DESDE HACE 17 AÑOS TRABAJA AYUDANDO A LOS ENFERMOS CON CÁNCER. ES EL PILAR FUNDAMENTAL DE LA FUNDACIÓN NACIONAL DE AYUDA CONTRA EL CÁNCER CON LA QUE HA LOGRADO MEJORAR Y SALVAR LA VIDA DE DECENAS DE PERSONAS
Zlatica Ugrinovic nunca les dice no a los enfermos con cáncer
12 de enero de 2013 (20:37 h.)
Su ánimo siempre es positivo y a quien saluda le regala una sonrisa. A pesar de que su salud está un poco delicada porque un juanete le impide caminar con normalidad, la ayuda de Zlatica Ugrinovic a los demás no se detiene nunca.
Ugrinovic nació en el departamento de Potosí, en Uyuni, pero desde los seis meses de vida comenzó a residir en Cochabamba con sus padres.
Luego de terminar el bachillerato fue becada por la Organización Mundial de la Salud para hacer la carrera de Administración de Hospitales en España.
Hace 32 años comenzó a trabajar en el área administrativa de la Caja Petrolera de Salud y hace 17 fue reubicada en el Oncológico de ese mismo nosocomio. Allí pudo observar la realidad de muchas familias cochabambinas y de otras partes del país que llegaban hasta el hospital y eran diagnosticadas con algún tipo de cáncer.
Dentro del nosocomio podía observar cómo las personas lloraban y pensaban qué iban a hacer para tratar de cubrir el costoso tratamiento que les ayude a seguir viviendo.
Los médicos tenían consideración con las personas de escasos recursos y no cobraban por la atención, pero aún así el costo de los medicamentos era difícil de cubrir.
“Toda la gente que venía era pobre y cuando les decían el precio de la radioterapia salían llorando. Yo ya no podía más porque mi corazón es blando y esa gente necesitaba ayuda”, cuenta.
Todos los casos eran terribles y muchos abandonaban el tratamiento porque no tenían dinero.
Ugrinovic recuerda que en ese tiempo iba llorando donde el oncólogo César Bueno para pedirle que no les cobre a algunas personas porque no tenían recursos, entonces fue él que la animó hacer una fundación.
Es así que hace 15 años nació la Fundación Nacional de Ayuda Contra el Cáncer, (FUNACC) que colabora con la atención y los recursos económicos a las personas enfermas con este mal, sin discriminar su edad ni su estrato social.
En unas instalaciones que fueron otorgadas por la Iglesia Hospicio, todos los miércoles a las 18:00 horas espera la llegada de los pacientes con cáncer que vienen con sus recetas para recibir medicamentos o que piden ayuda para la atención.
Hasta ahora no ha habido alguna persona a la que Ugrinovic le haya dicho que no. Aunque algunos casos son muy difíciles de atender ella consigue los recursos y los medios para poder ayudarlos.
FINANCIAMENTO
El dinero para colaborar a los enfermos y pagar las jugosas cuentas que se hacen por los tratamientos lo consigue realizando actividades benéficas, desfiles, exposiciones, entre otras.
La gestión pasada el Club de Autos Clásicos realizó una exposición con la que se logró cubrir los gastos de hospitalización y de compra de medicamentos.
Para economizar los gastos muchos de los pacientes son llevados al Hospital Viedma donde la atención es gratuita. Los medicamentos se los importa desde Santa Cruz de una empresa que los comercializa a precios más económicos.
Este año la FUNACC recibirá por primera vez un lote de medicamentos donados. El empresario Samuel Doria Medina se comprometió hacer una entrega en los próximos meses.
Otros recursos económicos y medicamentos también ingresan de donaciones que realizan enfermos que lograron recuperarse o de las familias de los que fallecieron.
“Por ejemplo el año pasado hemos pagado 70 mil bolivianos los primeros meses y la última vez 18 mil bolivianos. Hay que trabajar fuerte, no es fácil ser voluntaria, las personas colaboran con lo que pueden y en la medida de sus posibilidades porque también tienen sus actividades”, agrega.
Cada caso es diferente, los enfermos con cáncer vienen en diferentes circunstancias y con diagnósticos poco o muy alentadores para su recuperación y todos requieren distintas cantidades de dinero para poder recuperarse.
Hace poco llegó a la fundación una mujer de escasos recursos que se dedicaba a vender refrescos en la calle y a la que le diagnosticaron cáncer en el rostro.
El medicamento que le recetaron tiene un costo de 5 mil bolivianos y debe ser aplicado cada diez días.
Con la ayuda del FUNACC la paciente pudo cambiar el esquema del tratamiento y conseguir un medicamento mucho más económico. Debido a su delicado estado de salud la mujer también dejó de trabajar y el único apoyo que ahora tiene para recuperarse es el de la fundación.
Los casos son analizados uno a uno. Ugrinovic, que es el pilar fundamental de la fundación, en su día a día realiza visitas a los domicilios de estas personas para conocer su situación y analizar sus posibilidades económicas.
A un principio la acompañaban 72 personas que también trabajaban como voluntarias, pero por lo difícil del trabajo cada vez el número de colaboradores se fue reduciendo. Hoy solamente cuenta con 15 que están involucrados en el voluntariado.
“Hay gente que tiene dinero, pero también hay personas que no tienen y todos necesitan ayuda”, menciona.
Las puertas del Hospital Viedma siempre están abiertas para ella cuando llega con algún paciente. La atención nunca se le niega y tampoco se le cobra. También hay médicos oncólogos de clínicas privadas que gracias a la ayuda de esta mujer han optado por no cobrar a los pacientes con cáncer.
EL DON DE AYUDAR
Ella asegura que fue escogida por Dios para poder ayudar a los demás y que él le dio ese don.
Su labor por buscar el bien de los enfermos con cáncer es a veces poco conocida, pero a ella no le interesa salir a la luz pública para conseguir recursos.
Todo el dinero que tiene de su trabajo y el aporte que le hacen algunas personas para poder ayudar logra cubrir todos los gastos de quienes buscan su ayuda para hacer frente al cáncer.