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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Los problemas de sueño se incrementan con el tiempo

Es cierto que la edad afecta las horas de descanso de gran parte de la población. Pero existen algunas medidas que ayudan a contrarrestar estos problemas de insomnio.
Los problemas de sueño se incrementan con el tiempo

Los estudios sobre este tema han cobrando tal importancia que existen centros especializados que investigan todo lo referente a este inevitable avance de la edad en los humanos y su repercusión en la salud. Tal es el caso del Centro de Investigación y Educación del Envejecimiento de Singapur (Duke-NUS) donde sus profesores encontraron pruebas de que los adultos mayores duermen menos, debido al desgaste del cerebro, incrementando el deterioro cognitivo y la demencia.

El envejecimiento afecta a todas las funciones del organismo, incluido el sueño, no a todas las personas les sucede con la misma intensidad ni en el mismo momento, ya que la edad cronológica no siempre coincide con la fisiológica, por lo que los cambios en los patrones del sueño pueden aparecer en algunos sujetos antes (inclusive en la niñez) y en otros más tarde.

En comparación con los adultos jóvenes se han observado varios cambios prominentes que afectan tanto a la arquitectura del sueño nocturno como al ritmo biológico de sueño-vigilia, contribuyendo a que el sueño en la edad adulta avanzada se caracterice por ser más “frágil” que el de las personas más jóvenes.

El estudio de unos investigadores de Graduate Medical School Singapore (Duke-NUS) examinó los datos de 66 adultos mayores de China. Los participantes se sometieron a un escáner cerebral donde midieron el volumen del cerebro y su función cognitiva, además a través de un cuestionario se registró la duración del sueño. Con base en lo anterior, se vio que los que dormían menos horas mostraron evidencia de una rápida ampliación del ventrículo cerebral, disminuyendo su rendimiento cognitivo y con mayor disposición de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.  Según ellos los adultos deben de dormir 7 horas para tener una buena salud cerebral a largo plazo.

La recomendación de la mayoría de los investigadores es que se debe dormir entre 6 y 8 horas para que haya una función cerebral óptima, para mantener una buena salud física y para evitar riesgos de desarrollar obesidad, hipertensión, diabetes, enfermedades del corazón y derrames cerebrales.

Por su parte, la Academia Americana del Sueño, a través de su presidenta la Dra. Safwan Badr, señala que dormir es unos de los pilares de una vida sana, y que es esencial para el funcionamiento cognitivo óptimo.

En el caso de los adultos mayores el sueño es menos profundo y más entrecortado que en las personas más jóvenes. Una persona de 70 años sana puede despertarse muchas veces durante la noche sin que esto se deba a una enfermedad. Se pasa menos tiempo durmiendo profundamente y sin soñar, siendo normal que se despierten en promedio de 3 a 4 veces cada noche. También son más conscientes del hecho de estar despierto. La transición entre dormir y despertarse con frecuencia es abrupta, lo que da la sensación de tener el “sueño más ligero” que cuando eran jóvenes.

Es importante conocer que los mecanismos que regulan la vigilia y el sueño con el avance de la edad, pierden parte de su eficacia, sin embargo, la disminución en las horas de sueño, no afecta de manera simétrica a las distintas fases del sueño, sino fundamentalmente al llamado “REM” o la etapa más cercana al estado de vigilia. También podemos tener más dificultades para empezar a dormir y conseguir un sueño reparador, continuo y profundo, ya que despertarse más frecuentemente durante la noche es más común y durante más tiempo.

¿Quê causa los problemas en el sueño?

Junto con los cambios físicos que se producen a medida que envejecemos, los cambios en nuestros patrones de sueño son una parte del proceso normal de envejecimiento. Puede haber muchos motivos que causen problemas relacionados con el sueño.
Cuando cumplimos o superamos los 65 años de edad, nuestro horario de acostarnos y despertarnos puede no funcionar tan bien como cuando éramos jóvenes.

A medida que envejecemos, nuestro cuerpo produce menor cantidad de las substancias químicas, como la melatonina y algunas hormonas, como la del crecimiento, que nos ayudan a dormir bien.

Algunas enfermedades físicas y/o psiquiátricas, podrían no permitirnos dormir o podría ser algún medicamento que tomamos. Sin embargo, independientemente de la edad, cualquiera puede tener un trastorno del sueño, como la apnea del sueño.

Los cambios en la arquitectura del sueño o de los ritmos circadianos o biológicos, que coordinan el calendario de nuestras funciones corporales. Por ejemplo, las personas mayores tienden a tener sueño por la tarde y se despiertan más temprano en la mañana en comparación con los adultos más jóvenes. Este patrón se llama síndrome de fase de sueño avanzada, donde el ritmo del sueño se desplaza hacia adelante. La prevalencia del insomnio también es mayor entre los adultos mayores, que puede ocasionar mucho sueño durante el día y mantenerlos despiertos durante la noche.