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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Chile, el diálogo y el mar

Chile, el diálogo y el mar
Si no hay diálogo entre dos países, y más si son vecinos, es poco probable que se avance en temas de desarrollo e integración que involucren a ambas naciones. Bolivia y Chile suspendieron sus relaciones diplomáticas en 1978, con el retiro de sus embajadas, por lo que cualquier intento de acercamiento se hace cuesta arriba, más aún después del juicio que enfrentaron en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.

Los gobiernos de Bolivia y Chile aseguran, en declaraciones a los medios de comunicación, que están abiertos al diálogo sincero, pero este último país pone condiciones para iniciar cualquier tipo de conversación.

Un tema pendiente entre estos dos países, y que los ha mantenido distanciados desde la Guerra del Pacífico, es la demanda de Bolivia de recuperar el acceso soberano al océano Pacífico, que le fue arrebatado tras la invasión de 1879.

El pasado martes 9 de abril, la Cámara de Diputados de Chile aprobó con 65 votos a favor, 24 en contra y 31 abstenciones una resolución en la que le solicitan al presidente Sebastián Piñera reanudar el diálogo con Bolivia, restablecer las relaciones diplomáticas entre ambos países y restituir su Embajada en La Paz.

Los legisladores chilenos que impulsaron esta iniciativa argumentaron que “no es posible avanzar en la solución de los problemas políticos con esta nación (Bolivia), si no se restablece el diálogo internacional, de modo de dar inicio a un nuevo periodo bilateral”.

El Gobierno boliviano, mediante el ministro de Justicia, Héctor Arce, calificó de “saludable” la determinación de los diputados chilenos y afirmó que de esa forma se estaría cumpliendo lo que estableció el fallo de la CIJ.

El canciller de Bolivia, Diego Pary, afirmó que el país estará siempre abierto a reanudar el diálogo con Chile, lo más antes posible.

La predisposición expresada por los diputados chilenos es una buena señal para Bolivia, porque, efectivamente, no se podrá alcanzar ningún acuerdo o avance entre estos dos países vecinos, si antes no se restablecen el diálogo y las relaciones bilaterales, base fundamental para cualquier entendimiento.

Bolivia, en su política de buena vecindad, quiere dialogar no solo con Chile, sino también con los otros países, para solucionar los asuntos pendientes y avanzar en temas de desarrollo económico y lucha contra la delincuencia, el contrabando y el narcotráfico.

El Gobierno chileno debe entender que la reanudación del diálogo con Bolivia le favorecerá también, especialmente en el aspecto económico, toda vez que el comercio entre estos dos países permitirá llevar trabajo y sacar de la pobreza a miles de familias que viven en el norte de la nación trasandina.

El objetivo de Bolivia, además de mantener una buena relación con Chile, es recuperar el acceso soberano al Pacífico, cualidad que le acompañó desde su fundación, y mucho antes, según los libros de historia.

Uno de los obstáculos que ha impedido un diálogo abierto entre estos dos países es la legítima demanda marítima de Bolivia, que pide lo que en justicia le corresponde, tener un litoral para exportar sus productos con mayores ventajas.

El Gobierno chileno debe tomar conciencia de que no es posible vivir sin diálogo, porque, de seguir así, los dos países perderán la oportunidad de lograr un mayor desarrollo económico.