Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Frases célebres

Frases célebres
La celebridad solo alcanza a las personas, nunca a las cosas. Empero, para mal de nuestros pesares, no todas las personas pueden presumir de ser célebres, y menos que sus frases, pronunciadas en un pasado remoto, se perpetúen al futuro.
Para ser célebre habrá que destacarse en ciencias y artes y, por supuesto, decir algo notorio. Convengamos que un arte propicio que posibilite tales premisas es la política, actividad que con suma propiedad se denominó, desde la Grecia antigua, como arte de lo posible. La notoriedad, como atributo personal, enaltece y hace famoso al sujeto, en algunos casos y, en consecuencia, lo que expresa alcanza niveles de interés público, de resonancia, y pasa a la historia con el rótulo de: frases célebres. Estas  alcanzan, unas veces, la categoría de ilustres, pero, otras, más bien son demostración de tragedia y más corrientemente de comedia y farsa, sin sentido moral ni instructivo.
En nuestro medio han cobrado cierta importancia aquellos dichos de un célebre Presidente, que sobre las ancas de su caballo llamado nada menos que Holofernes, similar al de Nabucodonosor II, gobernó tristemente Bolivia durante siete años. No  fue el único, muchos más que ocuparon el Palacio Quemado tuvieron locuciones que causaron hilaridad y, la más de las veces, pavor.     
En los tiempos en que vivimos, en los que se gobierna desde una construcción de 120 metros de altura, se sustituyó corcel blanco y brioso por helicópteros de última generación, no están ausentes expresiones similares. Al contrario, estas se multiplicaron exponencialmente. Apenas iniciada la actual gestión gubernamental, el titular del Ejecutivo sostuvo: Ministro que fuera interpelado no sería sustituido, en cambio al que no era intimado a rendir cuentas, si lo sería en forma inmediata. El Presidente ha ceñido sus actos rigurosamente a tal decisión. Es así que, actualmente, no obstante que existe abrumadoras razones para el reemplazo de su ministro de Gobierno, sostiene firmemente: "No está en debate la situación de Carlos Romero"

El Mandatario, cuando se trata de encontrar algún indicio contra un opositor, ya sea gráfica o de otra índole, no dubita en señalar la plena responsabilidad del individuo y calificarlo como convicto y confeso- confuso dijo en alguna oportunidad-, no importando la ausencia de otras pruebas que aseguren su culpabilidad.
Hoy que saltan multiplicidad de evidencias y constataciones en imágenes y audios sobre hechos delictivos que muestran la participación de funcionarios del Estado en actos delictivos, afirma que una fotografía no es suficiente para comprometer a alguien en tales hechos. Las expresiones anteriores están registradas en la prensa el día 9 de los corrientes, y no es la única. Resalta la referida al Carlos Mesa: “Tanto habla de transparencia, tiene que ser transparente para transparentar esos depósitos de 30 mil dólares, yo diría, la familia de Carlos Mesa ya es un evasor confeso, su abogado Alarcón dijo: ‘la familia, los hijos del padre van a pagar si es posible impuestos (si no se pagaron)’, reconocen que no ha pagado  impuestos”.
Prolijidad y exuberancia de frases para un solo día y para un caso que inicialmente, y con despliegue inaudito el Gobierno vinculó con el de Odebrecht , luego con el tráfico de cocaína y ahora con una planilla de impuestos prediales.