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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Ordenar la casa grande

Ordenar la casa grande
El comercio informal y el legalmente establecido han invadido la ciudad. Las calles y las aceras, no solo de la zona sur, sino también del centro, están llenas de vendedores que ofrecen infinidad de productos, desde trabas, ropa, perfumes, regalos, peluches y electrodomésticos, entre otros.

Cada vez que se designa a un Intendente en el municipio de Cochabamba, la nueva autoridad se impone a si mismo el desafío de “recuperar” las aceras y las calzadas para los peatones y vehículos, pero al final todo queda en tan solo un buen propósito.

Ningún Intendente, ni Intendenta, ha logrado sacar a los comerciantes de las calles para ubicarlos en mercados que se han construido en los últimos años y, en algunos casos, permanecen vacíos o con muy pocos puestos ocupados.

El 27 de mayo, Día de la Madre, la Intendencia informó que después de un operativo, logró recuperar siete vías, incluida la zona del Correo, donde hubo conflictos entre comerciantes por la instalación de puestos informales.

Ese día, el intendente Rodolfo Ferrufino aseguró que se había dispuesto guardias municipales en las vías Punata, Esteban Arce, Tarata, Barrientos, República, Uruguay y Lanza, además de las avenidas Heroínas y Ayacucho.

Y si bien ese día se logró despejar parcialmente esas calles y avenidas, a las pocas horas del operativo, como sucede siempre, los comerciantes volvieron a ocuparlas, obstruyendo la circulación de peatones y vehículos.

La Intendencia debería analizar si solo va a retirar a los comerciantes que instalan sus puestos de venta por unas horas en las aceras, sin tener autorización, o también procederá de la misma forma con los que si bien tienen permiso, de todos modos perjudican el paso de los peatones, quienes en muchos casos deben bajar a la calzada para seguir circulando, con el riesgo de ser golpeados por un motorizado.

El caso del Correo es uno de los más patentes. En la acera están ubicados comerciantes que cuentan con autorización para vender, pero tienen tal cantidad de mercadería que los peatones deben andar con cuidado para no golpearse.

Esta situación ocurre también en otras calles del Casco Viejo, donde los comerciantes se han asentado con anaqueles, quioscos, carritos de hamburguesas y hot dogs, que no solo quitan espacios al peatón, sino que dejan basura.

Los comerciantes también han ocupado parte de la calzada, en algunas calles, lo que es aún más peligroso.

El comercio que ocupa aceras y calzadas de las calles céntricas no es novedad. Hay puestos que se han consolidado con los años, a pocos metros de la plaza principal 14 de Septiembre, y pensar en retirarlos parece poco probable.

Los planes para retirar a los comerciantes de las calles se han convertido en una especie de misión imposible, porque además del costo social que significaría “quitar” la fuente de empleo a miles de familias, este sector tiene un gran peso político en la designación de intendentes y su respaldo para un alcalde es importante.

Si la Intendencia no tiene la fuerza suficiente o argumentos para retirar a los comerciantes de las calles, entonces tendrá que ver una estrategia que permita ordenar a los vendedores, de modo que perjudiquen lo menos posible a los peatones. O se podría habilitar vías peatonales para que los vendedores ofrezcan sus productos. Pero, así como está, la ciudad no puede seguir.