Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 22:56

La vida vence a la muerte

La vida vence a la muerte
En la tradición cristiana, el mensaje central de Semana Santa es éste: la vida de los vulnerables, de las víctimas, de los indefensos, vence a la muerte. La muerte que trae consigo el poder del imperio, aliado al poder religioso y económico. Conviene recordar esto cuando observamos la amenaza de los proyectos de muerte en Bolivia y en América Latina.

La construcción de mega hidroeléctricas, la ampliación de la frontera agrícola para el cultivo de biocombustibles, la introducción de transgénicos, la exploración de hidrocarburos en parques nacionales y áreas protegidas, la minería ilegal, la explotación de litio… son proyectos de muerte impulsados por los poderes políticos y económicos. Detrás está la voracidad de las transnacionales y de los nuevos imperios. Curiosamente, ninguno de estos temas es parte de la agenda electoral. Ni oficialistas ni opositores van a cuestionar estas acciones letales. Si hay algo que une a la izquierda y a la derecha es su devoción por el capitalismo más salvaje y depredador. Su recompensa: las 30 monedas de plata que, en forma de regalías, impuestos directos a los hidrocarburos y actos de corrupción, llegarán a sus bolsillos.

Frente a la muerte están las luchas de los y las más vulnerables. Las comunidades indígenas y campesinas que resisten. Que plantan cara al verdadero imperio. Que buscan alternativas para conservar sus territorios y sus medios de vida. La batalla no puede ser más desigual e injusta. De un lado, del lado del imperio y de la muerte están todos los recursos: la ley, el dinero, la fuerza policial, el culto a la “industrialización” y al “progreso”: los nuevos ídolos de hoy. Del lado de los indígenas y campesinos sólo está su dignidad y coraje. Como la de aquel carpintero de Nazaret que se atrevió a cuestionar a los poderes de su tiempo.

Y, sin embargo, el mensaje de Semana Santa está vigente hoy más que nunca. A pesar de los pronósticos que hacen pensar que el imperio logrará acabar con la vida, la esperanza vuelve a renacer. Al final, la vida vencerá sobre la muerte. En el mediano plazo, las comunidades indígenas y campesinas que hoy resisten, lograrán consolidar un nuevo movimiento social capaz de construir -esta vez sí- un Estado poscolonial para vivir bien.