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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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La economía popular más allá de los mitos

La economía popular más allá de los mitos
El capitalismo global se concentra cada segundo en cada lugar, acumulando patrimonio e ingresos en pocas manos a expensas de las mayorías.

Como elemental y directa consecuencia, en la Argentina millones de personas quedan fuera del mercado, tanto como trabajadores o como consumidores. Esos compatriotas por supuesto siguen viviendo y tratando de construir ámbitos de supervivencia a pesar de la derrota que representa su exclusión de los escenarios más aceptables.

Esa serie de intentos es lo que ha pasado a llamarse economía popular, término definido desde los propios damnificados y que necesita algunas precisiones.

Por empezar, la exclusión no es un hecho puntual sino que es un proceso dinámico, que jaquea empresas y personas. En cualquier momento histórico se puede identificar quiénes ya se cayeron; quiénes están en la cuerda floja; incluso quiénes adaptaron sus expectativas de vida a un marco de referencia restrictivo, que cambió su lógica económica en algunos aspectos.

Un cartonero, un ciudadano sin techo, son la evidencia más inmediata. Una empresa productora de indumentaria que está enfrentada al dilema de apelar al trabajo cuasi esclavo para subsistir, sufre una amenaza similar. Un panadero de Formosa que vende el pan 30 por ciento más barato que un panadero porteño, por su parte, entendió que sus consumidores tienen una capacidad de consumo limitado y por lo tanto adaptó sus expectativas de ingreso. Todas las situaciones mencionadas son formas de la exclusión.

Llamar economía popular al trabajo organizado por los cartoneros o por quienes buscan la changa mínima, de tal manera, es tomar solo una parte del universo de los damnificados y perder perspectiva sobre el problema global. Sin duda son los que están en situación más endeble, pero comparten la causa de su problema con muchos otros. Esa es una cuestión a considerar para perfilar mejor el concepto. Otra, muy importante, es qué buscan las iniciativas que se toman desde la economía popular.

Básicamente, son dos vías:

a) Volver a entrar al mercado del cual se los excluyó o que está cerca de prescindir de ellos.

b) Construir ámbitos nuevos, en que la sustentabilidad esté más clara.

Las organizaciones sociales más representativas se han orientado preferentemente en el primer sentido, reclamando de cada gobierno la contención debida, hasta que la expansión del mercado lleve a la recuperación de ingresos para los más humildes. Esta lógica es esencialmente la misma de las pymes amenazadas por la falta de demanda, que reclaman la reducción de impuestos o de aportes previsionales, como forma de corregir su rentabilidad. Es decir: Regresar al mercado que los tiende a expulsar o que ya lo hizo. Hasta este momento son muchos más los esfuerzos de contención de los sucesivos gobiernos, que los intentos exitosos de modificación de las condiciones que llevaron a la exclusión o al estrangulamiento de las actividades perjudicadas. El sueldo a cartoneros por parte del gobierno de CABA; los acuerdos con tamberos; las líneas de crédito a pymes en crisis, son variantes de acciones de prolongación de los problemas y no de soluciones efectivas.

La otra opción, de búsqueda de nuevos caminos sustentables, tiene pocas experiencias concretas y no podríamos señalar que tiene una teoría económica cerrada que la respalda. Se trata de la búsqueda que estamos haciendo quienes hablamos de producción popular (...).