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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 15:53

Silvia Aro: radialista de pollera que toca la fama como modelo

Silvia Aro: radialista de pollera que toca la fama como modelo

SILVIA ARO DURANTE UNA ENTREVISTA RADIAL EN OPINIÓN.

No brilla por su pollera,  sino por su personalidad. Silvia Aro Pérez, de 25 años de edad, es, sino la única, una de las más famosas cholitas jóvenes de Cochabamba. Su pasión por la comunicación la catapultó hasta ese sitial.
El empujón hacia la fama se la dio su participación como azafata en la última versión de la Feria Internacional de Cochabamba (FIC). La shinahoteña de origen posó       durante 10 días junto a modelos, algunas internacionales, que engalanaron uno de los stands más         llamativos de la muestra ferial,            el del Tren Metropolitano de Cochabamba, donde se montó una cabina de conducción del futuro medio  de transporte que tendrá el departamento.
Silvia fue contratada como               “socializadora” del stand, pero, cuando llegó el gran día, se quedó anonadada al saber que el traje que ella personalmente se hizo confeccionar, con recursos e indicaciones de los contratantes, estaba hecho con tela similar a la de los atuendos que lucían sus dos compañeras que eran azafatas.
Bastaron 10 días para que la          joven se robe la atención de los visitantes y de la prensa. Fotos por aquí, entrevistas por allá, portadas en revistas nacionales, fueron algunos de sus logros.
Cuando el evento ferial terminó, Silvia Aro supuso que su fama  también, pero, sucedió lo contrario; cada día tenía más seguidores en las redes sociales y le llegaron muchas ofertas laborales, una,          inclusive, para motivarla a que, como mujer de pollera, rompa estereotipos y se anime  a posar con lencería.

Historia
Silvia sabía que la comunicación era lo suyo desde que tenía 12 años. “No era tímida, siempre me ha gustado       hablar. Si quiero preguntar algo, pregunto”, esa personalidad la hizo distinguirse entre otros niños de una unidad educativa precaria de su tierra de origen . 
Empezó escribiendo poesías, declamando, aún cuando transcurría los últimos años de su niñez. A los 12, su talento fue reconocido por los demás. Ese entonces, su profesor la motivó a conducir el acto escolar con él. 
El no haber rechazado esa acción, “el no decir no a nada”, su actitud de “yo me lanzo a hacer aunque no sepa. Siempre digo no sé, pero me puedes enseñar y puedo aprender lo más           rápido posible”, le abrió la puerta a una pasión a la que se encaminaría su vida profesional futura, la comunicación social.
A partir de entonces, ella era la     maestra de ceremonias de los actos del Día del Padre, de la Madre, del Maestro y demás.

Estudios
Al salir bachiller, Silvia llegó a Cochabamba con una beca de la DISU (Dirección de Interacción Social Universitaria), de la Universidad Mayor de San Simón, que entre los requisitos  exigía a los becarios tener buenas notas en los últimos tres años del colegio. Silvia era apta, recordó que sus profesores siempre decían que, aunque  ella era una estudiante destacada, “jamás le regalaron un punto, que ella se ganó todo por esfuerzo propio”.
Segura de lo que quería ser, y omitiendo los comentarios de su familia       —la mayoría se oponía a que elija esa  carrera porque no había trabajo y se ganaba muy poco— Silvia se inscribió a Comunicación Social en la Universidad mayor de San Simón (UMSS).
Está a poco de culminarla, pero su pasión por los medios, especialmente por la radio, le dio la oportunidad de,       a pesar de no ser profesional, acce-     der a empleos importantes. Condujo eventos feriales promovidos por la Gobernación de Cochabamba, fue presentadora de un noticiero en la       radio Chiwana y en Kawsachun Coca, entre otros logros.
Ahora, además de estar enfocada en terminar su carrera,  Silvia está consolidando dos proyectos importantes: una productora audiovisual y una radio, ambos propios. 
Desde La Paz, donde está buscando el equipamiento de la que será su radio, instó a la población de su edad a que siga sus sueños, sin excusarse en contextos en los que a veces la vida pone. 
“Mis compañeros me dicen quiero estudiar, pero no tengo papá, mis papás están separados”. Ella les responde que los únicos que pueden forjar sus destinos son ellos. “nadie lo hará por tí”. Aclaró que ella se formó sola, porque casi toda su familia es muy tímida. “No sé de dónde he salido”.


Acabó con la timidez y el rechazo cuando ingresó a la universidad

Cuando se matriculó a la carrera de Comunicación Social de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Silvia era tímida, pero, luego mostró su talento. Contó que, a pesar de que era una de las pocas estudiantes de pollera, jamás se sintió discriminada por sus compañeros o profesores.
Opinó que su carrera   es bastante teórica y   “la clave”, en su caso, fue poner en práctica  todo lo aprendido.
Uno de sus primeros trabajos en el que demostró sus conocimientos, según dijo, fue cuando
la contrataron para ser maestra de ceremonias para un acto oficial.
La joven domina a la perfección su lengua madre, el quechua, además habla castellano.