Muchos políticos afirman que llegó la etapa más decisiva del proceso electoral ya que nos encontramos a un mes de las elecciones subnacionales. Los candidatos y candidatas de diferentes partidos políticos y agrupaciones ciudadanas esperaron que termine la fiesta del carnaval para dedicarse tiempo completo a las campañas proselitistas con todo el “armamento”. Es el momento, dicen muchos, para que los candidatos dispongan de los recursos, especialmente el económico, para “bombardear” por todos los medios las promesas y propuestas de trabajo a los electores. En campaña todo es válido.

¿Cómo conquistamos a los electores? ¿Cuáles serán las estrategias más adecuadas? ¿Se repetirán las estrategias de anteriores elecciones? En estos más de 30 años de vida democrática las campañas políticas tienen determinadas características que son difíciles de superar, el prebendalismo y la demagogia. El primero, los políticos basan su estrategia en las prebendas, es decir, los candidatos y candidatas seducen a los electores regalando arroz, azúcar, fideos y otros víveres a cambio del voto. Otros, obsequian materiales de construcción y productos de beneficio a la comunidad.

El segundo aspecto se basa en las promesas, en campaña todo es posible, no se debe negar nada a la población, por tanto se firma actas de compromiso para ejecutar determinados proyectos en caso de ganar las elecciones. Punto de partida para conflictos posteriores.

En todos los casos, la oferta programática pasa a un segundo plano. Si realizamos un estudio al respecto, encontraremos que pocos electores conocen y votan por las ofertas, la mayoría decide en función a otras circunstancias. En Cochabamba, 1.137.624 sufragarán, elegirán un gobernador, asambleístas, alcaldes y concejales. Es grande el desafío electoral.

* Es presidente del Colegio de Comunicadores Sociales de Cochabamba