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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Casas de presidentes

Casas de presidentes
En 1991 conocí la casa del expresidente mexicano Luis Echeverría y me sorprendió por su lujo mexicano: en un parque bastante grande, la casa era un derroche de artesonado típico, con vigas al descubierto, vajilla nacional y muebles de madera antigua, que por entonces solo se fabricaban allí. No me sorprendió que un expresidente viviera con esos lujos.

Conocí también la casa donde Paz Estenssoro vivió su vida en el retiro de la tercera Presidencia: medias aguas que rodeaban un patio cuadrado. Don Víctor solía ir a comer chorizos al viejo mercado tarijeño, siempre solo, y los chapacos lo saludaban como a una figura familiar.

Conocí asimismo El Picacho, cuando Jaime Paz hizo una transacción con Miguel Navajas y cambió su casa de Tarija por esa finca donde dicen que Honorio Méndez jugaba taba con el diablo. Hay que decir que El Picacho había sido arrendado por Navajas a la escuela de teatro y títeres que dirigía Edgar Darío González, pero él se había ido al exterior por una desgracia familiar. De modo que cuando se hizo la transacción, El Picacho parecía más bien un convento, con un comedor de diario que parecía un refectorio más que la residencia de un expresidente.

Pero Almagro, el Secretario General de la OEA, debió llevarse una sorpresa al conocer el pahuichi donde comenzó el actual Presidente boliviano: una construcción típica y humilde, con techo de palma y habitaciones en el segundo piso, probablemente porque allí llueve mucho o porque hay víboras, de modo que vivir en altitud es una costumbre regional. Una sorpresa al saber que el constructor de la Casa Grande del Pueblo, ese taypi que también servirá a la oposición cuando le toque, vivía antes en ese pahuichi. Llevarlo a su vivienda en la laguna Alalay o a Orinoca, quizás hubiera sido excesivo. No sé cómo vive Almagro, pero seguramente lo hace con más lujo.

Esta visita al pahuichi y al chaco ha impactado adentro y afuera más que un mítin político. Tanto la entrevista con candidatos de la oposición como el inicio de campaña del binomio Evo-Álvaro en el Aeropuerto Soberanía, de Chimoré, tuvieron también su impacto interno y externo. Pero afuera, quizá nada sorprendió más que la vivienda y el chaco nada menos que del Presidente boliviano.

El mitin de Chimoré y la entrevista de la oposición con Almagro son hechos electorales que influirán en la votación de octubre. Ya un candidato de la oposición ha dicho que el 21F se traslada a octubre. Al fin. Será el voto popular el que defina quién gobierna el país.