“Gotas de vida” es el reciente libro escrito por Gonzalo Montero Lara, en el que reseña la vida de su padre, Hugo Montero Mur, revolucionario, sindicalista y funcionario público que fue parte de la revolución del 52 y todo el largo proceso social/político que dejó en el resto del siglo.

La obra será presentada hoy, a las 19:00 horas, en la Gobernación (plaza 14 de Septiembre, acera norte). Ramón Rocha Monroy realizará los comentarios.

Montero se hace del género de la semblanza, la biografía y el relato de memorias de su padre para contar el proceso histórico de nacionalización del 52, su derrocamiento por parte de las dictaduras militares y el regreso a la democracia. La primera parte del libro son apuntes biográficos; la segunda cuenta vivencias y anécdotas; y finalmente se cierra con anexos en forma de fotos, titulares y recortes de periódicos.

“Es una tarea difícil y escabrosa reseñar a un padre, sobre todo por las ligaciones afectivas, de admiración y respeto, pero se torna una obligación cuando se conoce la importancia de su figura y el aporte a la historia del país”, comentó Gonzalo Montero. Indicó que siempre fue un amigo más que un padre, que a pesar de no pasar mucho tiempo juntos por sus labores públicas. “Los momentos de encuentro eran festivos”.



HUGO MONTERO MUR Nacido en Potosí, pero afincado en Cochabamba desde los siete años, Hugo Montero Mur participó en la revolución de 1952 formando parte de las estructuras organizativas de los sectores obreros, que se mantenían en condiciones deplorables después de la Guerra del Chaco (1932-1935). Fue asignado como delegado titular para participar del Primer Congreso de la Central Obrera Boliviana, celebrado el mismo año.

Fue diputado por Cochabamba en el primer Gobierno de Víctor Paz Estenssoro (1952-1956). Durante su gestión, abrió relaciones con otros países socialistas, durante el auge del movimiento, como Yugoslavia, China y Bulgaria. Durante la dictadura de René Barrientos (1966-1969), tuvo que vivir cinco años en la clandestinidad, teniendo que refugiarse en los puntos más remotos de la ciudad, llegando a ser 15 veces detenido.

Retornó como funcionario público en el segundo Gobierno de Hernán Siles Zuazo (1982-195), cuando fue designado como Alcalde de Cochabamba, momento en el que “las municipalidades estaban en bancarrota”. Gonzalo Montero contó que, a pesar de esa crisis, “pudo realizar trabajos importantes, como la fundación de Comteco, junto al sindicato de teléfonos automáticos; administró la Feria Internacional, pavimentó las avenidas 9 de Abril y Simón López y entregó comodatos a los equipos deportivos Aurora y Wilsterman.

Terminó su carrera pública como Ministro de Industria y Comercio en el cuarto Gobierno de Paz Estenssoro (1985-1989).