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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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El acoso escolar no es un juego de niños

El acoso escolar no es un juego de niños
Nicolás, de cinco años, se resistía a volver al jardín de infantes al que asistía, debido a que un niño le molestaba todos los días. Le empujaba en clases y hacía caer sus cuadernos. Los padres de este infante tuvieron que hablar con la maestra para solucionar el impasse.

Así como Nicolás, cientos de niños sufren cada día acoso escolar por parte de sus compañeros y, muchas veces, agresiones de sus maestros, con el argumento de que son traviesos y se portan mal. La violencia ejercida contra los infantes no es un problema menor, por lo tanto, se requiere el concurso de la sociedad en su conjunto.

En ese sentido, el pasado jueves, el presidente Evo Morales reafirmó que se debe trabajar para terminar con la violencia en los centros escolares y recordó que el sistema educativo debe garantizar un ambiente adecuado para el desarrollo y bienestar físico, mental y emocional de los estudiantes, según ABI.

El Mandatario hizo esta declaración al recordarse el Día Mundial Contra el Acoso Escolar, el 2 de mayo.

Un primer paso para evitar el acoso escolar será educar a los hijos, desde su primera infancia, en un ámbito de respeto hacia los demás, porque lo más probable es que el niño que vive en un entorno violento será agresivo con sus compañeros en la escuela, reproduciendo una conducta que para él será normal.

Asimismo, los profesores tienen una tarea importante: fortalecer los valores que los niños aprenden en sus hogares, es decir, el respeto y la tolerancia hacia sus compañeros, inculcando el eslogan que dice: “Trata como quieres ser tratado”.

Para erradicar la violencia de las escuelas se debe trabajar arduamente, toda vez que, de alguna forma, el acoso escolar se ha “naturalizado” e incluso algunos padres lo asumen como parte de un entrenamiento para enfrentar los momentos difíciles en la vida.

Un dato publicado por la ONG Plan Bolivia da cuenta de que al menos seis de cada 10 estudiantes sufren violencia escolar, tanto por parte de sus compañeros como de los mismos profesores.

Este dato preocupa, y seguramente por eso el Gobierno puso en vigencia el Decreto Supremo 1302 de Erradicación de la Violencia en las Escuelas, en agosto de 2012, con el objetivo de poner fin al abuso, maltrato, acoso sexual y casos de violación contra niños y jóvenes estudiantes.

Las constantes agresiones que sufre un niño o adolescente en su unidad educativa puede provocarle secuelas psicológicas, convertir a una persona extrovertida y participativa en una retraída. Incide también en la baja de sus calificaciones y, en casos más extremos, en aislamiento de sus compañeros.

El acoso escolar no se puede tomar a la ligera, sino, al contrario, como un tema de prioridad en la agenda de las autoridades educativas y padres.

En este tema, los profesionales psicólogos que trabajan en las unidades educativas tienen la tarea de identificar posibles casos de acoso escolar y utilizar todas las herramientas para reflexionar a quienes agreden a sus compañeros.

En otros países, el acoso escolar ha derivado en el suicidio de adolescentes que son agredidos sistemáticamente por uno o varios compañeros. En Bolivia no debemos esperar que suceda una tragedia similar, lo mejor será prevenir con educación e inculcando valores positivos a los niños.