María Teresa tiene 37 años, es venezolana, y desde hace siete meses sale a las calles céntricas de Cochabamba para vender arepas a los transeúntes que a las cinco de la tarde caminan por las avenidas Heroínas y Ayacucho. Ingresó al país en marzo de 2018, y afirma que, aunque no gana mucho, está mejor que en su país.

Ella, al igual que la mayor parte de sus compatriotas, dejó su terruño porque la situación económica estaba “asfixiando” a su familia, a tal extremo que sus hijos pasaban algunos días sin probar bocado.

Los venezolanos que llegaron y siguen arribando a Cochabamba desde hace varios meses, no solo se establecen en el Casco Viejo de la ciudad, sino también en los barrios.

Algunos han conseguido vivienda y trabajo en los talleres de mecánica y carpintería, o barracas, de la zona del Seminario, afirma Pedro, quien llegó hace seis meses a Cochabamba y, según él, se encontró con almas caritativas.

Los venezolanos, un porcentaje menor, también trabajan en la construcción o como ayudantes en empresas de transporte.

Empleos similares realizan los venezolanos en la ciudad de La Paz, donde, según el periódico Página Siete, trabajan como albañiles y en el lavado de parabrisas de los vehículos en las calles, mientras que las mujeres se dedican a la venta de alimentos.

Yerson (foto) demuestra ser un padre comprometido, porque acude cada día a su fuente de trabajo, con su hija sobre los hombros, llevando una mesa en la espalda y bolsas en ambas manos.

Yerson lleva alimentos para vender y ganar el sustento diario. Afirma que está todos los días cerca de la plaza principal 14 de Septiembre, donde se observa a más de una familia venezolana, comercializando arepas y otros productos.

Asimismo, en las últimas semanas se puede observar a jóvenes y mujeres pidiendo caridad, unas cuantas monedas para su alojamiento.

Vario venezolanos entrevistados afirmaron que solo están de paso y que en los próximos días se encaminarán hacia paraguay.

1 Oportunidad

Los y las venezolanas expulsadas de su terruño buscan en Bolivia y en otras naciones vecinas una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida y, en algún momento, retornar a su patria.