Queridas niñas y niños, ustedes tienen derecho a vivir, desarrollarse y educarse en un ambiente de afecto y seguridad dentro su familia o excepcionalmente en una familia sustituta que les asegure una armonía familiar.

Pero el deber que ustedes tienen en la familia es el respetar a su madre, padre, guardadora o guardador, tutora o tutor. Asimismo tienen el deber de respetar a sus maestras o maestros, y en sí, a toda persona.

Ya consolidando el derecho a la familia, las madres y los padres tienen el papel esencial de educarlos. Esta misión no se limita a que les inscriban en un establecimiento escolar. También, comprende que les impartan una educación moral, cívica, de valores y principios. El objetivo es prepararlos con todos los conocimientos y aprendizajes necesarios para que posteriormente puedan vivir en sociedad y adquirir una autonomía suficiente para el día en que se convierta en adultos.