Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 00:01

EL LÍDER COCALERO Y DEL MAS VA POR SENATURÍA

Andrónico lleva el sindicalismo y la política en la sangre

A los ocho años vio por primera vez un afiche de su mentor, Evo Molares. Se graduó a los 22 en la UMSS.
Andrónico lleva el sindicalismo y la política en la sangre


Tenía poco más de ocho años cuando Andrónico Rodríguez Ledezma (29) tuvo su primer contacto con el líder del Movimiento Al Socialismo (MAS) y presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma. Fue a través de un afiche.

Pese a que han transcurrido casi 22 años mantiene vivo el recuerdo de ese día que fue de visita a la casa de una tía en San Isidro (Sacaba) y vio una foto del entonces diputado.

Le llamó la atención porque pensó que era de Marcelo, un peón que trabajaba en el Trópico, donde él vivía con su familia. Luego, se enteró de que era Evo.

Si bien él, sus dos hermanos y sus padres vivieron en San Isidro algunos años, luego se fueron al Trópico cochabambino. Ahí, sus progenitores y vecinos hablaban de Evo siempre. Es más, el ahora joven líder masista comenzó a interesarse más sobre esa persona que tenía tanta “fama” en esa parte del departamento.

Un día escuchó a Morales en la radio y su voz se quedó para siempre en su memoria.

Pasaron más de ocho años desde que Andrónico tenía un registro visual y auditivo de quien luego se convertiría en su mentor y ejemplo a seguir. Recién en 2005, cuando el entonces candidato presidencial participaba en una concentración para cerrar su campaña en el Chapare, el adolescente (tenía 15 años) vió de cerca a su líder.

“Quería acercarme para verlo mejor, pero era imposible por la seguridad y la cantidad de gente que estaba en la concentración”, comenta el segundo hombre más fuerte de las Seis Federaciones de Productores de Coca del Trópico de Cochabamba (el primero es Evo Morales desde hace más de 30 años).

Con el paso de los años su afición por el líder cocalero creció y aunque no podía mirarlo cara a cara, siempre buscaba modos para participar en las concentraciones para “verlo de lejos y escuchar sus discursos, aunque sea de lejos”.



EL GRAN ENCUENTRO Al joven candidato a segundo senador del MAS por Cochabamba le brillan los ojos y se emociona al recordar el día en que estuvo frente a frente con Evo.

Fue en 2012, Andrónico era dirigente de las juventudes de las Seis Federaciones, y esa condición le abrió las puertas a una reunión de la Coordinadora Departamental por el Cambio (Codecam). Fue la presidenta Leonilda zurita quien lo dejó entrar.

“El Presidente pidió que levanten la mano los que iban a hablar. Quería participar, pero me daba miedo”, recuerda el licenciado en Ciencias Políticas que a los 22 años logró su título en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS).

“Eres el último”, le dijo el Mandatario viéndolo fijamente. Las intervenciones se desarrollaron de forma ordenada. Conforme se acercaba su turno, el joven líder pensaba de todo. Pero, cuando Evo le dio la palabra se le nubló la mente, le sudaban las manos, le temblaban las piernas y, todo lo que por años había pensado y planificado para cuando esté frente a su mentor, se le borró. En fracciones de segundo reaccionó. “Me armé de valor y comencé”. Se dirigió a él como hermano Presidente. Los “antiguos” le habían alertado que a Evo se le debe llamar hermano o compañero, jamás señor Presidente. Eso lo tenía bien claro.

El ansiado encuentro terminó en reflexión. Es que Andrónico le dijo a Morales que consideraba que las juventudes estaban abandonadas y que no se estaba trabajando en la proyección del partido con ellos. Jamás se imaginó que ese primer encuentro terminaría con un jalón de orejas, fue interpelado y cuestionado por el hombre que dirige el país desde el año 2006.

“Me dijo (el Presidente) que tenía que visibilizarme y trabajar. Si vas a seguir con esa idea de que la juventud es el futuro no pasará nada. Nunca te llegará el futuro. Debes demostrar tu capacidad. Los jóvenes tienen que ser rebeldes y revolucionarios”, recuerda el dirigente que desde el 27 de octubre de 2018 es la cabeza de 931 sindicatos que tienen más de 50 mil cocaleros afiliados en el Trópico de Cochabamba.

Tras la reunión, Andrónico entró en una fase de autoanálisis. “De una manera indirecta el hermano Presidente me dijo que me prepare”. Y así fue. Terminó su gestión como dirigente de juventudes y regresó a los sindicatos, a las centrales y a las federaciones para comenzar un nuevo camino.

Recuerda que su papá tenía un auto viejito y sin luces. Ese vehículo se convirtió en su amigo fiel. Le permitía internarse en el monte y llegar a los lugares más alejados. “Mi idea era informar a los hermanos y escuchar sus problemas y necesidades”. Pero, esa tarea no era nada fácil. El dirigente tenía que esperar horas de horas para que le dieran la palabra en ampliados, pero, con el paso del tiempo ese sacrificio le sirvió para que los miles de cocaleros le conozcan y le den su respaldo cuando lo necesitó.



DE SANGRE Andrónico comenta con orgullo que el sindicalismo y la política le viene de cuna. Su abuelo, pero, sobre todo su padre Carlos Rodríguez, fue dirigente y hasta llegó a formar parte de la cúpula de la Federación de Campesinos de Cochabamba, pero nada más. En alguna publicación, el licenciado en Ciencias Políticas reconoció que a su progenitor le faltó educación superior para seguir escalando. Fue talvez una de las principales razones por las que él tomó con mucha responsabilidad sus estudios en el colegio y la universidad.

