Larga noche, indudablemente
30 de mayo de 2019 (20:35 h.)
El pasado sábado 18 tuve que hacer cola dos horas y media para poder ingresar a un espacio en la celebración la XIII Larga Noche de Museos.
No les contaré mi experiencia una vez dentro, pero revisemos juntos algo más referido a esta iniciativa.
Se desarrolla en el marco de los actos conmemorativos del Consejo Internacional de Museos, a propósito del Día Internacional de los Museos, y tiene lugar cada año alrededor del 18 de mayo. Es decir, celebramos la noche para recordar el día; nació, bajo ese nombre, en la ciudad de Berlín en 1997.
Los eventos culturales nocturnos vienen de una tradición europea en San Petersburgo y fue un alcalde en París quien extendió la celebración bajo el título de la Noche Blanca.
La Paz empezó a celebrarla en 2007 y este 2019 los lugares que estuvieron más concurridos y, consiguientemente que más colas tuvieron, fueron los templos abiertos de los masones, los salones de la Casa del Pueblo y los jardines de la embajada de los EEUU. Paradójico y materia de preocupación específica para otro escrito. En ningún caso se trataba de museo propiamente dicho y sus exposiciones no eran necesariamente convencionales.
Es destacable -por donde se vea- que los espacios culturales se abran y que diferentes tipos de instituciones propicien actividades relacionadas a la cultura. Más destacable es aún que las calles se llenen de actividades y que la gente salga de manera masiva a disfrutar esos espacios.
Pero aquí viene el pero. ¿Por qué la gente hace largas colas para entrar a lugares dónde puede entrar de manera tranquila y ordenada cualquier día del año? Los museos no se cierran, están abiertos y vacíos en muchos casos. Entiendo que eventos excepcionales o lugares que únicamente se organizan ese día generen filas y ese interés desmedido, pero lo otro no es racional.
Podría alguien argumentar que ese día la entrada es gratuita, pero honestamente pagamos muy poco o nada por conocer estos espacios. Probablemente, hay que dedicarle más tiempo a la promoción de los espacios culturales durante todo el año y de manera sostenida, así tendremos museos llenos todos los días. No es una crítica, es solo una reflexión, pensando que, sin duda, podemos hacerlo mejor.
No les contaré mi experiencia una vez dentro, pero revisemos juntos algo más referido a esta iniciativa.
Se desarrolla en el marco de los actos conmemorativos del Consejo Internacional de Museos, a propósito del Día Internacional de los Museos, y tiene lugar cada año alrededor del 18 de mayo. Es decir, celebramos la noche para recordar el día; nació, bajo ese nombre, en la ciudad de Berlín en 1997.
Los eventos culturales nocturnos vienen de una tradición europea en San Petersburgo y fue un alcalde en París quien extendió la celebración bajo el título de la Noche Blanca.
La Paz empezó a celebrarla en 2007 y este 2019 los lugares que estuvieron más concurridos y, consiguientemente que más colas tuvieron, fueron los templos abiertos de los masones, los salones de la Casa del Pueblo y los jardines de la embajada de los EEUU. Paradójico y materia de preocupación específica para otro escrito. En ningún caso se trataba de museo propiamente dicho y sus exposiciones no eran necesariamente convencionales.
Es destacable -por donde se vea- que los espacios culturales se abran y que diferentes tipos de instituciones propicien actividades relacionadas a la cultura. Más destacable es aún que las calles se llenen de actividades y que la gente salga de manera masiva a disfrutar esos espacios.
Pero aquí viene el pero. ¿Por qué la gente hace largas colas para entrar a lugares dónde puede entrar de manera tranquila y ordenada cualquier día del año? Los museos no se cierran, están abiertos y vacíos en muchos casos. Entiendo que eventos excepcionales o lugares que únicamente se organizan ese día generen filas y ese interés desmedido, pero lo otro no es racional.
Podría alguien argumentar que ese día la entrada es gratuita, pero honestamente pagamos muy poco o nada por conocer estos espacios. Probablemente, hay que dedicarle más tiempo a la promoción de los espacios culturales durante todo el año y de manera sostenida, así tendremos museos llenos todos los días. No es una crítica, es solo una reflexión, pensando que, sin duda, podemos hacerlo mejor.