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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 13:26

EN EL ALTO

Mujer le paga a un sicario para que torturen y maten a esposo

La pareja estaba separada e iba a divorciarse. Magdalena consideraba que ella había aportado más a su casa y no quería dividirla con Antonio. Por ello optó por deshacerse de él.
Mujer le paga a un sicario para que torturen y maten a esposo


En la ciudad de El Alto, una mujer identificada como Magdalena V. fue aprehendida luego de que la Policía constatara que ella había contratado a un grupo de delincuentes que terminaron asesinando a su esposo, informó a ANF el director regional de la fuerza anticrimen, coronel Douglas Uzquiano.

El hecho de sangre se registró el 9 de mayo. Dos hombres ingresaron al departamento de Antonio S. C., de 58 años, y torturaron con choques eléctricos y golpes hasta matarlo. Luego se dieron a la fuga llevándose los equipos electrónicos de la casa y el vehículo de la víctima.

La Policía abrió una investigación y descubrió que el crimen había sido ordenado por la esposa del fallecido, quien vivía en otro departamento de la misma casa. Ambos se habían separado y la mujer planeaba divorciarse de Antonio.

Magdalena trabajaba como contadora y consideraba que ella había sido quien más había aportado para la construcción de la casa que tenían, pues su esposo era taxista y trabajaba ocasionalmente. Los hijos de la pareja prefirieron vivir en el departamento de su papá y ella se sintió rechazada.

La mujer conoció a Marco F., el principal autor del crimen, por una amiga suya que era la suegra del hombre. Magdalena le contó que había sufrido violencia física, psicológica y económica de parte de su esposo. Además, le pidió que haga un seguimiento a su cónyuge porque sospechaba que tenía otra pareja y esa prueba le serviría para divorciarse sin tener que dividir sus bienes con Antonio.

Según Uzquiano, la mujer ordenó que le den una golpiza a su marido “y tal vez quebrarle una pierna o brazo, o más”.

Para facilitar el ataque cambió la cerradura de la puerta de calle del domicilio y le entregó una llave a Marco. También le reveló al criminal que la familia tenía una forma especial de tocar la puerta, para que Antonio le abra la puerta del departamento sin despertar sospechas.

Marco consiguió la ayuda de Juan T., un camarada del cuartel, y Abraham G., un amigo de colegio. Esperaron que el hijo mayor salga del inmueble y dos de ellos entraron, mientras el tercero se quedó afuera para vigilar. Antonio estaba en la casa con su hija. Los criminales redujeron y ataron a padre e hija en diferentes habitaciones. La hija oyó cómo torturaban a su padre con toritos y lo golpeaban.

Cuando la joven pudo desatarse, Antonio ya no tenía signos vitales por una hemorragia interna. Gracias unos rastreos telefónicos, capturaron a Marco y hallaron lo robado en su casa. Se supo que Magdalena le pagó a él un monto después del crimen y este les entregó a sus cómplices 300 y 250 bolivianos. Todos fueron aprehendidos.

La hija de Antonio lloró y dijo que era su padre quien sufría la violencia de su madre y lamentó que lo haya asesinado "tan sádicamente".