colegio o el hogar, y eso agudiza aún más su situación porque, en su condición de menores de edad, no siempre actúan correctamente a la hora de resolver sus problemas.
“¿Cómo contarle a tus papás que, por ejemplo, te están haciendo bullying”? ¿Qué va a hacer él desde allá?”, ejemplifica Franic.
Por tanto, el pequeño enfrenta sus problemas solo, a veces no de la manera adecuada, pero solo.
CAMBIAN DE ROL
Más allá de sus problemas personales, frecuentemente los hijos de migrantes también tienen que cargar con los de sus hermanos menores, ya que sus dos padres, o uno de ellos, están en el exterior.
Tapia señala que en el marco de la migración, los más afectados son los hermanos mayores porque bajo su responsabilidad afectiva, y a veces hasta económica, están sus hermanos.
Cuando la madre se va a otro país y, por ejemplo, el padre se responsabiliza de los hijos, éste no siempre ocupa a cabalidad el puesto maternal. Es así que el hermano mayor “sube obligatoriamente a ese escaño”.
Esto significa que el hermano mayor tiene que, de manera paralela a sus actividades, ayudar a hacer las tareas a sus hermanitos, cocinar, entre otras actividades.
Asignar este tipo de funciones a los pequeños, desde el punto de vista de Tapia es obligarlos a renunciar a alguna etapa de su vida.
PLANTEAMIENTOS
Los expertos en psicología plantean una serie de recomendaciones que pueden evitar conductas negativas en los hijos de los migrantes.
La primera es que “sí o sí” uno de los dos progenitores se quede a cargo de los pequeños mientras el otro va a trabajar al exterior. De esta manera sus hijos por lo menos tendrán a una figura de autoridad en casa.
En caso de que ninguno de los padres esté en condición de quedarse con los menores de edad, se recomienda dejarlos a cargo de una persona responsable y, en lo posible, que la misma se quede a vivir con ellos, los acompañe al colegio y vigile de cerca sus actividades.
Finalmente, los expertos indican a los padres que, durante sus llamadas telefónicas, sean sinceros con sus hijos, solo así se ganarán su confianza y estarán al tanto de sus actividades, tanto positivas como negativas.
20 por ciento de bolivianos está fuera del país
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia estima que hay más de dos millones de bolivianos que emigraron, casi el 20 por ciento de toda la población. Argentina alberga a casi el 50 por ciento de emigrantes bolivianos, mientras que en España vive el 16 por ciento del total.
Remesas alcanzan el 10 por ciento del PIB
Según datos proporcionados por el Banco Central de Bolivia desde el año 2000 (cuando las remesas eran de 92 millones de dólares) hasta hace poco, las remesas han subido sistemáticamente hasta superar los 900 millones de dólares. Esto representa entre el 8 y 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Solicitan planes de reinserción laboral
Gran parte de los migrantes bolivianos aseveró que teme volver al país porque no hay fuentes laborales. En ese entendido, piden a las autoridades que diseñen algún programa de reinserción económica, familiar y social.
4 Países donde están los padres
Los cuatro países que albergan a la mayor parte de los padres migrantes de Bolivia son España, Argentina, Estados Unidos y Brasil.
Por tanto, cerca del 90 por ciento de las remesas que reciben los hijos de los migrantes u otros familiares provienen de estos lugares.