La escuela tiene una función formadora, socializadora, para este cometido y la educación está construida por un conjunto de normas de conducta, hábitos, aptitudes e informaciones que la niña, el niño y los adolescentes van asimilando y relacionando con su hogar y la comunidad.

Por otro lado, en la familia se dan los primeros lineamientos para actuar con solidaridad, justicia, tolerancia y respeto de manera tal que las empleemos con nuestras habilidades y destrezas que serán puestas al servicio en bien de la colectividad. La escuela y el colegio por su parte, se convierten en el segundo hogar, donde las niñas, niños y adolescentes se relacionan y socializan lo que aprendieron con su familia. Es por ello que la escuela y el colegio tienen la función que va más allá de la educación, cumplen roles similares al de la familia, para desarrollar sus potencialidades y autoestima aportando de esta manera en la formación de seres humanos sensibles con el respeto a los derechos humanos.

Por ello en todas las Unidades Educativas se debe defender los derechos de las niñas, niños y adolescentes, hacerles conocer cuáles son sus derechos y deberes, enseñarles valores y también a respetarlos. Educar y enseñar con amor, cariño, respeto y buen trato, tendrá como resultado un trato similar aportando a la construcción de una sociedad equilibrada que reencause el rol de niña, niño y adolescente como sujetos de plenos derechos.