Hacinados en una vetusta prisión
15 de mayo de 2011 (18:56 h.)
Hacinados, así están los 600 reclusos que viven en el penal de San Sebastián, un recinto que se cae a pedazos por los años que tiene y la falta de mejoras en su infraestructura.
Otros que tienen acogen a sus amigos y “socios” temporales de celda. En una, de no más de 2 por 2 llegan a dormir hasta cinco reclusos, que tienden una frazada o un trapo en el piso para descansar y pasar la noche.
Los que tienen recursos, en cambio, disfrutan de una celda, que para muchos es un lujo tenerla, pese a ser pequeña, vieja y húmeda, donde los chulupis se pasean entre las ollas, los televisores, radios y otros objetos. Los reos dicen haberse acostumbrado, porque no les queda otra opción de vivir así hasta cumplir su condena.
El patio, en el día, es el espacio para hacer negocios como venta de comida y refrescos. Asimismo, sirve de lugar para recibir a las visitas y compartir con ellas una tarde de juego y charla.
San Sebastián es chico y requiere urgentes mejoras para una vida digna.