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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Cárceles, un polvorín

Responsabilidad. Causa desazón escuchar noticias de violaciones, toda vez que los policías deben dar seguridad a quienes se encuentran privados de libertad.<BR>
Cárceles, un polvorín
Indignante. Una ciudadana brasileña habría sido violada en una carceleta de Rurrenabaque y otras dos mujeres en la de Reyes, todas en el departamento de Beni. Los acusados son policías encargados de brindar seguridad en estos recintos.

Causa desazón escuchar este tipo de noticias, toda vez que los policías son los encargados de dar seguridad a quienes, por algún motivo, se encuentran privados de libertad, la mayor parte, como sabemos, de manera preventiva, en espera de un juicio o que el tribunal que lo procesa dictamine su sentencia.

Cuando se produce este tipo de casos, la Justicia debería actuar con celeridad e imponer sanciones drásticas contra los responsables, porque, además del delito que de por sí es deplorable, estos policías aprovechan su cargo y su autoridad para someter a quien está bajo su cuidado.

En los últimos cinco años se han conocido varios casos de violaciones en los que están involucrados miembros de la institución verde olivo, algunos en los penales y otros en la calle, cuando los uniformados encuentran a sus víctimas solas.

En Cochabamba, por ejemplo, una joven madre fue abusada sexualmente al interior de una patrulla, en presencia de su hijo. En otro caso, una universitaria que regresaba a su hogar fue violada por un expolicía, quien la tuvo secuestrada por varias horas.

Otro caso que causó estupor en Cochabamba, el 21 de julio de 2014, fue la violación de una joven con discapacidad, en instalaciones de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales, delito en el que se acusó a seis policías de esa unidad.

Los miembros de la institución del orden no solo deberían ser los encargados de proteger a los habitantes del país, aunque estos se encuentren detenidos preventivamente, sino que, además, deberían ser un ejemplo en la sociedad, es decir, mantener una conducta impecable en su cotidiano vivir.

No está demás aclarar que el comportamiento delincuencial de algunos policías no es una conducta generalizada en la institución, pero que se debería cortar de raíz, para que la población vuelva a confiar en los hombres de verde.

Pero, además de estas acusaciones contra algunos policías que cometen el delito de violación, otro tema que preocupa sobremanera a las autoridades y a la población en general es el hacinamiento en los penales.

No es un dato nuevo repetir que los penales están atestados de presos, y que cada quien debe buscarse la vida, es decir, dormir donde pueda, comer lo que consigue gracias a la caridad de algún buen samaritano.

Un nuevo informe de Régimen Penitenciario revela que el hacinamiento en las cárceles del país alcanza a 330 por ciento . “Es una vergüenza para la Justicia boliviana”, advirtió el presidente de la Cámara de Diputados, Víctor Borda, durante la presentación del informe en la ciudad de La Paz.

Las cárceles del país tienen una capacidad para albergar a 5.805 reclusos, pero el dato que maneja Régimen Penitenciario es que actualmente viven 19.161 personas.

De todos los detenidos, el 68 por ciento es preventivo, vale decir que está en espera de su condena o encarcelado tan solo por indicios, señaló Borda.

Para mejorar la situación de los penales, se deberá, en primer lugar, acabar con el hacinamiento, mejorar las infraestructuras e implementar políticas de reinserción, de modo que quienes cumplan una sentencia condenatoria, salgan a la sociedad con el objetivo de redimirse, y qué mejor si se han especializado en un oficio.