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  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
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El Gallo, el boxeador que salió de terapia y salta a las mayores

Miguel Escobar, que trabaja como soldador y estudia ingeniería electromecánica, debutará profesionalmente el próximo viernes. Hace dos años lo “desahuciaron deportivamente”.
El Gallo, el boxeador que salió de terapia y salta a las mayores


El Gallo quiere subirse al ring ya mismo. Aguardar los cinco días que faltan para la noche de su vida, para la que le dará un giro completo a su historia, lo inquieta sobremanera, pero no hay opción. Debe armarse de paciencia.

Mientras tanto, envuelve los extremos de la cuerda en sus manos. Salta por algunos minutos. Luego golpea su bolsa preferida, esa que apartó celosamente en el Gym Box San Rafael (espacio en el que entrena a diario), para comenzar así el trabajo de cardio que será esencial en su capacidad de resistencia cuando le toque enfrentar la hora de la verdad.

Miguel Escobar está a punto de lanzarse a las “ligas mayores” del boxeo. Cinco años de carrera dentro del ambiente amateur (alrededor de 40 combates) son el colchón sobre el que el cochabambino, de 25 años, puede reposar sus argumentos de trayectoria.

Se encuentra ante el reto más importante de su vida sobre el ring: su debut profesional. Sus ansias no son para menos.

El viernes 24 del mes en curso, el Gallo enfrentará al cruceño Milton el Demente Ramírez, en un combate estelar que será, precisamente, en el gimnasio donde se prepara el pugilista del valle.

Prohibido está regalar tan solo una pista de lo que podrá ofrecer en la pelea. Anhela que su propuesta sea inesperada.

“Quiero sorprender al público y a mi oponente. Que uno diga su arma no va”, se apresura Miguel, en medio de la breve pausa que se concede entre los ensayos y luego de haber recibido el visto bueno de su médico, quien le realizó un encefalograma.

Buscará, entonces, su primera victoria profesional en BoxRec (ingresar al listado de pugilistas con récord, avalado mundialmente) ante un adversario que cuenta ya con “cartelera” recordista, según relata el entrenador del Gallo y dueño del gimnasio, Rafael Quiroga.

Hace dos años, Escobar sufrió una severa neumonía que lo condujo, incluso, a terapia intensiva. Estuvo en coma durante dos días. En aquel entonces, los galenos lo habían “desahuciado deportivamente”. Le aseguraron que no podría volver a competir. La mejor respuesta del cochabambino, con la que calló la palabra autorizada de los médicos, fue un título nacional amateur al poco tiempo.

Miguel, que comenzó su carrera en el ring hace cinco años junto a Rafael, estudia Ingeniería Electromecánica. No toma muchas materias, pues también debe quedarle tiempo para realizar algunos trabajitos extras que le permitan mantenerse. Consigue empleos eventuales como soldador, electricista y tornero. No discrimina nada cuando de trabajar se trata.

Hasta el momento ha registrado, al menos, tres nocauts oficiales. “Es un gran muchacho”, dice su entrenador con respecto al atleta que se encuadra en los 61.2 kilogramos.