Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 16:20

¡Atención adultos!

¡Atención adultos!
No es una novedad que Cochabamba es una de las ciudades más contaminadas del país y de Latinoamérica. Todos lo sabemos y, en una u otra campaña, nos comprometemos a mejorar nuestro comportamiento para evitar más contaminación del medioambiente. Sin embargo, las campañas que parecen exitosas en las redes sociales no resultan ser sostenibles. Pareciera que solo cambiamos nuestra conciencia y nuestra actitud “para la foto”, luego retornamos a las viejas costumbres que tanto daño le hacen a nuestro hogar.

He visto fabulosas campañas de jóvenes mujeres y marcas muy conocidas de tiendas que han decidido incentivar a los clientes a pedir sus productos “sin bolsa por favor” y muchas tiendas que incluso a costos muy bajos ofrecen bolsas de tela para evitar más plásticos. Todo es magnífico, en teoría, en la practica, lamentablemente, la situación sigue siendo igual de contaminante.

Un conocido hipermercado de la ciudad ofrece entregarle sus compras en cajas de cartón, de esta manera reutilizan las cajas de sus mercaderías y también evitan la entrega de bolsas de plástico.

Esperando a pagar mi cuenta en la fila de una de las cajas, pude comprobar que, pese a la oferta, de los cuatro adultos que me antecedieron, ninguno aceptó la propuesta de llevar sus compras en una caja de cartón, ninguno tenía tampoco una bolsa de tela, todos llevaron al menos dos bolsas de plástico. Al salir, me detuve a ver a las personas que salían del hipermercado, la mayoría con bolsas de plástico, eran dos o tres jóvenes los que llevaban cajas y alguno una bolsa de tela. Sé que muchas veces uno va al supermercado de emergencia o simplemente no tiene la costumbre de cargar la bolsa de tela en la cartera o el bolsillo, pero es ahí donde debemos hacer el esfuerzo, es ahí donde debemos cambiar.

En este artículo, más arriba digo que pese a las campañas volvemos a las viejas costumbres, pero no sé si eso sea correcto, porque recuerdo con claridad cómo mi abuela tenía una colección de bolsas de tela, que, dobladas con habilidad, se convertían en una billetera, listas para hacer sus compras. Incluso he visto que algunos comerciantes ambulantes aún las venden. Tal vez antes, sin tanto plástico, lo más moderno era tener estas sofisticadas (para la época) bolsas.

Bien sabemos que la basura contamina, pero aún seguimos echándola donde mejor nos parece. Cada vez que estoy en un motorizado y veo que los pasajeros del vehículo que va por delante arrojan basura (generalmente cáscaras de frutas o motes), imagino que esas personas hacen una elección (que alguna vez también hice) entre ensuciar su auto o la calle, evitando la fatiga resulta mejor expulsar los desechos.

No son los niños, ni los más jóvenes, somos nosotros, los adultos, los que nos modernizamos y por eso dejamos de barrer la calle, los que tenemos rápidas vidas que no nos permiten cargar la bolsa de tela, los que estamos en constante progreso y preferimos ensuciar la calle que nuestros modernos autos, los que talamos árboles para tener mejor visibilidad de un cielo que últimamente siempre esta contaminado, los que hacemos caso omiso cuando nuestros hijos nos reclaman por la contaminación y somos los mismos que no supimos heredar de nuestros padres las buenas costumbres, los que poco o nada les dejaremos a nuestros propios hijos, si no cambiamos.

¿Por qué no son los niños? Porque gracias a las campañas de concienciación, muchos de ellos están creciendo con conceptos acertados sobre el cuidado de nuestro planeta. ¿Por qué no son los más jóvenes? Porque, pese a su indiferencia, con la política y su alejamiento de los tradicionales medios de comunicación, están al día con los terribles datos que circulan sobre contaminación en las redes sociales, el espacio donde se informan, se indignan y donde inician valiosas campañas de educación.

Que vivan los “challenge”, que vivan los “retos”, esos que los adultos desconocen o les restan importancia y que son impulsados por la generación Z, esa que apuesta por un mundo menos contaminado.