Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 00:00

La paz, un viaje hacia uno mismo

La paz, un viaje hacia uno mismo
Las grandes historias suelen tener un esquema parecido al de los poemas épicos griegos: 1. El héroe (un ciudadano común) que vive feliz en su hogar junto a su esposa e hijos, pero que por alguna circunstancia tiene que dejar todo para cumplir con una misión en la que se debe jugar la vida. 2. Las vicisitudes que pasa el personaje para cumplir aquella tarea: una serie de aventuras, viajes y luchas, en las que se confirman sus virtudes y se cumple la misión. 3. Su retorno. El héroe atraviesa por otras tantas dificultades y luchas para, al fin, retornar al hogar por el que ha sacrificado gran parte de su vi da.

Imagínese realizar este periplo en primera persona. Puede sonar desafiante y hasta divertido. Sin embargo, si la persona que dejó su hogar es un joven sirio que, gracias al sacrificio de sus padres pudo salir de su país en busca de un mejor futuro y, después de unos años, tiene que regresar para reencontrarse con su familia y sus amigos y, al mismo tiempo, para volverse a ver con sus enemigos, con los “culpables” del dolor de su pueblo, el panorama cambia totalmente. La distancia entre la literatura y la realidad se hace infinita y los retos de nuestro personaje, un joven real, son comparables a las inexplicables batallas de los héroes griegos contra monstruos terrenales y divinos.

“Rondine cittadella della Pace” es una experiencia de formación en cultura de paz que se desarrolla desde hace aproximadamente 20 años en un pueblito medieval de Arezzo, Italia. Allí jóvenes de toda la península y de distintos lugares del mundo confluyen para realizar estudios de excelencia sobre los temas actuales del mundo y la construcción de una nueva humanidad.

No es raro encontrar jóvenes de países en conflicto que pertenecen a bandos contrarios y que se tienen que ver todos los días, convivir y crear una pequeña comunidad para comenzar a experimentar lo que supondría construir la paz en sus países a su retorno.

Todo esto es posible gracias a un proyecto educativo innovador que genera un espacio vital abierto y protector en el que los jóvenes tienen la posibilidad de construir nuevas reglas y nuevos valores comunes. Muchas veces los jóvenes, incluso los más aplicados, no saben por qué estudian algunas cosas, en esta ciudadela, en cambio, cada cosa que se hace está relacionada con el sentido de la vida.

Se realizan estudios de actualidad como los desafíos del modelo económico actual, la legalidad, los derechos humanos, migración, medio ambiente, etc. Y aunque se trata de un pequeñísimo lugar del mundo, los jóvenes se sienten parte del mundo y piensan en grande. Una de las ideas principales es reconocer que los conflictos son parte de la humanidad y que lo importante es entenderlos para transformarlos.

En la mayor parte de los casos los estudiantes de la ciudadela de la paz hacen un recorrido similar al de Ulises, pero esta vez su periplo va desde y hacia sí mismos. Se trata de un viaje interior lleno de luchas personales que los obliga a conocerse a sí mismos, a confrontarse con sus propios límites y dificultades, para retornar renovados y abiertos al otro, al otro distinto, herido, contrariado, al otro que pide ser escuchado, que exige que sus derechos se cumplan, que es tan humano como uno mismo.

Este viaje hacia un mundo de paz, es todavía un sueño en nuestro país, pero podemos empezar por hacer de nuestras escuelas lugares de encuentro con uno mismo, donde todo lo que se haga no sea simple mecánica cognitiva, sino que tenga sentido: la idea de construir una nueva humanidad.