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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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LA SILICONA PENSANTE

La decisión de ser mamá

La decisión de ser mamá
Definitivamente, los tiempos para las mujeres han cambiado, y mucho. Recuerdo con claridad cómo mi madre desde que cumplí 25 años me instaba a tomarme más enserio el enamoramiento, en el sentido de elegir una pareja con cualidades de compañero de vida y no solo un divertido muchacho popular. Para una mujer nacida en el año 1983 (millennial), la pretensión de mi mamá era anticuada y pasada de moda.
Con 25 años, un título profesional, un trabajo estable y la seguridad de poder comerme el mundo, las insinuaciones de asumir un matrimonio, simplemente no encajaban con mi proyecto personal. Ser una mujer libre y autónoma era el ideal de las mujeres, y estaba de moda.
Mi madre se casó a los 26 años y se independizó de inmediato con papá, solo ocho años después la pareja se convirtió en una familia de cinco. Mamá, a los 34 años, tenía ya tres hijos y estaba trabajando en su profesión. Haciendo números, yo andaba muy retrasada, pero ¿acaso los tiempos eran los mismos? Estaba segura que para mi época yo andaba en lo correcto.
Decenas de jóvenes ahora piensan igual que mi versión más joven, priorizan su desarrollo profesional, los viajes y los bienes materiales, antes que vivir en pareja , casarse o tener hijos

Aunque son tiempos de lucha por la igualdad de género, y algo hemos mejorado en ese sentido, las mujeres más jóvenes siguen asumiendo que la idea de ser madres será una tarea que asumirán solas. Los cambios en el cuerpo, después de un embarazo, y el hecho de que muchas empresas excluyen a mujeres casadas o en edad fértil de sus selecciones, han provocado que mujeres entre los 23 y 33 años no consideren la maternidad entre  sus prioridades.
Un estudio realizado en Estados Unidos demostró que los actuales jóvenes no tienen intenciones de asumir responsabilidades, su único interés es autocomplacerse a diario.
“Vive el hoy y ahora intensamente, la vida es hoy”. Este argumento ha calado hondo en la generación Z que viaja, disfruta y gasta como si no hubiera un mañana. Para ellos es imposible pensar en asumir responsabilidades, incluso muchos, pese a ser independientes económicamente, aún viven con sus padres, así evaden impuestos y gastos de servicios básicos.
Muchas cosas han cambiado y las nuevas tendencias han deshecho por completo el orden de prioridades, pero pese a tanta revolución hay algo que no cambia, y es el reloj biológico que tenemos las mujeres.
Las de hoy y las de antes, llevamos ese reloj biológico que nos invita, cerca de los 35 años, a pensar y decidir si vamos o no a ser madres. Aunque mucho ha avanzando la medicina, nada aún ha podido cambiar el reloj.
Conozco a muchas amigas a quienes el trabajo, los viajes, la maestría, el depa, el auto o el amor, las dejaron sin opción a decidir. Otras mujeres, en cambio, han decidido desde un inicio dejar de lado la opción llamada maternidad y me parece genial, porque han hecho respetar su libertad de elegir. Algunas otras féminas siguen indecisas, creyendo que se debe cumplir con esa mujer multirol, esa que dibujan las publicidades que es madre, esposa, amiga, hermana y profesional, mientras el reloj no se detiene.
Ser madre es una elección personal, libre, espontánea y que está íntimamente ligada a nuestros proyectos personales. Por eso hoy solo quiero que piensen en la maternidad como una decisión libre, pero lamentablemente con fecha, por eso no dejen la elección en la parte final de sus listas de vida.