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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Agricultores e intermediarios

Agricultores e intermediarios
Los intermediarios de alimentos, aquellos que reciben la producción de los agricultores y la venden a los consumidores, se llevan la mejor tajada, dejando solo unos cuantos pesos a los que se arriesgan e invierten su dinero y esfuerzo.

Esa ha sido la dinámica desde hace muchos años. Los productores de alimentos, por no deambular con su carga, o porque necesitan vender rápido, los entregan a los intermediarios, pero a precios muy bajos, lo que a la postre deriva en ganancias mínimas e incluso pérdidas.

En un reportaje publicado por OPINIÓN este lunes, los floricultores advirtieron que los intermediarios “se han convertido” en sus peores enemigos, porque se quedan con buena parte de la ganancia y, además, avasallan sus espacios de venta.

Una rosa que un productor vende a 1 boliviano, el intermediario lo puede comercializar hasta en 10 bolivianos en el mercado Rodríguez de La Paz.

Para beneficiar a los floricultores, la Intendencia les habilitó un espacio en la parte sur de las calles Lanza y Uruguay, pero fueron desplazados por los intermediarios, según denunció la presidenta de la Federación de Floricultores de Cochabamba, Teresa Barrionuevo.

Esta situación, de avasallar puestos de venta de los productores, ocurre no solamente a los floricultores, sino también a los agricultores de fruta, papa y hortalizas, entre otros.

Los intermediarios tienen el derecho de ganar por el trabajo que realizan, porque los productores no pueden llegar directamente a todos los compradores, pero el rédito que obtienen debe ser acorde al esfuerzo que hacen y guardar proporción con relación a los agricultores.

Además, el intermediario es también, en algunos casos, el responsable de que un determinado producto tenga un precio elevado para el consumidor final.

Para evitar que los intermediarios sigan lucrando con el esfuerzo de los agricultores y dañando el bolsillo de la gente, las autoridades deberán ordenar la casa, es decir, permitir que solo los productores de alimentos se asienten en los mercados campesinos.

Otro ejemplo del lucro que logran los intermediarios se pudo evidenciar en un reportaje que publicó este diario, que reveló que en una semana las personas que se dedican a la compra y venta de cebolla ganan más de 1.4 millones de bolivianos a la semana.

Las autoridades locales y nacionales deberían elaborar e implementar proyectos que estén orientados a beneficiar a los agricultores, aquellos que se arriesgan porque pueden perder todo a causa de las heladas, inundaciones o sequías. En cambio, los intermediarios tienen asegurada su ganancia. Es más, cuando hay desastres naturales y ellos tienen almacenado algún producto, están en la posibilidad de incrementar el precio para sacar un mayor provecho.

En suma, la situación de los productores debería cambiar para bien, es decir, recibir mejor trato en el precio y los intermediarios bajar sus ganancias.

Si se resuelve de esa forma, se estará incentivando a los agricultores, especialmente a los que no tienen terrenos grandes, de modo que produzcan más y mejores alimentos.

Caso contrario, llegará un momento en el que los agricultores decidan levantar las manos y dedicarse a otra actividad, tal como ocurrió con algunos lecheros y productores de alimentos en Cochabamba.