De hecho, fue su padre el que de forma indirecta le inculcó la idea de encaminarse en la dirigencia.

Andrónico acompañaba a Carlos a las reuniones, primero en San Isidro (Sacaba) donde tenía sus tierras de cultivo y, luego, en el Trópico cuando su familia decidió asentarse en esa parte del departamento.

“Tenía seis o siete años cuando seguía a mi padre a sus reuniones. Es más, a veces eran tan largas que me tenía que quedar sin comer y hasta me dormía en las sillas”, comenta.

Esas andanzas se fueron acentuando conforme pasaban los años.

Ya adolescente de forma casual comenzó a ser protagonista en los ampliados de su sindicato Mamoré Bulo Bulo.

Siempre fue voluntarioso y comprometido con las actividades de su sindicato y a la larga le sirvió de mucho para escalar.

Fue su madre Sinforosa Ledezma quien le dió el “aval” para que oficialmente pueda participar y hacer vida activa en las organizaciones sindicales de los productores de coca.

Entre 2004 y 2007 se comenzó a hablar del cato de coca por familia. Su padre tenía 20 hectáreas de tierra y su cato. Su madre había recibido una herencia y, por acuerdos internos de los productores de coca, no estaba permitido tener más de un cato de coca por familia. Fue su progenitora la que decidió entregarle legalemente las tierras recibidas como herencia. Andrónico tenía el respaldo legal, pero no la edad para ser dirigente de su sindicato, pese a que los afiliados le pedían que asuma algún cargo, porque “se lo había ganado”.

Su primera incursión dirigencial fue en su sindicato. Luego, cuando ya tenía 25 años, lo eligieron en la central.

Con una pícara sonrisa y un aire de orgullo, recuerda que fue la primera vez que le colocaron una guirnalda. “Las compañeras la hicieron con hojas de coca y todo lo que encontraron en ese momento”.

Desde ese momento, comenzó a asistir como delegado a los ampliados de las Seis Federaciones en Lauca Eñe, reuniones que eran encabezadas por el presidente Morales y donde se debatían “grandes temas del instrumento político y de la marcha del país”.

Ganó en las elecciones de su Federación y, con esa experiencia y tras haber compartido hasta con el propio Morales.

El 20 de septiembre de 2018 concluyó su gestión al frente de su Federación. Dos días después, fue reelecto por consenso.

El 27 del mismo mes y año, se realizó el congreso en Capinota para elegir a los dirigente de las Seis Federaciones. La presidencia no estaba en juego, ya que es el Presidente del Estado quien ocupa ese espacio por consenso ansoluto.

La Federación Mamoré Bulo Bulo había decidido lanzar a Andrónico al ruedo. “No podía negarme. El hermano Presidente siempre nos dice que si las bases nos piden participar en ese tipo de elecciones u otras estamos obligados a aceptar”. Así fue. En medio de susceptibilidades por la forma de elección (aclamación o voto secreto), llegó el momento de la verdad y la balanza se inclinó una vez más del lado del joven profesional. “Me asuste, pero estuve consciente de que era un nuevo reto en mi vida, aunque en mis planes no estaba ser dirigente”.

Desde ese día hasta hoy, se convirtió en la “mano derecha” de Evo Morales. No solo comparte la testera en actos importantes y hasta vitales para el MAS y el Gobierno, sino que más de uno lo ha catalogado como el sucesor del Presidente, algo que no le es indiferente a Andrónico, pero que considera que aún le falta mucho para llegar al lugar que alcanzó su líder. Es tal la influencia que recibe de Evo Morales que cuando habla, en algunos momentos, le sale el mismo tono de voz del Primer Mandatario.

“Yo me siento como uno más de esos miles de jóvenes, hombres y mujeres, que están en este momento preparándose. Soy consciente de que en política puedes subir con mucha facilidad y rápidez, y al mismo ritmo bajar. En política nada está dicho. Es muy dinámica y todo puede suceder”.

Son tres hermanos. El mayor no “quiere saber nada de la política”, pero, el menor, ya inicia el camino sindical, es dirigente de las juventudes, cargo que en algún momento ocupó Andrónico.



“NO TENEMOS A OTRO” El segundo hombre más fuerte de los cocaleros se confiesa un “evista” y cree que Álvaro García Linera continúa siendo el compañero ideal para el Presidente en las elecciones generales de octubre.

Reconoce las cualidades intelectuales del Vicepresidente, pero lamenta que no haya otro hombre o mujer con esas capacidades para acompañar a Evo.

“Lo que valoro es su lealtad. Él (García Linera) no sueña ser Presidente, siempre será segundo. Ha dicho que su función es ser formador de dirigentes y lo está haciendo”.



DESGASTE El ahora candidato a segundo senador por el MAS en Cochabamba reconoce que los 13 años de Gobierno han generado un “desgaste natural” y que a eso se suman algunos masistas que en lugar de apoyar a su partido más bien se aprovechan para sacar réditos.

Indica que se han reportado algunos problemas al elaborar las listas, que hay descontento con algunos, pero está seguro que con el paso del tiempo y el trabajo que desplieguen esas dudas o resistencias serán alejadas.

Conquistar el voto de los miles de indecisos es su reto. Por eso, prevén dar cursos intensivos a los candidatos propios e invitados para que tengan la capacidad de hacer frente a ese importante reto.

“Sabemos que tenemos que trabajar en las ciudades, en el campo el apoyo al hermano Presidente es total. Es hora de dar a conocer los logros que benefician a todos los bolivianos”.