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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Descongestionar el Casco Viejo

Descongestionar el Casco Viejo
Las vías del Casco Viejo del municipio de Cochabamba, algunas bastante estrechas, no tienen la capacidad suficiente para recibir los miles de vehículos, públicos y particulares, que cada día ingresan por los puentes que están sobre el río Rocha.

Llegar desde un punto a otro en el centro, en una distancia de apenas un par de kilómetros, puede tomar hasta media hora, o más, por el gran número de motorizados que circula, sobre todo en las denominadas horas “pico”.

En esos casos, es más recomendable que las personas vayan caminando, porque de esa manera llegarán más rápido a sus destinos y se evitarán más de un dolor de cabeza.

La restricción en el centro de la ciudad, a vehículos particulares y taxis, aprobada en abril de 2012, tenía el objetivo de descongestionar las calles del Casco Viejo, pero, lamentablemente, siete años después de su implementación, podemos decir que no se ha conseguido esa meta.

Las calles del centro siguen atestadas de miles de vehículos, la mayor parte públicos, lo que provoca molestia en la población, además de contaminación a gran escala.

Resolver el caos vehicular y descongestionar las calles del Casco Viejo deben ser las prioridades de esta gestión municipal, porque la situación no puede seguir igual.

En las últimas horas, la Alcaldía de Cochabamba presentó una propuesta técnica para la restricción universal de vehículos que prohíbe el ingreso al centro de la ciudad a particulares, taxis y taxitrufis, para, de forma paulatina, ir insertando a otras modalidades como los trufis, buses y micros.

Según el diagnóstico que realizó la Alcaldía, por el municipio circulan 250.000 vehículos, 3.000 motorizados por cada 1.000 habitantes.

El proyecto presentado establece la premisa de dar preferencia en los recorridos del centro a las modalidades con mayor capacidad de pasajeros y un trato no preferente a los de menor capacidad.

Si la restricción vehicular universal se aprueba, sería, por lo menos por el momento, un alivio para la ciudad, siempre y cuando se cumpla a rajatabla la norma.

No obstante, si el parque automotor sigue creciendo al ritmo actual, por las facilidades de comprarse vehículos cero kilómetros, en el mediano plazo habrá que acudir a soluciones más ingeniosas, porque muchas de las calles no han sido diseñadas para recibir a tantos vehículos.

A la par de la restricción vehicular universal se deberá liberar aceras y calzadas de comerciantes y evitar que conductores negligentes estacionen en vías estrechas. Basta que un conductor se detenga por un par de minutos para ocasionar una trancadera.

Y para un futuro no tan distante se deberá analizar, incluso, siempre que eso sea posible, una ampliación de las vías, sin dañar el patrimonio, porque si no se lo hace, por más restricción que se implemente, los problemas de congestionamiento seguirán.

Una restricción más radical será prohibir el ingreso no ya de solo dos números por día, sino de cuatro, por ejemplo.

Descongestionar la ciudad dependerá también del buen manejo de los conductores, que respeten los semáforos, que cedan el paso a los otros vehículos y que utilicen sus motorizados solo cuando sea necesario. El éxito de cualquier proyecto o medida dependerá de la cooperación de todos los ciudadanos, caso contrario, nada funcionará.