Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 00:00

¿Aprendimos de la dictadura?

¿Aprendimos de la dictadura?
El 17 julio de 1980, hace ya 39 años, sufrimos uno de los episodios más nefastos de nuestra historia, el golpe de Estado de Luis García Meza. En octubre de 1982 se recuperó una democracia endeble que se tenía que construir y fortalecer.

El dictador García Meza y su ministro del Interior Luis Arce Gómez se encargaron de dejarnos un país que, recuperando la expresión de Víctor Paz, en 1985, se nos moría. Lo dejaron así por varias razones, entre ellas la deficiente administración del aparato estatal, el uso discrecional de las Fuerzas Armadas, la violación de los derechos humanos, el asesinato de opositores, innumerables actos de corrupción, y la vinculación del Estado boliviano con el narcotráfico. Todo esto en flagrante violación de la Constitución Política del Estado.

Recordemos que García Meza fue condenado por 500 asesinatos, entre ellos la muerte del padre Luis Espinal, del dirigente político Marcelo Quiroga Santa Cruz, la masacre de la calle Harrington en La Paz, en la que murieron ocho dirigentes del MIR, hecho que todavía me genera admiración y respeto por aquella generación que se jugaba la vida por la democracia.

A nivel mundial se conoció nuestro país como un narco Estado porque el Gobierno recibía, según el diario El País de España, más de 1.600 millones de dólares al año, monto que duplicaba el total de nuestras exportaciones.

Hoy en día, a casi 40 años de semejante acontecimiento, ¿qué tan lejos estamos de la dictadura? ¿Hemos construido y fortalecido nuestra democracia? ¿La sombra de la dictadura se cierne aún sobre nuestra joven democracia?

Para hacer un somero diagnóstico, bastaría que nos preguntemos si hoy en día se respeta la Constitución Política del Estado, si no existe persecución política a los opositores, si no se utiliza el aparato estatal en favor de los intereses del partido de Gobierno, si la corrupción no es parte de las altas esferas gubernamentales, si nuestro país está luchando frontalmente contra el narcotráfico o si no existen vínculos de la mafia con el Estado.

¿Se respeta la Constitución Política del Estado? ¿Qué opina usted, amable lector? ¿A qué le suenan, por ejemplo, las últimas determinaciones del Órgano Electoral Plurinacional en las que ya no es una exigencia la renuncia a cargos públicos para las postulaciones en las futuras elecciones de octubre? ¿Por qué no se respetó el resultado del Referendo del 21 de febrero de 2016?

¿Existe persecución política? ¿Es posible pensar diferente del partido de Gobierno? ¿Qué consecuencias están sufriendo algunos opositores?

¿Se utiliza el aparato estatal en favor de los intereses del partido en el poder? Si usted es funcionario público lo sabe bien. ¿Fue usted a Chimoré? ¿Qué le iba a pasar si no asistía a ese acto electoral del jefe de Estado? ¿Sabemos cuánto es el presupuesto del Ministerio de Comunicación que se dedica fundamentalmente a la propaganda política?

¿Hay corrupción en las altas esferas del gobierno? ¿Recordamos el caso del Fondo Indígena? ¿Recordamos el caso de las barcazas chinas?

¿Estamos luchando frontalmente contra el narcotráfico? ¿A qué se debe el conflicto entre el Gobierno y los productores de coca de los Yungas de La Paz? ¿Qué vínculo tiene la Policía Nacional con el narcotráfico?

La sombra de la dictadura todavía se pasea cerca de nuestra democracia. No olvidemos el pasado pues este nos está enseñando que debemos cuidar la salud de una democracia, que ha costado tanto recuperar, construir y fortalecer.