En los últimos años, las crecientes desigualdades entre la oferta y la demanda de servicios sanitarios han ejercido presión sobre los sistemas nacionales de salud. El aumento en los gastos de salud, el envejecimiento de la población, las largas esperas o los esfuerzos para hacer frente a tratamientos a largo plazo debido a la expansión de enfermedades crónicas y degenerativas son algunos de los problemas que enfrentan los sistemas de salud.

Para abordar estas dificultades, las cooperativas de salud en varios países prestan una amplia gama de servicios, incluyendo seguros de cobertura, servicios de prevención y de medicina familiar, la distribución de productos farmacéuticos y la gestión de hospitales y otras instalaciones sanitarias.

La Organización Internacional de las Cooperativas de Salud identifica a cinco naciones en lass que la salud cooperativa integral muestra el aporte e importancia del servicio.

En Bélgica se destacan las sociedades mutuales. En Brasil, Unimed es la mayor cooperativa de salud del mundo. Canadá cuenta con ejemplos de diferentes cooperativas de salud del país. En Japón se destacan las cooperativas de salud y de cuidado de ancianos; mientras que en Italia hay nuevas tendencias e innovaciones introducidas por los cooperativistas en el sector sanitario.  En España, la Fundación Espriu es un ejemplo de buenas prácticas en gestión compartida y solidaria.

Según la Organización Internacional de las Cooperativas de Salud es fundamental, no solo porque brindan servicios a millones de personas, sino también porque empoderan a los usuarios, especialmente a aquellos más desfavorecido. El rol actual y potencial de las cooperativas de salud ha sido seriamente subestimado, especialmente por las políticas públicas que tienden a favorecer a las entidades lucrativas de capital privado en las licitaciones o a usar a las cooperativas de un modo oportunista con el único propósito de economizar recursos, señala un reciente informe de la Organización Internacional de Cooperativas Sanitarias.