Opinión Bolivia

  • Diario Digital | lunes, 18 de marzo de 2024
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DE FRENTE

Muertes que no importan

Muertes que no importan
Como nunca antes había ocurrido en el país, los accidentes de tránsito con resultados fatales suman y crecen en las carreteras principales y secundarias. Las muertes se cuentan por decenas. Solo en lo que va del año la cifra está cerca de 60 víctimas mortales entre mujeres y hombres de todas las edades y diversa condición social, provocando verdaderos dramas de familias destrozadas; en muchos casos, huérfanos/as de corta edad, heridos que, en el mejor de los casos, reciben un monto del seguro que siempre es insuficiente para su total recuperación.

Las explicaciones sobre las causas de semejantes tragedias son siempre las mismas: mal estado de las carreteras, impericia, cansancio, ebriedad del conductor o fallas mecánicas, todas prevenibles con una política vial adecuada, clara y con recursos suficientes para su ejecución.

Es cierto que la calidad y el estado de nuestras carreteras son lamentables, la Administradora Boliviana de Carreteras, convertida en botín político, con personal poco calificado, gasta ingente cantidad de recursos, pero nada mejora, al contrario, va a peor. De igual manera, la Policía Boliviana a través de la Dirección de Tránsito no da muestras de interés por promover una mayor cualificación de su personal; las designaciones, por lo que se comenta, recaen en quien puede garantizar a sus superiores un ingreso fijo extra salario y no aquellos que se hallan debidamente calificados para ejercer tareas de control eficaces.

Por su parte, propietarios de vehículos y la dirigencia del transporte, en lugar de correr detrás de los que ejercen el poder ofertando su apoyo en busca de prebendas para beneficio personal, debían preocuparse, los primeros del mantenimiento de sus vehículos en buenas condiciones, sometiéndolos a revisión sistemática; realizando un seguimiento riguroso a sus choferes, pagándoles un salario digno y respetando las horas de trabajo recomendadas para esta actividad y, los segundos, de actualizar a sus afiliados en reglas y normas de tránsito, higiene y buen trato a los/as usuarios/as y, sobre todo, responsabilidad, de ser necesario, buscando el apoyo de organismos internacionales especializados en vialidad para recibir información de gran valor que dé credibilidad y confianza a la licencia de conductor que portan.

Las cifras crecientes de muertes en accidentes de tránsito no son de preocupación de los poderes formales ni fanáticos y, al parecer, tampoco de la sociedad que aguanta indiferente.