POR SU VESTIMENTA, LOS NIÑOS TRABAJADORES EN MUCHOS CASOS SON CONFUNDIDOS CON LADRONES O INHALADORES DE CLEFA. ELLOS SE QUEJAN Y AFIRMAN QUE LA GENTE LES DEMUESTRA DESPRECIO, PERO TAMBIÉN MIEDO
El trabajo expone a los menores a la discriminación y al maltrato
16 de junio de 2012 (20:34 h.)
Insultos, desprecio y rostros que les demuestran temor cuando se acercan es lo que reciben a diario los niños trabajadores de parte de la gente.
“Tenemos la ropa sucia y algunas veces no nos bañamos porque en nuestras casas no hay plata para pagar o comprar el agua, por eso la gente piensa que somos maleantes y que nos acercamos a robarles, pero en realidad solamente queremos ofrecer nuestros servicios y que nos paguen por eso”, dijo Jhonny Salazar un joven de 13 años que trabaja como limpia parabrisas en la calle 25 de Mayo y Heroínas.
Su vestimenta sucia ha provocado que muchas veces estos menores sean víctimas de arrestos por parte de la Policía.
El representante de la Unión de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores de Cochabamba (Unatsco), Javier Reyes, indicó que los menores de edad muchas veces son trasladados hasta las instalaciones de Orden y Seguridad solo porque la Policía sospecha que cometieron algún delito.
En varias ocasiones Reyes tuvo que acudir con los documentos de su institución y su carnet para poder sacar a sus compañeros de las celdas, y demostrar a la Policía que estos menores son parte de una organización que trabaja en las calles.
Por este motivo, ellos piden a las autoridades que les otorguen un carnet que los identifique y que avale su trabajo, para que ya no hayan confusiones con otros grupos de niños que también están en las calles.
MALTRATADOS
Jhonny Salazar trabaja limpiando parabrisas todos los días. Dejó la escuela porque su familia ya no contaba con el dinero para poder pagar su educación.
Salió a trabajar hace dos años a la calle, donde todos los días recibe entre monedas los disgustos y algunas veces los gestos que le hace la gente mientras él realiza su trabajo.
Él como otros niños que se dedican al trabajo tuvo la suerte de no haber sido golpeado nunca por un vehículo, pero manifiesta que los golpes más fuertes que ha recibido de parte de la sociedad son la indiferencia y el desprecio que le demuestran cuando lo ven trabajar.
“Quisiera que la gente ya no me trate mal, es feo trabajar todos los días y ver que las personas sin conocerte te muestran malas caras o tengan miedo porque piensa que le vas a robar o le vas a hacer algo”, dijo.
En su casa Jhonny es el hermano mayor de dos varoncitos y a su corta edad mantiene su casa porque su madre dejó de trabajar debido a dolores de la espalda que le impiden caminar de manera normal.
A diario lleva a su casa un promedio de entre 60 y 100 bolivianos.
Cuando su madre trabajaba como vendedora de frutas en el mercado, Jhonny disfrutaba de su infancia, pero ahora su familia ya no cuenta con dinero por lo que salir a trabajar se convirtió en su única opción luego de que su madre enfermó.
Miguel Piérola de 10 años es un niño que trabaja como pintor a contrato en el municipio de Quillacollo. Antes de entrar a trabajar evaluó la posibilidad de salir a las calles como limpia parabrisas o voceador de trufis, pero luego de ver el maltrato que sufrían sus compañeros de parte de la gente, prefirió optar por el oficio de pintor.
“En mi trabajo me tratan mejor, voy a las casas o las empresas a pintar las paredes. Ahí nos dan refresco y a veces hasta almuerzo, nos tratan mejor, no como en la calle donde les gritan a los niños y los acusan de maleantes”, dijo.
Miguel es el segundo hermano de ocho hijos y es el único niño que sale a trabajar.
Su hermana de 10 años prepara la comida en su casa y sus padres se dedican a la venta de dulces en las calles.
OTROS PELIGROS
Los accidentes de tránsito y el consumo de drogas son también peligros a los que están expuestos los niños trabajadores, pues muchos de ellos trabajan en las calles y avenidas subiendo a los micros o trufis o limpiando los mismos, lo cual implica un riego a ser atropellados.
En varias ocasiones estos niños sufrieron golpes leves de parte de algunos vehículos que arrancan con velocidad, pero ninguno de los casos requirió de una curación u hospitalización, de ser así tampoco cuentan con un seguro al cual puedan acudir y recibir atención médica gratuita.
Las drogas son otro de los peligros para los niños de la calle. Muchos de ellos son influenciados por los consumidores de clefa que también están en las calles y que les ofrecen varias drogas.
Los adolescentes son los más vulnerables a caer en el consumo, ya que en muchos casos lo hicieron, pero lograron salir de éstas luego de una rehabilitación.
Por este motivo, la Unatsco también trabaja en la prevención del consumo de drogas en los menores, para que el objetivo central de su salida a trabajar en las calles sea el aportar económicamente a sus familias y no consumir drogas.