Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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COLECTIVO TELARTES

La morenada y los Cocanis

La morenada y los Cocanis
En estos 95 años de presencia oficial de la Morenada de los Cocanis en el espacio festivo de Oruro, la configuración cultural de la ciudad y del país se ha ido modificando poco a poco a ritmo de morenada. Actualmente, calles, avenidas y grandes espacios de espectáculo en Bolivia, y más allá de ella, contienen la insurgencia festiva interpeladora que los Morenos Cocanis instalaron en nuestra memoria histórica y que no muchos la conocen a cabalidad.

Se trata de un recorrido histórico al son de matracas que, de ser marginado, discriminado y negado —pero también instrumentalizado— de pronto, al iniciar la década de los noventa del siglo XX, irrumpió en el espacio festivo con el grito de reivindicación de la identidad Cocani. Las contradicciones de un proyecto político colonial global y estatal se estaban poniendo en evidencia de un modo muy particular en la ciudad de Oruro. Mientras en el continente se articulaba un discurso de reivindicación de los indígenas en relación a los 500 años de Conquista, en Oruro los Cocanis posicionaban dignamente su identidad y su milenaria relación ritual con la hoja de coca e interpelaban políticas de Estado que optaban por su erradicación. En aquellos años, a nivel nacional, se realizaban gestiones para la eliminación forzada de la hoja de coca como parte de la política de erradicación desde los EE. UU., monitoreada desde la Embajada del mismo país y controlada por la DEA en Bolivia. A nivel local, en Oruro, los Cocanis la reivindicaban como símbolo de una identidad que, en apronte, gritaba la descolonización. Así, la idea de “hoja sagrada” y su “horizonte de sentido” empezaron a hacerse evidentes en diferentes estratos de la población de Oruro y de Bolivia. De la mano de los Cocanis, en las calles, al son de varias canciones compuestas por José “Jach’a” Flores, la población masivamente se identificaba con la lucha de aquellos. El eco más sonoro de aquella época se cantaba a coro: “Coca no es cocaína, coca no es cocaína. ¡Coca es la hoja sagrada!” Actualmente, en muchos lugares en los que las matracas marcan el ritmo marcial de la Morenada, este acontecimiento se ha borrado de las memorias de las nuevas generaciones de participantes. Por eso quiero aprovechar la oportunidad para agradecer a los Cocanis por su empuje, su dignidad y aquella lucha de reivindicación cultural que iniciaron y sostuvieron a fines del siglo pasado. Además, quiero remarcar la importancia de su recuerdo y su difusión, porque la Morenada es danza, es fe, es fiesta, pero también es dignidad e identidad. ¡Jallalla Cocanis!