Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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2019: Entre aromas de café y política

2019: Entre aromas de café y política
Sentencia: “Hagamos política en un café, pero no nos convirtamos en políticos de café”. En las mesas de café aprendes que “cada uno sabe una parte de la torta, pero nunca tiene toda la torta”. En las charlas, el repaso a la historia es inevitable: “Antes te perseguían los tiras (policías), hoy te persiguen los fiscales; la represión simplemente ha pasado del gánster  a los aboganster”. En los años sesenta y setenta “éramos acusados de ser comunistas y guerrilleros, hoy nos acusan de pillos y ladrones”. Cuando caíamos en manos de la represión “éramos presos políticos, hoy  somos ladrones; antes, en la cárcel, estábamos, por un lado, los presos políticos y, por otro, los comunes; hoy nos meten en la misma bolsa de los ladrones y criminales”. Cuando salíamos al exilio “en los países que nos cobijaban nos recibían como héroes, hoy nos reciben como fugados y con un tufillo de corruptos”.

Los diálogos sobre la coyuntura se llevan la flor: “El general Delgado se fregó porque se metió a hurgar en el grueso agujero negro del narcotráfico”. Ante el incendio de Notre Dame “es impresionante que, viviendo la meca de la modernidad y nuestro declarado desprecio por el pasado, nos conmueva hasta el llanto la quemazón de lo anticuado”. La política nacional tiene los aromas y calores de los cafés y tés. Estos “13 años son de involución, en la que una rosca vuelve a adueñarse de todo”. Lo que vamos a vivir este octubre “puede que no sea una elección, sino una aniquilación…de la oposición”. Según los comensales del negro tinto “estamos pensando en una elección y de lo que se trata es de cómo les quitamos el poder y, lo grave, es que la oposición no huele a poder. El que no huele a poder, pierde cualquier elección”.

“Hasta antes de las primarias, nos unía una causa: el 21F y el Bolivia dijo No. Después de las primarias, cada uno apareció con su causa y su idea de poder particular. El Gobierno buscaba pulverizar la unidad y los opositores se la hicieron fácil; prefirieron hundirse antes que unirse”. En este contexto, “nuestro problema no es el Evo ni el MAS; somos nosotros mismos, nuestra mezquindad y falta de comprensión de la actual coyuntura”. En este momento, “el enemigo de Mesa es el mismo Mesa”. En política, “el mensajero es el mensaje; el programa es el mensajero y Mesa porta un mensaje que no huele a poder” porque “se mueve entre el fracaso del orador y las promesas del escritor”.